Lula, un ícono de la izquierda rodeado de sospechas de corrupción

Por Isaac Risco (dpa)

El ex-presidente Luiz Inacio Lula da Silva habla en una conferencia de prensa el jueves 13 de julio en la sede del PT. Foto: Paulo Lopes/ZUMA Wire/dpa

HAVANA TIMES  – Vestido con una camisa roja, Lula lloraba hace unos meses ante las cámaras, cuando negaba enérgicamente las acusaciones de “Lava Jato”. “Que prueben mi corrupción”, reclamaba el ex presidente de Brasil, condenado hoy en primera instancia a nueve años y medio de cárcel por participar en una enorme trama de corrupción en torno a la petrolera estatal Petrobras.

Aunque anticipada desde hace meses por las investigaciones del caso bautizado como “Lava Jato” (“Lavado de autos”), la caída en desgracia de Luiz Inácio Lula da Silva sacudió a Brasil y a América Latina.

Lula, de 71 años, sigue siendo muy popular sobre todo entre las clases más pobres de la región, que ven en él a más que un ex jefe de Estado.

De orígenes humildes y antiguo líder sindical, el carismático Lula se convirtió en enero de 2003 en el primer presidente obrero de Brasil.

Al simbolismo se sumó luego el éxito real de gestión: durante los dos mandatos de Lula, hasta diciembre de 2010, el gigante sudamericano se colocó entre las potencias mundiales tras sacar a millones de personas de la pobreza gracias a un “boom” económico sin precedentes.

Con Lula, Brasil se afianzó en el grupo de las principales naciones industrializadas del mundo, el G20, y pasó a formar parte del BRICS, el foro de los cinco países emergentes más importantes. “Es el político más popular de la Tierra”, decía en 2009 el estadounidense Barack Obama, respecto al líder brasileño, cuya imagen parecía entonces capaz de trascender las ideologías de izquierda y derecha.

Nacido en 1945 en el seno de una familia pobre del noreste, en una de las regiones más simbólicas del imaginario colectivo brasileño, el futuro presidente llegó de niño a Sao Paulo, adonde sus padres emigraron para buscarse la vida. En la voraz metrópoli industrial Lula entró a trabajar aún adolescente como tornero a una fábrica.

El joven operario se convirtió ahí en uno de los líderes del pujante movimiento sindical que plantó cara a la dictadura militar en la ciudad. Y en 1980 fue uno de los fundadores del Partido de los Trabajadores (PT), que habría de convertirse en las décadas siguientes en el partido de izquierda más grande de América Latina.

Después de haber sido diputado por Sao Paulo, Lula fue tres veces candidato a la presidencia de Brasil antes de salir electo al cuarto intento. El líder del PT, curtido en las virulentas luchas sindicalistas, sorprendió a todos cuando tendió la mano al empresariado para impulsar el crecimiento económico tras asumir la presidencia. Al mismo tiempo, creó programas de ayuda social como el emblemático “Fome Zero” (“Hambre Cero”) para auxiliar a las clases más necesitadas.

El “lulismo” ganó simpatizantes pronto en América Latina como alternativa de éxito a modelos de izquierda populistas como el liderado por Hugo Chávez en Venezuela.

A diferencia de su sucesora Dilma Rousseff – destituida en 2016 en un controvertido juicio de “impeachment” -, Lula fue un hábil forjador de compromisos políticos que le permitieron sacar adelante su agenda progresista. Un maestro de la “realpolitik”, consideran sus simpatizantes.

Los pactos con el poder económico y político, sin embargo, condujeron en ojos de sus detractores también al contubernio. “Lula se corrompió y corrompió a la sociedad brasileña”, lo acusaba en 2015 Hélio Bicudo, uno de sus antiguos compañeros de batalla. El PT “pasó a ser un partido de los intereses de algunas personas que buscan el poder”, asegura Bicudo, cofundador del partido en 1980.

La fiscalía brasileña acusa a Lula de haber sido el “comandante máximo” de la red corrupta en Petrobras, una trama que desfalcó millones en los últimos años a través de sobornos a empresas interesadas en ganar jugosas licitaciones de la petrolera.

Según los investigadores, el ex mandatario y su esposa aceptaron entre otras dádivas un apartamento en Guarujá, en el litoral de Sao Paulo, a cambio de facilitar a otras empresas contactos con Petrobras. A ese caso se refiere la condena emitida hoy. Otras acusaciones apuntan a un papel de intermediario para negocios de la compañía en África.

Lula niega los cargos y acusa a sus adversarios de orquestar una “venganza política” para impedirle ser otra vez candidato presidencial en 2018.

Los movimientos de izquierda ven en la controvertida destitución de Rousseff y la llegada del conservador Michel Temer al poder un contraataque de las antiguas élites políticas que perdieron poder durante los 13 años de Gobierno del PT entre 2003 y 2016. También muchos observadores internacionales creen que la persecución judicial contra Lula tiene un trasfondo político.

“No perdonan que un obrero haya llegado al poder”, clamaba el propio ex presidente en una comparecencia pública en Sao Paulo en septiembre, cuando salió a rechazar los cargos de la fiscalía vestido con una camisa roja y arropado por sus seguidores.

Pero aunque el desenlace del juicio aún es incierto y el drama en torno al “padre de los pobres” en Brasil está lejos de llegar a su fin, por ahora la imagen de Lula está hecha trizas.

5 thoughts on “Lula, un ícono de la izquierda rodeado de sospechas de corrupción

  • “Lula rodeado de sospechas de corrupcion” titulo que desinforma y trata de sembrar el beneficio de la duda cuando la verdad es que Lula ha sido condenado por un juez a 9 años y medio de prision por recibir sobornos a cambio de favorecer con contratos del estado a una empresa constructora. Las pruebas incluyen la confesion del dueño de la empresa que tambien ha sido condenado. Lula todavia tiene pendiente 4 procesos mas en los que la fiscalia tiene pruebas y confesiones de los otros implicados.

  • Lula fue condenado, de eso no hay duda. Para cumplir la pena debe ser confirmada por un tribunal de segunda instancia. Lo que el periodista no menciona es que el juez que lo juzga, hoy en día tiene mas moral que el propio Lula, y eso la sociedad lo sabe.

  • Comienzo afirmando: Yo no creo en los hombres, ninguno, la corrupcion es intrinseca de una manera o de otra en el ser humano. Algo si esta claro: Cuando comparamos en AL. la cantidad de presidentes izquierdosos y los derechistas la relacion es de 1:20 a favor de la derecha, son muy contados los casos de derchistas, (dicho sea de paso, TODOS SON CORRUPTOS), que han sido sancionado. Lula te jodistes como jodieron a Dilma, metistes la pata y te aplicaron la ley que funciona cuando les da la gana a los poderosos, al contrario los poderosos se dan una amnistia entre ellos y se van a vivir placidamente a los paises ricos, cuyas compañias y bancos los sustentaron mientras robaban en los paises pobres de AL. Fin del cuento: JUGASTES EN EL BANDO CONTRARIO A ALIBABA.

  • Hay sus excepciones en Peru.

  • Bueno tu comentario Uncubanomás, la corrupción es endémica en AL, con poquísimas y honrosas excepciones (de la izquierda me viene a la mente José Mujica). En Brasil especificamente el nivel de corrupción es superlativo, corruptos los alcaldes, gobernadores, senadores y así hasta llegar a la presidencia: eso unido a un sistema de leyes penales cantinflesco , que movería a risa si no fuera porque las víctimas son los trabajadores honrados, allí tiene más derechos un delincuente que un ciudadano honesto. La sociedad brasileña se mueve en un limbo enajenado, donde importan más los concursos de la que tiene el c… más grande o un partido de fútbol, que los gravísimos problemas económcos y sociales del país.

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