¿Cuál es el poder del reguetón en Cuba?

por El Toque

HAVANA TIMES – Sí, el reguetón lo ha conseguido: es imposible vivir hoy sin escucharlo, sin conocerlo, sin bailar al ritmo de sus canciones. El reguetón está marcando época. Quizás es, por sí mismo, toda una época. A pesar de los intentos por contenerlo, el género, sus expresiones, conectan con la gente, se graban en el subconsciente y se expanden.

El reguetón impacta la sociedad cubana en lo musical, lo económico, lo político, lo social, lo simbólico y hasta en el propio lenguaje. Es sexista, promueve el deseo por la riqueza material y suele recurrir a expresiones vulgares y soeces; pero, al mismo tiempo, es imposible de suprimir, de modelar, aunque las tensiones para mantenerlo “a raya” no cesen.

Está ahí porque el reguetón es efecto y no causa, es expresión de los deseos, valores y aspiraciones de sectores importantes del pueblo cubano en el siglo XXI.

La popularidad como expresión de poder del reguetón

Llegar al top de los más seguidos y escuchados, y mantenerse, es una necesidad y una meta para los intérpretes, en una lucha por una fama que puede ser muy efímera.

En este especial multimedia que hoy les presentamos, partimos de compilar más de 600 canciones que, confirmamos con varias herramientas, estuvieron pegadas entre los años 2010 y 2018.

En un mundo donde casi todos proclaman ser reyes, príncipes y leones, un criterio objetivo que se acerque a la realidad no es un aporte menor; por tanto, nos concentramos en desarrollar una metodología para evaluar cuáles de los artistas habían sido los más populares durante este período.

155 artistas individuales y 33 grupos de género urbano “pegaron” esas más de 600 canciones. Un detalle significativo es que de los 155 artistas que contamos, solo 12 son mujeres.

Ser popular no es solo un asunto de satisfacción personal y ego. Mientras más destacado, más visible, sea el artista, más personas estarán dispuestas a pagar por sus canciones y conciertos.

Estar “pega’o” supone más influencia y estatus en un mundo claramente dividido en dos comunidades: un reguetón de “farándula”, con “glamour” en sus letras y videos y mucho dinero, al menos en apariencia; y otra variante, nacida en Cuba y conocida como “reparto”, que se distingue no solo por una sonoridad específica, sino también por apropiarse más del lenguaje de los barrios marginales y por poseer escasos recursos para su producción.

Existen grandes distancias entre ambas vertientes de reguetón cubano, pero no enfrentamientos. El sueño de todo repartero es adquirir el estatus de alguno de sus congéneres en la farándula.

Pero mientras sueñan, los reparteros son marginados económica, intelectual, mediática y legalmente; están al margen del mainstream que toma decisiones en el mercado musical y en el acceso a los circuitos de distribución oficiales.

Foto: Renée Clark

¿Cómo funciona la industria y cuánto dinero mueve?

Para el reguetón hay un mercado próspero, financiado por el consumidor que vive no solo en el archipiélago y que ha permitido montar una industria sostenible, que garantiza su crecimiento.

Para triunfar no basta el talento o una canción inspirada. El éxito de los artistas radica, en gran medida, en que logren atravesar cada uno de sus eslabones: empezando por los estudios (artesanales o lujosos) hasta lograr alianzas con productores musicales y de videos, distribuidores, representantes legales, medios de comunicación y espacios de presentación.

No siempre estos actores son legales, muchos estudios no cuentan con ninguna licencia o los artistas se tienen que presentar como aficionados porque no pertenecen a ninguna agencia de representación.

Cada uno de los factores condiciona el desarrollo del otro y hay muchos actores en esta cadena que se benefician tanto o más del reguetón, sin ser cantantes.

La prosperidad del reguetón cubano se gesta fundamentalmente fuera del país.

Transgrede las barreras geográficas y los límites políticos. No lo detiene el bloqueo norteamericano ni la censura del Ministerio de Cultura o el Instituto Cubano de Radio y Televisión. Ni siquiera hace falta tomar un avión para que colaboren artistas y estudios de Miami y La Habana.

Pero para triunfar en el sur de la Florida estadounidense (la principal comunidad de emigración cubana y, por ende, mercado natural del reguetón) primero hay que triunfar en Cuba.

Esa necesidad de conquistar al público que menos dinero tiene, pero cuyo criterio determina la suerte de un tema, es lo que conduce a que, muchas veces, se presenten en Cuba las estrellas más cotizadas del escenario a precios “módicos” (para estándares como el de cobrar 100 a 500 CUC por mesas en lugares, estatales y privados, donde dan conciertos) e incluso gratis.

No obstante, el mercado “interior” no es despreciable. Según nuestros cálculos, el mercado del reguetón movió en 2018, principalmente en La Habana, no menos de 1 millón 648 mil 500 CUC.

Esta información la obtuvimos y contrastamos luego de conversar con más de 20 productores musicales, realizadores de videos, publicistas, personal de bares y centros nocturnos, representantes de artistas, y visitantes asiduos de bares y centros nocturnos que integran el principal circuito de consumo del reguetón.

Conversamos con el personal de cinco estudios de grabación e indagamos directamente en bares y centros nocturnos, para obtener los datos de sus carteleras y del aforo estimado. Ante la negativa de algunos para brindarlos, la poca información existente en otros y la falta de registros efectivos sobre los conciertos en muchos, se realizó un rastreo intenso en páginas web, y en los perfiles en Facebook e Instagram de artistas del género, así como de bares y centros nocturnos.

Fue importante la huella dejada en Facebook por los posts de cientos de usuarios sobre su asistencia a los conciertos para triangularlos y confirmar su realización en un período de tiempo amplio.

“Esto es pa’ los que dicen que al reguetón le queda poco…”

Con el reguetón no se puede acabar por decreto. Crece y se adapta a nuevas condiciones, resiste.

Su poder lo demuestra cada vez que supera los límites que se le intentan imponer, las polémicas y los debates, los intentos de regulación y las prohibiciones y cancelaciones de conciertos.

Es un negocio exitoso porque no crea necesidades, las satisface, reproduce patrones y esquemas que están acendrados en la sociedad y especialmente en sus consumidores. Llegó para marcar una época y todavía no da señales de que esté en declive, para dar espacio a otra moda.

Si quieres profundizar más en este tema, conocer detalles curiosos, la historia del género, los artistas más populares y una descripción detallada de la industria a su alrededor te invitamos a visitar nuestro especial multimedia Flow y poder: el reguetón en Cuba.

 

2 thoughts on “¿Cuál es el poder del reguetón en Cuba?

  • Es lógico que en cuba una música como el reguerón tenga tanto éxito, cuando caminas por las calles estas escuchando malas palabra, las grosería menos pensada, una persona en la calle y la otra en un balcón gritando contando la vida privada de su matrimonio como si fuera un chiste, niños en las escuela bailando lo más inadecuado para su edad, o para cualquier edad, quitaron las zona de tolerancia, para hacerla generar, cualquier lugar es permitido, es la sociedad en que vivimos, menos palabra del diccionario y más mala palabra, en una conversación cotidiana,

  • Para mi el reguetón es un género( aunque yo no lo considero ni eso), que está destinado para gente de oído cuadrado, que no sabe nada de música porque es monótono, nada creativo, y sobre todo sus letras denigran a la mujer y la hacen mujer objeto. Es marginal, estúpido y no puede pervivir como otros géneros donde la música que se hace tiene una complejidad estructural, el rock por ejemplo, la música clásica, etc. El reguetón está hecho para expresar las bajas pasiones, la grosería del lenguaje callejero. En la televisión cubana lo siguen promoviendo a pesar de todo y aunque lo consideren nocivo. ¿Por qué será? Los videos son horribles, mujeres medio encueras incitando al sexo, es un verdadero asco. Cuando lo escucho es una violacion a mis oidos. Esta música, si se le puede llamar así, demuestra lo podrido y cada vez más banal de esta sociedad.

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