De pesca, si se puede

Pesca submarina

Por Lorenzo Martín

HAVANA TIMES – “Si de noche lloras por el sol no veras las estrellas” dice Tagore en su poemario pájaros perdidos…

La semana pasada les contaba que me están pagando por hacer guardia en la fila de autos en la gasolinera. La historia comenzó por mi vecino y ya tengo más de un cliente. Al parecer la historia va para largo, así que tengo una entrada económica interesante asegurada al menos por un tiempo de comida. 

Pues en esa misma fila, jugando dominó, conocí a unos muchachos que se dedican a pescar submarino los fines de semana. Nos pusimos a conversar sobre el tema y al contarles que de más joven yo lo hacía, pero que lo deje porque mi compañero de pesquerías se fue del país, como todo el que puede, en tono jocoso me invitaron a hacerlo con ellos en cuanto termináramos de cargar la gasolina.

Dudé en aceptar pues no quería hacer el ridículo y menos pasar un susto. Pescar con muchachos jóvenes puede ser un riesgo. La pesca submarina es una actividad riesgosa si no se toman precauciones. Me gusta conocer y establecer confianza con quien va a pescar conmigo pues hace falta que conozcamos nuestras capacidades físicas reales y es muy importante que podamos comunicarnos con apenas un par de gestos.

Algo que también me hizo dudar es que ya no tengo 20 años y entre la edad y cigarro mi capacidad respiratoria y condición física general han mermado mucho. Pero no hay nada mejor para desinhibirse como un par de tragos de alcohol. Quede con los chicos, Iván y Ariel, en irnos de aventura en cuanto termináramos la cola.

Rematador  de pesca

La gasolina no entro hasta el martes así que el miércoles nos fuimos de pesca. Yo aún conservaba un viejo re-matador de aire( escopeta de pesca submarina de aire comprimido, de pequeño tamaño) al que di mantenimiento y milagrosamente aun funcionaba perfectamente. La careta y el snorkel están en muy buenas condiciones ya que los mantuve guardados en talco industrial, que cuida mucho los plásticos y las gomas. Mis viejas patas de rana si se habitan cristalizado, pero los chicos me prestaron unas que me calzaron a la perfección. 

Brisas del mar

Al principio hablamos de irnos a pescar a Jibacoa, pero la situación del transporte y la gasolina nos hicieron desistir. Elegimos en cambio irnos para Brisas del Mar, en Guanabo. Brisas es una zona al final de Guanabo donde solíamos acampar los fines de semana en los 80 y principios de los 90 los jóvenes de La Habana con casa de campañas y la pasábamos súper bien. En Brisas también pesqué submarino mis primeras veces.

Llegamos a la playa sobre las 5 de la mañana y ya a las 5.30 estábamos ya en el agua. De veras los chicos están en forma y rápido estaban en aguas profundas, lo que en esta playa quiere decir nadar bastante pues es bastante baja. Yo me conformé con nadar alrededor de 100 metros mar adentro y ponerme a buscar entre los pastos marinos que tanto abundan acá. A pesar de ser una zona baja y arenosa por lo general hay bastantes peces gracias a estos pastos y a la cercanía del rio, aunque a decir verdad yo no esperaba mucho.

Rabirrubias

Me sorprendí de poder bajar 5 o 6 brazas a estas alturas y de poder aguantar la respiración por cerca de un minuto. No tarde mucho en encontrar un pequeño banco de Rabirrubias y con eso cambiaron mis expectativas: no me iría en blanco en la pesca. Me dediqué a darles caza y deje la pesca de presas mayores a los chicos.

Gracias a Dios los muchachos, a pesar de ser bastante jóvenes, saben pescar y se cuidan, lo que era una de mis principales preocupaciones. Sobre las 10 de la mañana salimos del agua y todos con buenas capturas. Ellos lograron pescados de mayor tamaño y más cantidad pero de veras yo estaba muy contento con mi captura.

Hacia bastante que no comía pescado fresco, ni congelado, así que el banquete estaba asegurado. Separe los pescados en dos ensartas de unas 5 o 6 libras cada una, 7 un 8 pescados ya limpios. Los chicos hicieron lo mismo y no habíamos llegado a la parada y ya habían vendido todo a transeúntes que preguntaban por el precio y lo pagaban sin chistar.

La pesca

Yo pensaba llevarle una ensarta a mamá y dejar la otra para mí pero el precio me convenció y vendí una de ellas. La libra de pescado nos la pagaron a 350 pesos y las ensartas las calculamos en 6 libras cada una. Fueron 2100 pesos en apenas un rato de pesca y diversión.

Siempre que pesqué lo hacía con el fin de divertirme, y por supuesto comerme el pescado, pero nunca me dedique a venderlo. En mis tiempos de pescador era complicado pues la policía perseguía la pesca submarina y si te cogían te decomisaban los equipos, la pesca y te imponían una multa. Los muchachos me contaron que últimamente no se metían con ellos, se hacían los de la vista gorda y lo más que sucedía era que revisaban que no llevaran alguna Picua (barracuda) por lo toxica y peligrosa, terminan llevándose un par de pescados de regalo y los dejaban en paz.

Banquete

Los pescados que me quede los traje para casa de mamá y acá estoy esperando, mientras la vieja los prepara en la cocina, para darme banquete dentro de un rato. Hace falta que mi hermana y su marido no aparezcan por aquí porque esos no le dicen que no a la comida jamás y no tengo ningún deseo de compartir, a ellos que les de pescado su querida revolución.

Desde finales del 2019 la situación económica en Cuba se ha deteriorado a pasos agigantados y la mía en especial, a veces, ha tocado fondo. Gran parte de este tiempo me he dedicado a quejarme y eso me ha impedido ver las oportunidades que afloran en cada crisis. Definitivamente a Tagore le asiste mucha razón: acabo de descubrir otra actividad que puedo desarrollar y que me proporciona alimento de primera y algo de dinero. Además, socializar con jóvenes siempre es una inyección de energía.

Lea más del diario de Lorenzo Martín aquí.

2 thoughts on “De pesca, si se puede

  • Tan difícil como comer pescado es tener limón, plátanos machos y aceite para hacer los tostones que acompañan el pescado. Buen provecho.

  • No hay mejor comida que la que se consigue con tus propias manos

Comentarios cerrados.