En Cuba, el comienzo del curso escolar es una fiesta

Elio Delgado Legón

Estudiantes. Foto: Juan Suárez

HAVANA TIMES – El lunes 3 de septiembre de 2018 comenzó en toda Cuba el curso escolar 2018-2019. No pensaba escribir sobre esto, ya que cada año se repiten las mismas o parecidas escenas a todo lo largo y ancho del país y nunca he escrito un comentario sobre el tema, porque lo veo como algo natural que ya todos hemos asumido como inherente a nuestra sociedad socialista.

Pero al ver esta mañana la algarabía de los niños llegando a sus escuelas, todos vestidos de uniformes, todos con sus mochilas a la espalda, y muchos de ellos con el pequeño merendero en la mano, la emoción me hizo recordar mis inicios en la escuela primaria, cuando ya había cumplido siete años, sin uniforme ni mochila, en una escuela rural medio destartalada, con viejos pupitres medio rotos y cuya maestra tenía que viajar 40 kilómetros desde la capital provincial, porque en mi municipio no había maestros, o había muy pocos y no iban a trabajar al campo.

No había maestros porque no tenían donde formarse como tales, pues para hacerlo tenían que viajar a la capital provincial, que era donde había una escuela formadora de maestros, con matrícula limitada, porque al final se graduaban y no tenían escuelas donde trabajar, porque el presupuesto para educación era muy corto. Por eso, al triunfo de la Revolución en 1959 había 10 mil maestros sin trabajo en todo el país, donde el analfabetismo alcanzaba niveles muy elevados.

Después, en segundo grado, yo me trasladé de aquella escuelita rural a la única escuela que había en la cabecera municipal, donde cada grado tenía un maestro y un aula, desde primero hasta sexto grado, pero de tercero a sexto había maestros por asignaturas. Lo que más recuerdo es que todos los maestros, con una o dos excepciones, venían de la capital provincial, por la razón ya explicada.

Recuerdo que yo tenía que caminar como tres kilómetros para asistir a la escuela, mientras, cerca de mi casa había una escuela de mampostería, con un aula espaciosa y otro local para guardar los materiales, y formando parte de la misma construcción, un pequeño apartamento para que viviera el maestro o la maestra.

Aquella escuela había sido construida durante el gobierno de Ramón Grau San Martín, pero al no haber presupuesto para pagar un maestro, la escuela estuvo cerrada y abandonada durante varios años, de tal manera que cuando yo la vi por primera vez, para llegar a ella tuve que atravesar un monte de marabú, cuyas ramas llegaban a meterse por la ventanas de la escuela.

Casi al final del mandato de Carlos Prío Socarrás, antes de ser derrocado por el golpe de estado de Fulgencio Batista, fue aprobado el presupuesto para una maestra que vendría de la capital provincial. Por supuesto que hubo que desbrozar mucho marabú para hacer visible la escuela y posible llegar a ella.

Sin embargo, yo continué viajando los tres kilómetros que me separaban de la escuela, sin mochila para los libros y sin merendero, porque no tenía nada que llevar de merienda. En la escuela tampoco daban merienda, había que comprarla a un anciano que venía todos los días a la hora del recreo y se sentaba en el patio con un cajón en el que tenía variedad de dulces y galletas para todos los gustos y todo a un precio que no pasaba de dos centavos, pero yo casi nunca tenía ni un centavo para comprarle una galleta. Tenía que esperar al final de las clases, caminar los tres kilómetros de regreso a casa para comerme un plato de harina de maíz.

Por todo esto, hoy, cuando he visto los niños llegando a las escuelas en todo el país, alegres y sonrientes. Cuando he pensado que en Cuba no hay un solo niño, por intrincado que sea el paraje donde vive, que no tenga una escuela y un maestro, necesariamente tengo que llegar a la conclusión de que solo por esto valió la pena el sacrificio de hacer una revolución socialista.

Elio Delgado Legon

Elio Delgado Legón: Soy un cubano que ha vivido ya 80 años, que conoce bien la etapa anterior a la Revolución porque la sufrió en carne propia y en la ajena y a quien le duele que se escriban tantas calumnias sobre un gobierno que lucha a brazo partido para darnos una vida mejor, y si no lo ha podido hacer a plenitud es por tantos obstáculos que se le han puesto en el camino.

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4 thoughts on “En Cuba, el comienzo del curso escolar es una fiesta

  • “…..Después, en segundo grado, yo me trasladé de aquella escuelita rural a la única escuela que había en la cabecera municipal, donde cada grado tenía un maestro y un aula, desde primero hasta sexto grado, pero de tercero a sexto había maestros por asignaturas. Lo que más recuerdo es que todos los maestros, con una o dos excepciones, venían de la capital provincial, por la razón ya explicada…..”

    su misma verborrea tira por el piso el punto que trata de defender, si ya en tercer grado usted tenia un maestro por asignatura, ello muestra que la educacion en cuba iba por buen camino, al muy poco tiempo de haber salido la isla de una guerra de independencia desvastadora, muestra que el sistema funcionaba bien. antes de publicar un articulo, por favor lealo y arregle los errores, asi no podemos combatir al enemigo en internet.

    Firmado: capitan G2 Baldomero Diaz
    ( a cargo de supervisar sus escritos en la web)

  • Capitán del G2 Baldomero Díaz.
    El kompannero Elio no ha kaido boluntariamente en una enkrusijada… su edá lo ah traisionado.
    Ahdemá, a meno ke use un corector de testos muy potente, su hortografía es de ha ber tenido eselentes y esijentes maestros. Agrego ke tampoco etudió en excuelas en el campo don de los mimos profezores, les davan los ezámenes a los alunos pa tener una ebaluasión pofesional halta.
    Rebolusionaria mente,
    Martin

  • el moderador de este sitio ya casi llega a represor, no se puede vivir con tanto miedo

  • Y en que grado te enseñaron a dispararle a las ambulancias?

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