Visitas a presos políticos en Nicaragua, condiciones deplorables

Familiares de presos políticos pudieron verlos, por cuarta vez en seis meses, en vísperas de Año Nuevo. Foto: Confidencial

Los reos políticos siguen perdiendo peso y varios están en aislamiento. Familiares demandan más visitas periódicas e ingresos de frazadas

Por Confidencial

HAVANA TIMES – Después de 45 días, el régimen de Daniel Ortega accedió a que los presos políticos —capturados entre junio y noviembre de 2021— recibieran, por grupos, una visita de sus familiares en vísperas de Año Nuevo, después que se les negara este derecho durante las celebraciones de Navidad.

Las visitas se realizaron a partir del jueves 30 de diciembre y concluyeron este domingo 02 de enero de 2022. Según confirmaron varios familiares a CONFIDENCIAL, el encuentro con los presos políticos duró aproximadamente una hora y 30 minutos y como ocurrió en las tres visitas pasadas, los familiares fueron revisados exhaustivamente, fotografiados y vigilados.

La familia del preso político, Medardo Mairena, quien era aspirante a la presidencia, denunció que desde su arresto perdió unas 53 libras y que continúan los interrogatorios como forma de tortura. Además que sigue desconectado de las noticias.

“No tienen acceso a ningún tipo de noticias. Agradece el cariño de todas esas personas que siguen pendientes de él y de todos los presos políticos. Les envía saludos y continúa orando por la libertad de nuestra querida Nicaragua”, explicó su familia a través de su cuenta de Twitter.

En la página de Facebook del Movimiento Campesino de Nicaragua, los familiares de Pedro Mena, líder campesino arrestado el 05 de julio de 2021, aseguraron que también sigue perdiendo peso. Él y Mairena han padecido diferentes malestares de salud durante el tiempo en prisión.

La visita fue autorizada un día antes

La familia de Félix Maradiaga pudo verlo el 31 de diciembre. Un día antes recibieron una llamada donde les informaron sobre la autorización de verlo. Según describe su esposa Berta Valle, las condiciones en las que se encuentran no han cambiado. Los familiares son revisados antes de ingresar y no tienen permitido entrar con teléfono o algún objeto.

“En esta ocasión algo que pudimos ver fue que los medios oficialistas sacaron fotografías de los familiares que habían llegado a las visitas. Es la primera vez que lo hacen y bueno nuevamente es invasión a la privacidad y exponen a las personas”, comentó Valle, quien agregó que durante el encierro, su esposo ha perdido unas 50 libras de peso.

Asimismo, explicó que los interrogatorios continúan; en el caso de Maradiaga está en compañía de otro preso, pero no tiene acceso a una cobija.

“Los presos nos han dicho que ahorita que están bajando las temperaturas les da mucho frío. Además que con la pérdida de peso obviamente son más susceptibles al frío y ha sido imposible poder meter la frazada. Mi cuñada trató de hacer solicitud a los que los policías que estaban ahí y fue negada. Así que tampoco tiene ni nada con qué cubrirse”, explicó Valle.

Incluso, los presos no pueden usar los uniformes que usan los días de visita como cobija porque después que terminan se los quitan y les ponen otra ropa, detalló Valle.

Maradiaga aprovechó la visita para pedir que se le permita ejercer su libertad religiosa y el ingreso de una Biblia o consejería de un sacerdote. “Él insiste que por favor haga todo lo que esté alcance para poder darle una Biblia, es lo único que él pide, además de su libertad”, comentó la esposa.

Jueza ordenó visitas periódicas, pero no cumplen

Los familiares de Suyén Barahona denunciaron que aunque la juez que lleva el caso ordenó en septiembre pasado que se le permitiera visitas semanales, las autoridades no han cumplido. Ella, además, es una de las cuatro reas de conciencia —Dora María Téllez, Ana Margarita Vijil y Tamara Dávila— que se encuentra aislada.

“La juez había aprobado que se permitieran las visitas semanales, entonces nosotros esperamos que se cumpla lo que la juez indicó en su acta. Pedimos también que cese el aislamiento de estas cuatro personas que tienen seis meses en aislamiento, que mejore la alimentación y que nos permitan llevarles frazadas para que aguanten mejor el frío de estos meses”, dijo un familiar de Barahona.

Según describieron, en los más de 200 días que lleva en prisión Suyén, quien es de la Unión Democrática Renovadora (Unamos), ha perdido unas 30 libras de peso. Calculan que ella ha sido obligada a aproximadamente 260 interrogatorios, sin la presencia de un abogado

Después de cada visita han visto un patrón que les preocupa y es que en la semana posterior a las visitas los presos no reciben alimento, solo agua, según el familiar de Barahona.

“Generalmente la semana antes de la visita nos permiten dejarles yogurt o algún tipo de leche como Ensure, pero la semana después solo permiten agua y eso lo vemos reflejado, pues ella ha perdido más de 30 libras y lo mismo el resto de presos políticos”, explicó el familiar.

Otro patrón que han notado es que las pertenencias de uso personal que llevan como champú y papel higiénico se agotan muy pronto porque a los dos o tres días que lo entregan, los oficiales les piden más.

Familiares: Están resistiendo dada las condiciones extremas

La familia del preso político Juan Sebastián Chamorro también pudo verlo. Según su esposa Victoria Cárdenas, las condiciones en las que se encuentra no han cambiado, sigue perdiendo peso, pero se mantiene firme física, emocional y espiritualmente.

“Aunque ellos estén resistiendo, bajo todas esas condiciones que violan sus derechos humanos. Mi mensaje que yo quisiera transmitir es que la liberación debe ser urgente, inmediata, sin condiciones y con garantías, porque estas personas inocentes recorren riesgo cada hora que están en esa celda”, dijo a CONFIDENCIAL.

Durante la visita, la familia solo pudo ingresar unas galletas. Chamorro les pidió que le lleven una toalla más grande porque no tienen colchas para soportar el frío. Los interrogatorios constantes se mantienen y sigue teniendo poco acceso a las horas de sol.

Indicó que al momento de ingresar los familiares “son registrados de forma incorrecta”, sobre todo las mujeres que deben levantarse el sostén para verificar que no lleven nada. No tienen permitido ningún accesorio como: reloj e incluso colas para sujetarse el cabello. Y durante la visita siempre hay una persona cerca.

Ortega cerró el 2021 con 170 presos políticos

Nicaragua cerró el 2021 con 170 presos políticos, según informó el Mecanismo para el Reconocimiento de Personas Presas Políticas, cuyos datos son avalados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). De esta cifra 45 personas fueron arrestadas entre el 28 de mayo y el 22 de noviembre.

En la lista de presos políticos hay siete que eran aspirantes a la presidencia, dos exvicecancilleres, dos históricos exguerrilleros sandinistas disidentes, un dirigente empresarial, un banquero, una ex primera dama, cinco dirigentes opositores, un periodista, y dos líderes estudiantiles.

Asimismo, en el grupo total de 170, hay 27 que tienen entre 19 y 25 años de edad, incluyendo a dos en “la 300”, el grupo de celdas de máxima seguridad del Sistema Penitenciario Nacional Jorge Navarro, de Tipitapa, Managua, conocido como “La Modelo”.

“Los familiares de los presos políticos estamos muy preocupados especialmente por los detenidos que son adultos mayores o que tiene enfermedades crónicas como es el caso de don José (Pallais), doña Violeta (Granera), Hugo Torres Jiménez porque tiene enfermedades y están en estas condiciones sufriendo muchísimo”, reclama uno de los familiares.

La única visita que no se efectuó en el penal fue la del general en retiro Hugo Torres, quien desde hace más de una semana no se encuentra en su celda en la Dirección de Auxilio Judicial, presuntamente debido a un agravamiento de su condición de salud.

Fuentes vinculadas a la Policía Nacional confirmaron que el general en retiro se encuentra en una condición delicada de salud desde hace más de 15 días, pero no revelaron cual el diagnóstico de su enfermedad y si ha sido trasladado a un centro hospitalario de la Policía o del Ejército, al que sirvió durante más de una década, o del Seguro Social.

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