Por Irina Echarry, Photos: Caridad
Las calles de La Habana se tiñen de colores, sudor y alegría. La gente sale desde temprano a demostrar sus capacidades deportivas. Por suerte el sol remolonea un poco y aparece más tarde que de costumbre, así los atletas pueden desplazarse a un paso más ligero, sin el castigo del sofocante calor.
Aliens, una joven estudiante de la ESPA de Artemisa, no quiso pasar por alto la oportunidad de interactuar con otros amantes del atletismo.
Yunier, de 20 años, luego de llegar a la meta y relajarse, explica sus razones: “es un hobby, vengo a probarme físicamente, también el evento sirve para solidarizarse con la gente enferma, demostrarles que sí pueden tener una vida plena en el deporte. Corrí 10 km igual que el años pasado, pero el que viene pienso correr 21 km”.
Todos creen que pueden correr más, pero en verdad la distancia y el tiempo, aunque importantes, no son los factores que determinan en esta carrera. Para la mayoría de las personas que participan, lo más importante es la experiencia.
Maritza prefiere hablar del recorrido que hizo: “Salimos de la sala polivalente Kid Chocolate, bajamos todo Prado buscando Malecón, llegamos al restaurante 1830, luego cogimos Calzada, subimos la loma de 12, transitamos por 23, nos adentramos en la calle 26 hasta la Ciudad Deportiva, ahí le dimos la vuelta y comenzamos el regreso saliendo a Boyeros, luego la terminal de ómnibus, todo Carlos III hasta llegar nuevamente a la sala Kid Chocolate”.