Rodando por Aguacate

Erasmo Calzadilla  (Photos: Irina Echarry)

HAVANA TIMES — Aguacate es un pueblecito de los típicos que abundan hacia el interior del país. Tranquilo, modesto, pero a la vez altivo, orgulloso de su gloria pasada.

A finales del siglo XVIII era un caserío de menos de cincuenta bohíos a un costado del camino real pero ya a mediados del siglo XX marchaba a toda máquina rumbo a la modernidad, para bien y para mal. Llegó a tener un central importante, un famoso club deportivo visitado por famosos artistas de Hollywood y hasta famosas fiestas patronales; hoy yace en franca decadencia.

Lo visité hace unos días y me pareció que, pese al deterioro y al abandono, Aguacate sobrevive dignamente: la gente es agradable, no se ve miseria, se respira tranquilidad, las calles están en mal estado pero muy limpias, casas en ruinas, algunas, pero jamás como en La Habana. Comparado con muchos barrios de la ciudad pues creo que no le va tan mal.

En su resistencia diaria contra la entropía Aguacate ha tenido que recurrir al cacharreo y al invento casero, muestra de lo cual podemos apreciar en sus bicicletas.

Por sus destartaladas avenidas circulan modelos del campo socialista, rústicas Forever made in China y hasta viejas Niágaras del tiempo de la república; de milagro te empatas con una montañesa de doble amortiguación o una deportiva. Viejas y toscas en su mayoría pero bien cujeadas para el fuete del campo, la carga pesada y la ausencia de asfalto.

Los inventores, mecánicos y artesanos de la localidad las mantienen rodando aún en ausencia de piezas de repuesto y modifican su anatomía para adaptarlas a funciones específicas. ¿Sabías que los pedales pueden sustituirse por rústicos cuadritos de madera?

El día en que la hermana república de Venezuela no pueda o no quiera seguir enviando petróleo hacia Cuba, la capital de todos los cubanos se lo va a sentir en el tuétano. Para entonces muchos anhelarán vivir en algún pueblecito apartado como Aguacate; con sus fértiles campos capaces alimentar a toda la comunidad, su noble gente acostumbrada al asilamiento y la carestía de combustible, su agua cristalina que tanto escaseará en la capital y sus sempiternas bicicletas que pasan de generación en generación.

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Erasmo Calzadilla

Erasmo Calzadilla: Qué difícil me resulta introducirme en público; lo he intentado muchas veces pero no me sale. Soy más menos lo que aparento en mis post, añada algunas cualidades impresentables y revuelva; con eso debería bastar para un primer acercamiento. Si quiere profundizar un poco más pídame una cita y espere respuesta.

15 thoughts on “Rodando por Aguacate

  • Erasmo:

    Ya saludé a Irina, que te se adelantó con el tema, así que solo te digo. ¡Muy bueno! Sigue así…

  • Cada pueblo de Cuba es, en escala, un reflejo de Cuba. Antes bonitos, llenos de vida, florecientes… ahora ruinas despoblándose.

    Empezando por La Habana, cada lugar poblado es una repetición de lo mismo en diferente escala.

    Con lo que sí estoy de acuerdo es que tarde o temprano tocará ir en rescate de los pueblos. Ya sea buscando tranquilidad, viviendas más amplias o alimentos frescos y económicos. Pero para que eso ocurra hay que resolver el peliagudo tema económico, ¿de que van a vivir los habitantes de los pueblos?, y luego hacerlos atractivos, mejorar los servicios básicos, el transporte, las comunicaciones y la recreación.

    El caso de España es digno de estudio. Con la crisis mucha gente ha vuelto a la vida del pueblo. Y pueblos enteros que se han ido quedando sin gente ofrecen viviendas gratis a los que vayan a vivir en ellos.

  • jaja…se te adelantó..

  • Esto parece ser un fenónemo mundial..En China mucha gente está abandonando las grandes ciudades por dos temas fundamentales: el alza en el costo de la vida, sobre todo los alquileres, y la galopante contaminación…

  • El fotorreportaje de irina fue sobre el festival q se hizo en este pueblo.
    El fotorrepirtaje de erasmo es sobre las bicicletas en aguacate!

  • Cuando, de niño, atravesaba los pueblos del interior camino de Cienfuegos a ver a los abuelos todo me parecía sucio y miserable, la misma percepción que tuve la primera vez que fui a Centro Habana desde el apacible y relativamente bien mantenido reparto de la periferia habanera donde transcurrió mi niñez en los 70. Fue mucho después, al regresar luego de haber viajado extensamente por rincones de los cinco continentes, que pude apreciar lo que Cuba fue mucho antes de yo nacer. Sólo entonces se reveló ante mí el extraordinario esplendor que escondían esas ruinas, y la enorme magnitud del crimen cometido sobre esa sociedad.

    ¡Gracias Fidel!

  • ¿Alguien averiguó por qué se llama así el pueblo? Supongo que el aguacate es lo que más abundaba ahí hace siglos. By the way, ¿dónde queda Aguacate? Tengo una vaga idea de que se trata de un pueblo en la provincia de Matanzas.

  • Tengo entendido que muchos en el pueblito de vinales en pinar tienen su pequeno negocio de rental habitaciones y otro negocios de restauranes etc. Hasta los guajiros andan sacando algo dando tours de la finca etc . Ideas creativas lss puede ayudar a hacer el dinero a los de a pie para salir de l pobreza a la que cerin condenados por el sistema.

  • Casi Matanzas. En tren desde La Habana era la parada antes de Matanzas.

  • Los pueblos tienen mucho potencial. A mi se me hace raro que ningún sociólogo o activista cubano este dando lata por reactivar actividades en beneficio de la vida en los pueblos.

    Es cierto que todo pasa por el filtro económico. Pero el turismo rural es una modalidad con demanda y poco explotada, a la que se pueden sumar acciones comunitarias en Cuba. Claro, no se para que venga Meliá y nos meta 20 pisos All Inclusive en Seborucal de Arriba.

  • Jose:

    Lo dos hablaron de Aguacate, sin bien con pinceladas diversas. A eso me refiero, y según la matemática, aguacate más aguacate es igual a aguacate (o ensalada)…

  • Esta gente lo que pasa que son poco creativos. Pueden hacer tours de todo. Desde un día cortando caña hasta recogiendo naranjas. Un día de la semana por ejemplo llamarle noche de apagones. Para qué los extranjeros puedan experimental la vida del cubano de a pie. Estoy seguro que muchos agradecerían tener la experiencia completa. Incluido pasar hambre! O empujarse uno de los discursos kilométrico de Fidel.
    Si el tipo es izquierdista le pueden llamar paraíso obrero estándar, paraíso obrero de lujo. Etc a los paquetes pero a los de derecha el mismo paquete turístico lo pueden vender como infierno de a pie. Infierno extra .
    :-)
    Un museo de cera con todos los históricos incluyendo al Che y a Camilo puede producir buena plata. Y si por casualidad se les ocurre disecar el barbudo en jefe ya los Castro tienen el seguro económico garantizado. Con dos colas una para los que le adoran y otra pa los demás :-) me pregunto cual será más larga?

  • pobre Aguacate, pobre Cuba.

  • Gracias. Entonces viene quedando en la parte este de la prov. de La Habana, casi en Matanzas, ¿no?

  • En Aguacate vivió la familia de José Raúl Capablanca por varios años. Su padre fue juez municipal y es muy posible que además sirviera como contador del central Rosario, propiedad de Ramón Pelayo. La casa de los Capablanca está en lo que es hoy la calle 37. Unas fotos de hace tres años demuestra que entonces sus inquilinos la estaban reparando, pues se veían sacos de arena en el portal.
    Capablanca vivió allí desde 1900 hasta julio de 1904 cuando marchó a La Habana para tomar el vapor Morro Castle (primera versión) que lo llevó a Nueva York. En ese primer viaje a los Estados Unidos fue acompañado por la persona que pagó sus estudio, Ramón Pelayo, quien desde Nueva York siguió viaje a España.
    Espero que en alguna oportunidad se coloque una placa en esa casa donde vivió Capablanca cuando era niño.
    Las fotos del antiguo central Rosario demuestran las ruinas de un ingenio azucarero que a finales del siglo 19 era uno de los más adelantados de Cuba desde el punto de vista tecnológico, pues Pelayo era un hombre convencido de la importancia de los avances de la ciencia. Eso lo llevó a sufragar los estudios de Capablanca en los Estados Unidos, para que se graduara de ingeniero mecánico en la Universidad Columbia.
    En la llamada época de las «vacas gordas», Pelayo recibió una oferta por la compra de su ingenio de ocho millones de dólares, la cual, desde luego, aceptó, pues él tenía en mente venderlo para regresar a España, pero pensaba que nada más le darían dos millones, aunque algunos libros mencionan que su precio final mínimo sería de cuatro millones.
    Miguel A. Sánchez
    (autor del libro Capablanca, leyenda y realidad).

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