Ser cubana me limita

Irina Echarry

Caminando por la Habana Vieja no me siento tan libre como quisiera. Es mi ciudad, mi país, sin  embargo no puedo hacer cosas sencillas.

No puedo entrar (aunque soy escritora) en el Instituto del Libro, ubicado en el Palacio del Segundo Cabo, sin dejar una identificación en la puerta y recoger un permiso. Sin embargo, si fuera extranjera, tendría libre acceso no solo a caminar sin que nadie me pregunte a dónde voy, sino a sacar fotos de la bella casa que acoge al Instituto.

Como soy cubana, los paisanos y paisanas que escogieron ganarse el pan ofreciéndose en las calles (ya sea tirando cartas, mostrando habilidades de sus mascotas o, simplente, posando con un tabaco en la boca y una flor roja en el pelo), no me permiten tirarles fotos.

Algunas se tapan el rostro con un abanico, otros discuten y me dicen que no puedo sacar fotos si no les pago. Ese fue el caso del señor que obliga a tres perritos salchichas a sentarse o pararse (según su antojo) disfrazados de humanos.

El sábado viví otro episodio similar. Recorría el interior de una Casa Museo, junto a una delegación de franceses. Yo había llegado antes y enseguida me advirtieron que no podía sacar fotos. Guardé la cámara y me dispuse a obedecer.

Cuando iba de retirada veo que los extranjeros, cámara en mano, registraban todo lo que se les ocurría y nadie les llamaba la atención. Entonces me dije, será que en la otra sala donde me dijeron que no, hay objetos que no deben ser fotografiados, parece que aquí no hay problemas y saqué la cámarita.

Apenas me dio tiempo a encenderla, una veladora se acercó rápidamente a regañarme (de buena forma). Cuando replico: todos están tirando fotos, ¿por qué no puedo?  La compañera amablemente dice: sí, pero ellos pagaron un baro… O sea, pagaron dinero.

La casa museo promueve la cultura de mi país, los que se paran en las calles son cubanos como yo, el Instituto del Libro debe ser la casa de los escritores cubanos. ¿Qué pasa? ¿Por qué no entiendo bien? ¿Ser cubana me limita? ¿Quién puede explicarme?

Irina Echarry

Irina Echarry: Me gusta leer, ir al cine y estar con mis amigos. Muchas de las personas que amo han muerto o ya no están en Cuba. Desde aquí me esforzaré en transmitir mis pensamientos, ideas o preocupaciones para que me conozcan. Pudiera decir la edad, a veces sí es necesario para comprender ciertas cosas. Tengo más de treinta y cinco, creo que con eso basta. Aún no tengo hijos ni sobrinos, aunque hay días en que me transformo en una niña sin edad para ver la vida desde otro ángulo. Me ayuda a romper la monotonía y a sobrevivir en este mundo extraño.

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One thought on “Ser cubana me limita

  • Iri, creo q nadie te va a explicar, como tampoco me explican a mi o a los miles de cubanos de a pie. Creo que en la Havana Vieja hay demasiada gente haciendo lo posible para sacar dinero a todo el que huela a turista o a cubano con dinero suficiente en el bolsillo. La casta de los que trabajan en el comercio ya no siente la necesidad de ser amable, porque estamos obligados a comprarles lo que tengan, no hay muchas opciones. Y del asunto de las prohibiciones de fotos, ni hablar, mejor no toco ese tema por ahora, cualquiera en la Habana se siente con derecho a impedir que hagas una foto,sobre todo si pareces cubana. Hemos avanzado mucho en ese asunto de autodescriminarnos, o creernos con más poder que nadie. Hemos encontrado personas muy amables en museos, pero abundan quienes, amparados por esa extraña situación creada en los 90: que no hay Ley escrita que nos prohiba entrar o hacer determinadas cosas, pero Sabemos que no podemos hacerlas, se aprovechan para su beneficio.

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