Familias quebradas

A Cuban family.

Por Fabiana del Valle

HAVANA TIMES – Nora nació el 4 de febrero del año 1950 en un lugar llamado Cayo el Pino, en el municipio de Consolación del Sur. Fue la sexta hija de un matrimonio que llegó a formar una familia de once hijos, veinte y cinco nietos, treinta y dos bisnietos y cuatro tataranietos.

Desde niña aplicó la premisa del refrán popular que dice: “a mal tiempo buena cara”. Su alegría innata era contagiosa, nadie reía mejor y más alto que ella.

Fue una joven delgada y enfermiza, con el cabello rubio que peinaba por las mañanas bajo la mirada atenta de su hermana pequeña. Aficionada a la fotografía, adquirió una cámara con la que dejó inmortalizados a los miembros de la familia. Todo aquello que apreciara como bello e interesante fue merecedor de su lente.

En el año 1970 dos de sus hermanas abandonaron el país. Sus esposos, presos políticos en aquel entonces, fueron obligados a escoger el exilio. Esta realidad dejó un vacío enorme en la familia. Una situación que sería extensiva a muchos hogares de la isla, donde cada día se vuelve más común decir adiós.

Dos años después se casó. Sus hijos mayores nacieron en un lugar humilde cerca de los padres del matrimonio. Allí estuvo viviendo durante años hasta que pudo mudarse a una casa más confortable en Paso Quemado, municipio Los Palacios.

Amaba tejer, de sus manos surgían hermosos abrigos y manteles. Solo que para ella no hubo obra mayor que sus tres hijos. Por y para ellos vivió siempre.

Cuando llegó el llamado Periodo Especial, sus dos hijos mayores estaban estudiando en la Universidad de La Habana. Fueron tiempos difíciles en los que tuvo que sacrificar muchas cosas para que ellos pudiesen completar los estudios.

Cuando su hijo mayor partió para Inglaterra se llevó un fragmento de Nora consigo. Con ese dolor ella siguió adelante. Pero tiempo después, su otro hijo emigró hacia Canadá. Aferrada a la esperanza de verlos de nuevo volcó en el menor todas las caricias que por la distancia no podía regalarle a los otros.

Realizó dos viajes a los Estados Unidos a visitar a sus hermanas, uno a Inglaterra y varios a Canadá. Este privilegio negado a la mayoría de los cubanos no pudo suplir el dolor que le provocaba la ausencia de sus hijos y nietos.

Un día me dijo que en su pecho había un vacío que solo lo podría llenar su familia reunida. Pero nada apagó su ánimo, los contratiempos no disipaban esa sonrisa diáfana y única.

Con la llegada de La Covid 19 sus planes quedaron en pausa, esperando el tiempo en el que los abrazos no tuvieran olor a peligro. Fue así que, en compañía de su esposo, hijo y nuera decidió encerrarse. A sus hermanos les hablaba por teléfono casi a diario, regalando esperanzas con historias y carcajadas.

Entre novelas y redes sociales transcurría su tiempo. Continuaba tejiendo para sus nietos, preparándose para el reencuentro. Pero la espera se extendía, la meta estaba cada vez más lejos. Recuerdo escuchar su llanto desde el otro lado de la línea. Y aquella frase que dijo no sale de mi cabeza. ¿Cuándo podré ver a mis hijos y nietos reunidos?

Entonces la enfermedad tocó a su puerta. Las palabras se apagaron desde aquel lado de la línea, su sonrisa quedó sepultada por la tos.

Estuvo doce días agonizantes, pero su hijo se preparó para salvarla. Que si un antibiótico, que si la máscara de oxígeno, que un monitor para los signos vitales. Todas las peticiones de los médicos fueron atendidas por él, al costo que fuera.

El hijo guerrero pasó noches en el parqueo del hospital. Rezaba a un Dios en el que antes no había creído. A estas oraciones se sumaron desde la distancia, otros dos hijos, cuatro nietos, diez hermanos, veinte y dos sobrinos, veinte y ocho sobrinos nietos y otros tantos parientes.

A pesar del sacrificio de su hijo, el trabajo de los médicos y las plegarias, el 1 de octubre de 2021 se apagó la luz de su sonrisa. Nora murió, y no pudo lograr su más grande anhelo, ver reunida a toda su familia.

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Fabiana del Valle

Fui una niña que soñaba con colores y letras capaces de lograr las novelas más leídas o esos poemas que conquistan a corazones rebeldes. Hoy cerca de los cuarenta, con los pies firmes en esta isla, dejo que el pincel y las palabras sean eco de mi voz. Esa que llevo apretada, prisionera de las circunstancias y mis miedos.

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2 thoughts on “Familias quebradas

  • Hay muchas Noras en Cuba que han visto partir a sus hijos y nietos, ojalá que muy pronto emigrar no sea una necesidad, que sea solamente una opción.

    Angela Merkel es la que ha consolidado la reunificacion de la familia alemana: mujer alemana que vino del este y es democristiana, a la vez graduada en fisica y con doctorado en quimica cuantistica.
    Perfecta para Papa Francisco.
    Algo parecido a esto tienen los cubanos para presentar en Vaticano y a la izquierda internacional?

  • He tenido que llorar leyendo este homenaje a mi hermanita que tanto extraño, aunque me mantuve separada físicamente lejos de ella pero no de corazón siempre hubo un lazo muy especial desde niñas, admiro tu valentía al haber echo esta publicación en memoria de ella se tuvo ser difícil, pues es demasiado reciente esta pérdida .
    Ojalá Dios ayude a que esta separación sea en algún tiempo cosa del pasado, y las familias no tengan que vivir separadas

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