El nivel de fracaso de las ‘mipymes’ superará el 90% en Cuba
si no se hacen cambios
De las 181 empresas aprobadas este año, 123 no tienen ninguna actividad, el 68%
HAVANA TIMES – La radiografía que este viernes realiza el diario provincial de Camagüey, Adelante, al nuevo tejido empresarial de mipymes deja al desnudo todos los defectos con los que han nacido las normas para crear negocios en la Isla. La situación es tal que Miguel Hernández Fernández, miembro de un proyecto local creado para favorecer el emprendimiento en la provincia, avisa: «El nivel de fracaso en América Latina ronda el 80%; de no cambiar muchas de esas condiciones, los números en Cuba superarán el 90%».
El reportaje, titulado Un año, muchos problemas, pocas producciones, comienza advirtiendo de las dificultades que tienen las pequeñas y medianas empresas en la mayoría del mundo para asentarse, pero poco a poco se van encontrando las causas de los males endémicos de la Isla.
El panorama, un año después de la aprobación de las mipymes, es el siguiente: 181 empresas –todas privadas excepto una– recibieron el visto bueno, de las que 123 no tienen ninguna actividad, el 68%. Las causas son, adelanta el texto, los elevados precios para adquirir o acondicionar un local y la escasez de materias primas. Pero a medida que avanza el reportaje se pone de manifiesto que bastaría voluntad política para poner solución a algunos de los problemas.
«Entre las principales inconformidades está la dilación de la aprobación y las limitaciones a aquellas de tipo profesional. Aquí vienen con muy buenas ideas, pero o las prohíbe el Decreto 49, o el calificador nacional de actividades económicas, o no pueden realizar el comercio exterior directo», dice Ernesto Figueredo Castellanos, funcionario del área económica en la provincia. Ambas cuestiones se podrían solucionar con un cambio en la ley, pero el empeño del Estado por mantener el control es uno de los grandes lastres.
No es menor problema la falta de divisas, que son imprescindibles para que estos nuevos empresarios puedan comprar productos, entre otras cosas, pero a las que resulta imposible acceder porque, sencillamente, los bancos no tienen. El funcionario llega a admitir que, en estas condiciones, los comerciantes solo puede reaprovisionarse con donaciones o recurriendo al mercado negro. A su vez, recuerdan, comprar por la izquierda no es una opción real, ya que «la trazabilidad impuesta como una empresa no les permite, por ejemplo, buscar la harina en la calle, y muchos han tenido que importarla».
El resultado es que se hace casi imposible adquirir lo necesario. Uno de los casos de negocio expuesto en el texto es el de una cafetería que explica cómo se ven obligados a traer de fuera incluso el agua porque las empresas estatales no les venden. «Nos obligan a acudir al mercado minorista o a importar, y es dinero que se va del país y que no hay un mecanismo para ingresarlo a mi contabilidad, además de que encarece los costos, sin sumar el arrendamiento», dice Pedro Céspedes Aguilar, socio de Alegre SRL.
Otra de las quejas que señalan los emprendedores es que solo se permita un tipo de asociación. «Las sociedades de representación limitada (SRL), nada más puedes invertir en una y ser administrativo de una. Los ciudadanos cubanos residentes en el exterior no están autorizados a ser socios, lo cual genera socios fuera del país no declarados, porque en las condiciones actuales de Cuba necesitan liquidez para ejercer su actividad y realizar importaciones», continúa desmenuzando Figueredo Castellanos, muy crítico con las normas.
Los entrevistados advierten de que el arrendamiento de locales es excesivo. Son las empresas estatales quienes los ofrecen y están entre los 80.000 y 120.000 pesos, un precio que encarece excesivamente el negocio. Hernández Fernández se queja: «Tal pareciera que las empresas quieren resolver los problemas financieros con los alquileres». Además, el especialista lamenta que el nivel de informatización es bajo aún para lo requerido. El proceso de alta de una mipyme se realiza a través de una plataforma digital y sin ayuda de los funcionarios, y la mayoría carecen de los conocimientos necesarios.
«La comunicación con el Ministerio de Economía es otro asunto a mejorar. Durante esta investigación trascendió que los interesados escriben y con frecuencia no les responden», añade el texto.
«En Camagüey urge que desde el gobierno se trabaje para interconectar estos actores con el resto de la economía local y lograr una verdadera relación que potencie la estrategia de desarrollo territorial. Hay muy buenos ejemplos en Villa Clara y La Habana que bien pudiéramos implementar aquí», demanda Hernández Fernández.
Es como ha logrado sobrevivir Chefmigue, una empresa que comenzó a producir cuando cumplía un año y un día aprobada. Su objeto era producir pastas frescas, pero el precio de la harina les ha obligado a cambiar de idea y han acabado procesando pescados para hacer conformados que vende a una empresa estatal. Sin embargo, no por ello dejan de tener problemas. Entre sus demandas está que los autoricen a importar artes de pesca o invertir en los pescadores para lograr la mejor materia prima. «La diferencia entre el precio del mercado negro y el que les ofrece la Pesca es abismal y los mejores pescados no nos llegan. Abaratar mis costos bajaría el precio a la población», reclaman
«No puede existir un divorcio cuando urgen encadenamientos que permitan elevar la oferta de bienes y servicios a los camagüeyanos. No hacemos nada con que las obtenciones de las 64 mipymes dedicadas a la producción de alimentos no se vean por ir a esquemas de distribución informales o fuera de la provincia. Para lograrlo hay que darles la misma atención que a la empresa estatal», expuso en un encuentro con los empresarios Yoseily Góngora López, gobernadora de Camagüey.
La flexibilidad para importar es la tónica común de la mayoría de empresarios que aparecen en el reportaje. «Si yo pudiera importar directamente la harina bajaría el costo de las producciones y el precio con que llega a la población, que es ese costo más un 15 % de margen», expone Dayron, uno de los creadores de Marfoxi, que produce galletas, panes y otros derivados de harina. El empresario señala que la falta de electricidad le hace perder tiempo, de manera que trabaja ahora en crear su propio molino.
Para Madiú Quiroga Gómez, jefa del Grupo Provincial de Desarrollo Territorial, el año que viene deberían quedar satisfechas varias demandas si se quiere progresar. «Los nuevos actores necesitan la posibilidad de hacer por sí mismos cobros y pagos internacionales con respaldo en monedas ‘duras’ y así evitar la salida de efectivo hacia el exterior; favorecer la concertación de contratos y licitación de oportunidades de negocios, con transparencia; promover la inversión nacional de los actores económicos cubanos y sobre todo desarrollar cursos y espacios formativos, pues hay personas ajenas a la legislación vigente», pide.
El diario remata el texto exhortando al Estado a implicarse en las soluciones, pero sin soltar el mando, como piden los interesados. «Hay que construirlo desde el control del Estado, el rol coordinador del Gobierno y los lazos de colaboración entre la empresa estatal y privada para ‘remar’ parejo hacia una economía sostenible y sustentable», pide.