¿Sueñan las ovejas eléctricas con androides?
Con una mano doy golpes a una pequeña tumbadora. Con la otra bebo café. La cabeza vuela lejos, no sé dónde. Entonces recuerdo. Los golpees en la puerta del hotel. Aún en la niebla del sueño abro. Está ella parada frente a mí. Su sonrisa, de la que un día me burlé.