Los memes y la Revolución

Por Fabiana del Valle

HAVANA TIMES – La risa es un mecanismo de reflexión. No se trata de que el cubano ría de sus desgracias. Ríe de lo comprendido, pero también del absurdo, ríe y en esa carcajada experimenta libertad. A través del chiste reúne brío para expresar lo que posiblemente de forma seria nunca diría.

La naturaleza ridícula de esta isla hace del humor uno de nuestros escudos. Es la forma fácil encontrada por el cubano para desahogar y exponer la situación actual, lo mal hecho, el tormento ante las adversidades, la desesperanza y las angustias cotidianas.

Hace años, cuando no existía acceso a internet, era en los espectáculos humorísticos donde mejor se podía medir la temperatura de la realidad cubana. En los shows de cabaret, programas de televisión o en salas de teatro se lograba burlar la censura mejor que en otras expresiones artísticas. Con la llegada de la cibercultura han cambiado los métodos, pero el resultado sigue siendo el mismo.

En Cuba, el monopolio de los medios de comunicación, así como el llamado a la soberanía nacional, mantienen una atmósfera donde las personas se han visto obligadas a no emitir juicios de exposición más radicales de lo necesario.

En este sentido, los memes, etiquetas y posts, pueden considerarse vehículos utilizados por una sociedad subordinada, para resistir las distorsiones autoritarias en los flujos de comunicación.

Las tendencias digitales han sabido aprovechar esto para cuestionar dinámicas de poder desde un lenguaje satírico.

YucaBite, medio de prensa digital sobre tecnología, activismo, cultura y sociedad realizó una entrevista a San Memero, uno de los humoristas en redes sociales más populares de la isla, allí este alegó:

“Los memes en Cuba juegan un papel que va más allá del mero entretenimiento. Se han convertido, creo, en una de las fuentes de noticias más importantes en el país, actualmente. Muchos nos enteramos por memes de los acontecimientos, incluso antes de que tanto la prensa oficial como la independiente los exponga. Debido a la rapidez con la que se puede crear y publicar, los creadores tenemos que estar muy pendientes de lo que acontece en la isla y también saber filtrar la información falsa”.

Como siempre esta opinión es divida. Algunos cubanos ven a los memes como enemigos del cambio. Como un arma de doble filo que otorga al “poderoso” algún tipo de inmunidad.

Por ejemplo, recientemente el actor Erdwin Fernández Collado se mostró preocupado por la capacidad de los cubanos para convertir todas las desgracias en chistes.

“… el abusador, el mentiroso, el poderoso prueba fuerzas, y cuando ve que tu respuesta es un chiste, probará por segunda vez, otro chiste. ¡Súbele la parada! Y así seguirá cada día más fuerte, cada día apretando más, porque total, dice el poderoso: Reviéntalos, llévalos al extremo, que del “chiste” no van a pasar”.

“… ¡Vamos a reírnos de nuestros problemas! Cuando en realidad se están burlando y riendo de ti, de lo entretenido que estás con tus “chistes”. De vez en cuando hay que ponerse serios, porque lo que no es un chiste es que te mientan todo el tiempo, toda tu vida. Y lo más triste: como el mundo lo ve, como ven que para muchos lo terrible es un chiste y ríen y se divierten: ¿para qué ayudar?, ¿para qué interrumpir esa “felicidad”?”.

En mi opinión los mensajes indirectos y elementos codificados incluidos en los memes complementan cualquier suceso de protesta antes de que puedan ser identificados como “subversivos”.

Pueden considerarse un activismo cotidiano, ejecutan transcripciones ocultas de indignación, discursos disfrazados, pero, sobre todo, crean un espacio social autónomo para la afirmación de la identidad.

El impacto de memes y hashtags ha sido tan preciso, que medios oficiales de comunicación (páginas personales de ministros y miembros del buró político, websites de instituciones u otros) se han visto obligados a desmentir o responder a etiquetas popularizadas en las redes.

No son la solución al problema, no obstante, hay algo que es evidente: “los memes pican y les duele”.

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