Esa no es mi ciudad
María Matienzo Puerto
HAVANA TIMES — Esperamos una hora fuera de la galería. Mis expectativas crecieron. Me imaginé que la entrada iba a ser espectacular.
El póster de la entrada mostraba a Jesús Lara, el artista, amenazante, con los puños en alto y la mirada agresiva, mientras anunciaba un “Boxing citadino” y entonces quise saber cómo se podía combinar un ring de boxeo con una exposición plástica.
Se abrieron las puertas a las 8 en punto y no estaba el cuadrilatero montado ni el artista nos esperaba en el performance que yo había imaginado.
Al contrario, nos mostró imágenes de ciudades al ritmo de una música tecno que revelaba mas la entrada a un nuevo/otro mundo que la dinámica de la ciudad.
La gente se introdujo en una galería dividida por rounds en los que la fotografía y la instalación se mezclaban, hasta llegar a la sala principal donde las imágenes eran autobiográficas: el artita boxeando contra sí mismo y una víctima en el suelo, que supongo, fuera él mismo.
También había mucho texto pegado a la pared. Un texto explicativo, biográfico, en fin, innecesario. Creo que el espacio expositivo, aún cuando se utilice texto como expresión, debe dejarme un espacio para ejercitar la inteligencia.
Nada, que no me llegó. Que, quizás pesó más en mi la idea preconcebida que me había formado en mi cabeza, mis expectativas o la influencia de René Peña, en el tratamiento del propio cuerpo con relación a la negritud, la violencia, la vida.
O quizás, simplemente, es que ando enajenada, insensible y no me llegó porque era un mal día para apreciar la obra de Jesús Lara.
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Arte bucólico pastoril, con propaganda engañosa. Lo mismíto del año pasao, diría el borracho.