Reflexiones en apagón

Por Fabiana del Valle

HAVANA TIMES – Dariel pasó el fin de semana en casa de los padres de su esposa. Esa noche comieron juntos en el cuarto viendo un reality show. Habían escogido algo ligero para  entretenerse y no pensar en el apagón programado para las 12:00 am. Todo parecía indicar que esa sería una noche como cualquier otra; paz mientras las luces no se extinguen.

Horas después quedó hundido en la oscuridad. Brotó el calor infame, mosquitos y jejenes se alimentaban de su sueño. Intentó dormir, pero su cerebro no podía concentrarse.

Observaba el círculo luminoso de la lámpara dibujado en el techo y comenzó a darle vueltas al futuro, a esos últimos sucesos que llevan al cubano hacia más dolor, agonía y miseria.

En silencio dedicó al presidente y seguidores todos los vocablos ofensivos de su vocabulario, a esos que dejaron saber en la Mesa Redonda lo que se avecina a partir del mes de octubre.

No se sabe cuánto tiempo más se extenderá esta nueva etapa de sacrificios, para “los de a pie”, los que viven de un salario o del “invento”, sin embargo, da igual, al final del día el dinero es insuficiente.

Más allá de las palabras rebuscadas es fácil leer entre líneas, seguimos “jodidos” y se va a poner peor. Según ellos debemos resistir, ser creativos ante esta “contingencia”. Ya, no pienses más, intenta dormir, tú no vas a arreglar los problemas del país esta noche”.

Cerró los ojos clamando en vano por Morfeo y todos los dioses presentes o pasados. Esa madrugada mientras su cuerpo agonizaba entre sudor y picaduras su mente viajaba hasta los hogares de estos mandatarios.

¿Cómo duermen y comen? Quería saber si alguna vez ellos o sus hijos experimentaron, aunque sea media hora de apagón, los mosquitos o el hambre enferma que padece la mayor parte del país.

¿Conocen sus mujeres lo que es pararse frente al fogón con los calderos vacíos mientras el niño llora entre sus piernas? ¿Han sido de esos padres obligados a mantener un hogar con cualquier tipo de trabajo, personas de títulos engavetados porque no tiene sentido trabajar para el Estado con esos salarios míseros?

“Pues si en algún momento vivieron algo así lo han olvidado, sabemos que viven como reyes”, se dijo mientras frotaba una roncha que surcaba su espalda. 

Lo peor es que más allá de sus lujos y derroches ignoran el dolor del pueblo, justifican con el bloqueo la pésima administración de la economía, el cúmulo de malas decisiones tomadas a lo largo de sesenta y cuatro años. ¡Mira que las noches de desvelo traen pensamientos inútiles!”.

Dariel intentaba conciliar el sueño, pero su cerebro caprichoso lo llevó a pensar en los sentimientos. Sentía curiosidad, necesitaba saber si esas personas profesaban algún tipo de remordimiento por tanto mal causado, cargo de conciencia por los sacrificios que para sobrevivir hace el pueblo. Si el presidente guarda algún tipo de arrepentimiento por sus actos, por ser una marioneta, una fachada.

Le dolía todo el cuerpo cubierto de arañazos, pegajoso de sudor luego de haber luchado toda la madrugada con tantas preguntas, calor, mosquitos y perros ladrando a la oscuridad.

Así estaba cuando por fin a las 4:30 am se encendió el ventilador, entonces pudo refrescar un poco. Solo que un nuevo pensamiento le alertó:

“Oye, no te duermas, tienes que levantarte a las cinco para regresar a tu casa, si no sales temprano te embarcas en la autopista. Hombre, no te puedes rendir, inicia otro día más de carrera por la supervivencia”.

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Fabiana del Valle

Fui una niña que soñaba con colores y letras capaces de lograr las novelas más leídas o esos poemas que conquistan a corazones rebeldes. Hoy cerca de los cuarenta, con los pies firmes en esta isla, dejo que el pincel y las palabras sean eco de mi voz. Esa que llevo apretada, prisionera de las circunstancias y mis miedos.

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