Empresarios-atletas de Cuba

Por José A. Rodríguez

Raúl Diago

HAVANA TIMES – El momento del retiro es bien difícil para cualquier deportista. En el caso de Cuba, por años eso significó dejar una etapa de gloria para entrar en otra donde el olvido era la peor pesadilla, sin importar los logros obtenidos antes.

A inicios de este siglo se aprobó una política salarial privilegiada para los deportistas de elite, que comprende pagos por los mejores resultados históricos de cada uno, ya sea campeón olímpico, mundial, panamericano o centroamericano. Fue un salvavidas inapreciable.

Casi aparejado a esto, la legislación cubana aprobó el trabajo por cuenta propia, y algunos con mente de emprendedores decidieron iniciar negocios particulares, casi siempre asociados a bares o restaurantes. Uno de ellos es el exvoleibolista Raúl Diago, el jugador con más partidos disputados en Ligas Mundiales de la disciplina (178).

Haciendo esquina en el municipio capitalino de Playa se encuentra el restaurante La figura. Con un lumínico rectangular que muestra en el centro una pelota de voleibol, alrededor de la imagen de un pasador, el lugar es bien acogedor.

No es raro que el propio campeón de la Liga Mundial en 1998 salga al teléfono para atender a cualquiera que llame, para explicarle desde lo más simple hasta lo más complejo. Él fue uno de los atletas que se prepararon desde el punto de vista sicológico y también económico, para tener una vida próspera más allá del deporte.

Formó parte del primer grupo de deportistas cubanos autorizados a jugar de manera profesional y estuvo cinco años de presidente de la Federación cubana, desde 2005 hasta 2011. Después de esa última aventura, que no terminó nada bien, porque se vio envuelto en un escándalo económico (algunos dicen que puso en venta hasta su casa), se concentró en el restaurante, que comenzó abriendo solamente los fines de semana, y entre semana nada más para algún cumpleaños, boda, reunión de negocios o fiesta particular.

Ahora trabaja todos los días, pero la mesa se reserva con antelación. En una de las paredes se puede ver una serie de cuadros con fotos de Diago y los amigos cubanos y extranjeros más entrañables para él. En otra esquina hay una vitrina de trofeos. El expasador dirige su pequeña empresa como si fuera un equipo de voleibol, y cuando funciona solamente como bar pasan por ahí artistas de relevancia nacional.

En mejor situación que el ocho veces mejor pasador del orbe están otros que son campeones olímpicos como Mireya Luis, Javier Sotomayor o Dayron Robles, este último, el único que empezó su faceta de empresario todavía estando activo en el deporte. Mientras el excapitán del seleccionado masculino de voleibol gana 150 CUC mensuales por su título liguero, ellos ingresan 300, solamente por sus coronaciones bajo los cinco aros, sin contabilizar los oros mundiales, panamericanos y centroamericanos.

Ellos saben que si luego del retiro no son entrenadores del equipo nacional, que viajan varias veces al extranjero, se resiente el ingreso económico con el que apoyan a sus respectivas familias, por eso hay muchos que se han ido del país.

No obstante, tanto Mireya como Sotomayor tienen, además, cargos de importancia en el Instituto Cubano de Deportes y Recreación (Inder).

Tres Medallas se llama la pizzería-bar a nombre de la considerada mejor voleibolista cubana de todos los tiempos. En realidad el proyecto fue pensado en 2012 por su exesposo, el italiano Gian Carlo Incerti, pero sin el prestigio de la más famosa Morena del Caribe sería una pizzería más. Tras su divorcio, el negocio, localizado en Playa, no parece vivir sus mejores momentos. Al igual que el restaurante del Mago, estaba adornado con fotos y trofeos de la atacadora.

Javier Sotomayor en Sport Bar 2.45. Foto: AP

Sotomayor fue quizás el pionero de estos deportistas-empresarios, pues aunque su “Sport Bar-2.45”  no llega a una década de fundado, antes tuvo otros proyectos. A la entrada del lugar, en el barrio de Miramar, hay una varilla situada a esa altura, como para recordar que estamos ante una cota que ningún humano ha sobrepasado todavía. El Soto probó antes con un gimnasio y el patrocinio musical, pero al final se fue por la vía más fácil y rentable.

A diferencia del resto, Robles se inclinó por la hostelería, y posee varias casas de alquiler en Centro Habana y La Habana Vieja. Su emblema es el Hostal Robles, ubicado en Centro Habana, bien cerca del célebre callejón de Hamel, pero posee otros inmuebles destinados a alojar turistas de todo el mundo. Siempre que tiene tiempo, se pasa por sus instalaciones para conversar con los inquilinos de turno.

El llamado Lord de las vallas es quizás el más astuto de todos, y muchos piensan que su actual regreso a la vida activa está motivado por su necesidad de no perder el estipendio del Inder, que al final es de por vida, sin necesidad de mover un dedo.

En cuanto a resultados, su vuelta a las pistas ha sido más que discreto, aunque él mismo y hasta los dirigentes del atletismo hayan vendido su retorno en grande, para luego quedar todo en una espesa cortina de humo.

Lo cierto es que el titular de Beijing-2008 en los 110 metros con vallas se las ha arreglado para pasar de ser un defenestrado (cuando Alberto Juantorena regenteaba la Federación de atletismo) al salvador del Deporte Rey en la actualidad. Por ciento, a Juantorena parece que le llegó tarde esta revolución de empresarios, y por eso sigue aferrado a cualquier cargo que le ofrezcan para garantizar sus viajes al extranjero.

El mensaje es que la actividad atlética es una etapa de la vida, en muchos casos bastante breve, y por eso hay que estar preparado para el futuro. Todos estos ejemplos lo demuestran alto y claro.