El llanto de la cebolla

Danae Suárez

La cebolla esta perdida en los agromercados.

Hace unos cuantos días el estado cubano tuvo a bien prohibir a los pequeños agricultores particulares seguir vendiendo la cebolla a 15 pesos la libra por considerarlo un precio que no se ajustaba a la economía del cubano medio.   ¡Y razón tienen!

Lo que no sabemos la mayoría de los cubanos es que medida tomará el estado para suplir esta necesidad.

Los mercados de precios Topados (pequeños mercados que abastece el estado) no pueden asumir esta demanda.   Una simple pregunta al empleado de turno nos da la respuesta a todos: “¿Cebolla?  Hace rato que aquí no se vende cebolla, ni se venderá.   Las únicas que hay están en los frigoríficos y eso es de los campesinos.”

Por su parte los campesinos o pequeños agricultores ya tomaron sus medidas.   La revancha consistió  en recoger la cebolla del mercado agropecuario.

Tratando de sumergirme en “la cosa en si” como diría Kant, me dirigí al agro de 42 y 19 en el municipio capitalino de playa.

Pude observar que nadie tenia puesta cebolla en sus tablillas, sin embargo cuando pregunté donde podía comprarla enseguida me indicaron, sigilosamente, a un par de sujetos que, amen de lo que dice el estado, se arriesgan a venderla ahora al doble del precio anterior: 30 pesos la libra.

La revancha consistió en recoger la cebolla del mercado agropecuario.

La falta oferta de cebolla en los agros como resultado de la prohibición ha generado una desesperada demanda de cebolla “a cualquier precio,”  que los agricultores mas arriesgados aprovechan al máximo.

-Es que no es tiempo de cebolla- dicen cuando se les pregunta por que tan caras.

Otros viran la cara silbando mientras dicen – No se porque no hay cebolla mami, pero tengo aguacate a 5 pesos.

Y yo, haciendo uso de mi suspicacia, me pregunto si esta medida tomada por parte de los agricultores de recoger las cebollas del mercado fue ingenua o simplemente un boomerang que como siempre vino a dar en la cabeza del pueblo.

Danae Suarez

Danae Suárez: Siempre me he sentido en la responsabilidad de defender valores que son eternos y que por desgracia han quedado olvidados en un mundo que tiende más a la despersonalización del ser humano y ¿Qué mejor lugar que mi país para hacer la tarea que debería asumir cada ciudadano consciente? : Trabajar por una sociedad mejor. Nunca olvido la famosa frase de la Madre Teresa de Calcuta: “Todo lo que hacemos no es mas que una gota en el océano, pero si no lo hacemos, esa gota faltará para siempre” y yo, estoy comprometida -desde mi convicción- a que mi gota no falte.