Socialismo o Apocalipsis

Pedro Campos

Desde el Cabo San Antonio. Foto: Caridad

Los científicos lo han venido anunciado: los cambios en el clima y en el medio ambiente en general, consecuencias del abuso irracional de la naturaleza por el ser humano, pueden llegar a acabar con las condiciones que posibilitaron el desarrollo del ser humano en la Tierra.

La humanidad  se enfrenta con toda claridad al dilema de seguir viviendo al ritmo actual de desarrollismo y consumismo destructivo impuesto por el capitalismo, o cambiarlo por otra forma de vida y organización social más racional que integre al hombre con la naturaleza: Socialismo o Apocalipsis.

Y desde luego no se trata del viejo socialismo burocrático, que encubría un capitalismo monopolista de estado, sino del verdadero, nunca alcanzado, que ponga en el centro de la vida social a las personas y no al estado, que organice la producción para la satisfacción de las necesidades racionales  de los productores, socialice la apropiación en lugar de concentrarla, democratice las decisiones y en vez de destruir la naturaleza y el medio ambiente los preserve y recree.

Siempre aparecen en el mundo los pesimistas que sin fe en los seres humanos, solo ven destrucciones y horrores por todas partes. Hay un principio científico que reconoce la posibilidad de hacer reversible los daños a la naturaleza siempre y cuando se haga lo correcto y necesario (lo viable inédito).

Quienes culpan al  desarrollo de la Ciencia y la Técnica, al crecimiento de la especie humana y a sus necesidades de la  “cercana” destrucción de las condiciones de vida en la Tierra y consideran “incosteable”  la supervivencia del hombre, no alcanzan a identificar la causa fundamental del problema: el sistema de explotación capitalista y su lógica de búsqueda de súper ganancias a costa del trabajo asalariado de otros y del escarnio de la naturaleza.

Si algo está indicando la destrucción del medio ambiente que está teniendo lugar, es la necesidad de cambiar el sistema capitalista de producción y sus prácticas explotadoras, destructivas y consumistas, por otro donde el hombre se integre en primer lugar con los demás hombres, en lugar de buscar su explotación; y con la naturaleza, en vez de súper aprovecharse de sus bondades.

Casa en Cabo San Antonio. Foto: Caridad

Los que niegan la posibilidad del mejoramiento humano, consideran inevitable la destrucción del planeta y no creen posible otra sociedad capaz de preservarlo, justifican las políticas que pragmáticamente ignoran la ruina del medio ambiente, aspiran a la perpetuación del sistema capitalista y obstruyen el camino hacia el socialismo.

Para sobrevivir, la humanidad necesita avanzar decididamente hacia un socialismo que armonice los intereses entre los hombres y entre estos y los de la naturaleza para superar el productivismo predador genérico de la lógica ganancial del capitalismo. En su defecto, el apocalipsis de sus agoreros, pronto podría hacerse realidad.

Por suerte, en el mundo crecen los optimistas que cada vez más se dan cuenta del final “organizado” por el capitalismo para la especie humana y van encontrándose puntos comunes entre los movimientos sociales diversos,  ambientalistas, defensores de la biodiversidad, indigenistas, socialistas, comunitaristas, defensores de los derechos humanos, de la diversidad de géneros, religiosos progresistas, anti-sexistas, antirracistas, demócratas, libertarios, humanistas, cooperativistas, anti-hegemonistas y otros que van confluyendo en una gran corriente internacional que se va fortaleciendo y logrará llevar a la humanidad de la prehistoria a la nueva cultura, en que todos los seres humanos vivan en equilibrio entre ellos y con la naturaleza y como parte de ella, sobre la base de una nueva filosofía humanista y eco ambientalista, solo posible cuando “el hombre deje de ser el lobo del hombre.”

Muestra de ello es la reciente Cumbre de Cochabamba convocando por Evo Morales, en la que participó una multitudinaria representación de los pueblos de todo el mundo.