El penúltimo escalón 

Por Ammi         

HAVANA TIMES – He preguntado a muchas personas que han sufrido el derrumbe de su vivienda cómo ha sido la experiencia.

Muchos no pueden explicar los sentimientos y temores que le habitan después de un episodio como esos.

Elizabeth ha sobrevivido a tres derrumbes parciales de su vivienda. ¿Qué pasará por su cabeza?

“Siempre tengo miedo, un temor inmenso”, me comenta con los ojos desorbitados. 

“Ya no recibes a la lluvia como una bendición, sino como un potencial enemigo”.

Mientras habla, Elizabeth mira la escalera de madera. La colocaron de forma provisional y ya lleva más de dos años ahí. Es una frágil prótesis con la intención de ser puente entre un apartamento y la calle.

Ella me cuenta del daño psicológico que marca un antes y un después.

“En el subconsciente queda ese archivo que quieres borrar y no puedes. Solo escuchas los gritos de terror de dos niñas asustadas, estruendos que arrastran todo por delante”.

Elizabeth revive el momento: “Hasta hoy lo que más le duele es el silencio alrededor de este caso que sacudió La Habana, mientras simultáneamente se inauguraba unos de los hoteles más lujosos de la capital”.

“Ya nadie habla de esa pareja con dos niñas menores que tenían que entrar y salir de su casa por la pequeña ventana del baño que fue, por dos meses, la única opción”.

Según Elizabeth, los dirigentes de las entidades correspondientes de darle solución a este tema tan sensible como lo es el de la vivienda, han cerrado el caso.

Y yo me pregunto:

¿En tiempos de COVID -19, qué pueden hacer estas personas si tienen que padecer otro derrumbe?

¿A dónde podrán refugiarse si después de convocarse a un aislamiento social a nivel mundial todos cierran puertas?

¿Qué puede hacer esta familia ante la amenaza de un año que se pronostica con lluvias e intensos huracanes?

Miro la escalera, que ya se ve visiblemente dañada y me pregunto si se pudiera realmente convertir en una trampa mortal, un enemigo silencioso que cruje amenazando en cada pisada, que espera pacientemente el momento indicado para provocar el caos y la muerte. Para lanzar al vacío una montaña de escombros, carne, sangre y huesos.

Ammi

Una mujer de pueblo, madre de cuatro hijos que a través de constancia, estudios y superación ha alcanzado a mejorar su entorno y he aprendido que todo esfuerzo se premia y el conocimiento se comparte. Para mí no existe nada más importante que la libertad y sobre todo aquella que se impone y es capaz de romper los limites personales. Se me considera alegre, entusiasta, curiosa y dispuesta a aprender de cada nueva experiencia.

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One thought on “El penúltimo escalón 

  • Conocí a un matrimonio que se le cayó la mitad de su casa, fue demolición, apuntalaron lo que quedo, paso el tiempo tenían que bañarse en un baño sin techo, siguió pasando el tiempo y el viejo murió sin ver su techo puesto, diez años más tarde murió la vieja, recuerdo que la última visita que le hice me dijo me muero y no tengo una casa con techo, nunca quiso albergarse, para ella era lo más deprimente que le podía pasar.

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