Cuba y cooperativas “sin papeles”
José Jasán Nieves Cárdenas (Progreso Semanal)
HAVANA TIMES — Mientras cientos de nuevas cooperativas no agropecuarias en el país pujan por arrancar o sostenerse, un grupo también creciente de trabajadores privados se asocian de manera voluntaria y de facto funcionan como una de ellas, pero “sin papeles”. Para ellos, potros embridados, la “inscripción de nacimiento” como cooperativas no es solo un trámite más, sino la única forma que tendrán en muchos casos para organizar como debe ser sus modelos de negocio.
Propuestas para fundar empresas cooperadas en sectores como la construcción, pesca, publicidad e informática han sido aprobadas ya por los gobiernos territoriales de sus provincias pero todavía esperan por la decisión final del Consejo de Ministros.
“Nosotros funcionamos de hecho como una cooperativa, porque las decisiones son colegiadas y discutidas entre todos; pero hasta que no contemos con la autorización somos trabajadores por cuenta propia”, explica Enrique Steven Lagar, futuro presidente de INCO, una iniciativa en la construcción que puja por su permiso desde inicios de 2013.
“Luego de estudiarnos la legislación, presentamos nuestro proyecto”, comenta por su parte Ernesto Flores Castillo, propuesto para dirigir TISOFT, una agrupación de ingenieros informáticos y electrónicos presentada desde junio de 2013 y que después de casi un año sin señales, recibió como única respuesta el anuncio de que todavía se estudian las normas para aplicar esta modalidad en el segundo semestre del 2014.
El gobierno cubano responde a las demandas de rapidez recordando que se trata de un proceso “experimental”. Según el propio presidente Raúl Castro “Tenemos que analizar y no actuar como si lo diseñado fuera impecable (…) no podemos apresurarnos en la aprobación constante de estas cooperativas. Iremos al ritmo que corresponda”, aseguró.
Pero mientras el ritmo se mantiene, entre otras consecuencias, las arcas estatales dejan de obtener mayores ingresos por concepto de los tributos que podrían entregar estas asociaciones, hoy auto limitadas en sus topes productivos.
“En 2013 pagamos al fisco 250 mil pesos (más de 12 mil USD) y habíamos proyectado el 2014 contribuir con un millón, si fuéramos cooperativa”, revela Flores Castillo.
“Si nos contrataran obras por un millón de pesos a lo largo de todo un año, lo cual es muy posible, podríamos aportar 345 mil pesos (unos 17 mil USD) en impuestos”, expone por su lado Steven, quien aunque ya puede mostrar una carpeta con el resultado de sus intervenciones, lamenta el mayor número de lo dejado de hacer por falta de aprobación.
Ambos cálculos se amparan en el estudio de las diferencias en el tratamiento tributario para los trabajadores privados y las cooperativas, que motivan a los primeros a llegar solo hasta una meseta de ingresos porque a partir de ahí es muy alto el riesgo de trabajar solo para tributar.
Según la ley tributaria, los independientes solo pueden restar entre el 30 y el 50% de los ingresos del año por concepto de gastos, para calcular una “base imponible” que toma la mitad las ganancias por encima de los 50 mil pesos reportados. En cambio, las cooperativas pueden deducir de los ingresos el 100% de sus gastos y pagan un 5% menos de impuestos sobre las “utilidades”, en toda la escala progresiva.
En la sala de una vivienda de la ciudad de Cienfuegos, se negocian las ofertas de impresión de rótulos en pulóveres, automóviles y carteles que ofrece REDIS, una “cooperativa en formación” que solo conoce algo similar ya autorizado en Varadero.
“Con la personalidad jurídica que da esa categoría puedo llegar a más clientes, incluso a esos que hoy ni me reciben en sus oficinas porque dicen que no tienen nada que hablar con cuentapropistas”, revela Raydel Argudín, el organizador de REDIS.
Esa fortaleza jurídica es uno de los principales apoyos que buscan estos emprendedores, pues en su estado actual de “atomización” enfrentan constantes resistencias de funcionarios que interpretan las leyes según entiendan.
“Ahora resulta que para realizar una reparación a equipos informáticos, las empresas de la Agricultura, por ejemplo, deben poseer un documento que certifique la incapacidad de un proveedor estatal de prestar el servicio. COPEXTEL (el monopolio gubernamental de esta esfera) no entrega ese documento, aunque la realidad está demostrando que no puede encargarse de muchos arreglos”, revela el representante de TISOFT.
“Eso no está legislado en ningún lugar”, asegura convencido… y tiene razón.
“Para conseguir la mercancía debemos volvernos magos, porque gran parte de la materia prima nos la vende la empresa estatal que ofrece los mismos servicios que nosotros y como somos su competencia en algunas provincias nos niegan la posibilidad de comprar”, denuncia Argudín.
Por motivos como ese Flores Castillo, el informático, prefiere evitar las comparaciones o las referencias a su grupo como la “competencia de las empresas del Estado”, aunque de hecho lo sea.
“Me gusta más decir que somos el complemento, porque nos encargamos de los trabajos a pequeña escala que a la empresa estatal no le resulta rentable o atractivo realizar. ¿Le va a interesar a una entidad que factura millones de pesos ocuparse de tres fotocopiadoras de distintas marcas rotas hace varios años? ¡Claro que no!…pero a nosotros sí, porque de poquito en poquito sumamos nuestros ingresos”, explica.
Temores y frenos
Luego de la estatalización de toda la propiedad privada en 1968, los emprendimientos independientes fueron coartados hasta que, cuando fueron permitidos por coyunturas económicas como la crisis de los años 90, surgieron con el tratamiento de “mal necesario”. Con la reforma emprendida por el presidente Raúl Castro, esa proyección cambió a pesar de que todavía subsisten fantasmas del pasado.
La experiencia de una joven ingeniera informática, empleada en una empresa del Ministerio de Transporte, devela cuán hondo calan las resistencias.
“En la oficina tenemos rota una impresora multifuncional que solo necesita la sustitución de una placa interna, quemada por una subida de voltaje, y otras dos impresoras láser detenidas porque en el mercado no hay cartuchos de tinta para reponer los gastados. Yo localicé al cuentapropista que solucionaba ambos problemas, pero en la dirección de mi empresa se negaron rotundamente”, revela.
“¡No, no, informática, eso es tremenda candela!…vamos a dejarlo así. ¿Qué te hace falta?, ¿impresoras?, vamos a ponerlo en el plan de inversiones y ya está.”, le respondieron. “Es preocupante que sea más fácil comprar equipamiento nuevo que pagar una reparación notablemente menos costosa”, lamenta.
Sin embargo, el esposo de la joven, también informático, vivió la experiencia opuesta.
Ante la rotura de las computadoras esenciales para la producción, en la sucursal cienfueguera de la Empresa Cubana del Pan el director no esperó por las indicaciones de “La Habana”, porque no existían. Se atrevió a recorrer el tortuoso camino de las autorizaciones, pidió un permiso especial para esa única ocasión y le permitieron contratar a un especialista privado en reparación de “motherboards” de PC.
“¡Al final pasamos tanta tensión por gusto, porque resolvimos con el particular lo que ninguna empresa estatal del territorio pudo solucionar y todo con mucha mayor eficiencia, calidad y hasta garantía!”, recuerda el novel ingeniero.
Este exceso de precaución, muy reiterado en el panorama empresarial, choca notablemente con la política declarada en intervenciones públicas del vicepresidente del Consejo de Ministros, Marino Murillo, encargado de conducir la “actualización” económica en el país.
“(…) Lo cuestionable siempre, páguesele a quien se le pague, es la irracionalidad del gasto, no el vínculo de personas jurídicas con fórmulas no estatales”, ha dicho Murillo ante el Parlamento cubano.
Cooperar es socialismo
La experiencia ha demostrado que aunque las empresas estatales sean “propiedad social”, es decir, de todos, la práctica termina imponiendo un modo de administración donde el trabajador no toma decisiones ni se siente dueño.
Para transformar esa realidad del presente en Cuba, y a contrapelo de la tesis oficial que defiende a la empresa estatal como el núcleo de la economía, otros criterios abogan por estimular la cooperativización para lograr un modelo verdaderamente socialista.
“El modelo de gestión económica y social del socialismo debe estar basado en la sociedad cooperativa, cual sociedad de personas”, considera el doctor Avelino Fernández Peiso, de la Universidad de Cienfuegos, al centro sur del país.
“Posibilitar la estructuración del trabajo mediante sociedades (…) autogestadas, responsables, donde los beneficios de sus socios sean directos y justos, que se proyecten hacia la comunidad, es socialismo”, reafirma.
En las tres intenciones de cooperativas consultadas siempre aparecieron referencias a obras o gestos de vocación social, adjuntos a su actividad económica. TISOFT produce audiovisuales y apoya a niños con discapacidad en el dominio de herramientas informáticas; INCO participa activamente en el apoyo de la sociedad de descendientes caribeños de su urbe, mientras que REDIS afirma ofrecer propuestas “justas” a sus clientes.
“Yo no quiero hacerme rico expoliando a las empresas y estoy además por sustituir importaciones”, asegura el diseñador Argudín, quien describe que en sus negociaciones propone aprovechar los recursos inmovilizados en los almacenes de sus clientes, como materia prima para un trabajo que luego ofrece a menor precio.
Las dificultades para conseguir reconocimiento legal como cooperativas a estas y otras iniciativas de emprendimiento, podrían estar expresando resistencias y temores a otorgarle a la economía no estatal un mayor peso en el conjunto de la economía.
Los nuevos equilibrios y posibles encadenamientos entre las diversas formas de gestión y propiedad son, entre muchos, uno de los grandes retos de las reformas económicas en Cuba. Pero una cosa es lo declarado y otra lo que se va constatando en la práctica. Las autoridades no parecen tener apuro para soltar ciertas riendas.
Excelente reportaje que ilustra muy bien como funciona el EL BLOQUEO INTERNO del gobierno cubano al pais. Yo reitero que este bloqueo es el que verdaderamente mantiene en la miseria a Cuba.
“En 2013 pagamos al fisco 250 mil pesos (más de 12 mil USD) y habíamos proyectado el 2014 contribuir con un millón, si fuéramos cooperativa”
Yo agregaria que aportarian mucho mas al fisco, si ademas pudieran importar sus insumos, recibir prestamos bancarios para invertir en infraestructura y equipamientos, tener acceso a los contratos del sector publico en igualdad de condiciones, poder asociarse con empresas extranjeras y muchos etc.
Todo está claro: Sin haber logrado aún la liberación de las cooperativas de las regulaciones y restricciones de la burocracia, sin que haya siquiera una política general encaminada a promoverla, esta forma de producción socialista se ha disparado por encima de las posibilidades que ofrece el estado y solucionan muchos problemas que no pueden enfrentar las empresas estatales burocráticas. Urge una relajación de las normas vigentes en materia de cooperativas, quitar esos permisos absurdos. Debe basta la presentación de la documentación de la cooperativa para que empiece a funcionar. El estado también debe fomentar este tipo de empresas socialistas con préstamos, facilitarles la importación y exportación y suspender el pago de impuestos durante 10 años por lo menos. A las empresas capitalistas extranjeras, la nueva ley ofrece 8 años de exención de impuestos. Coincido con el comentarista que señala como este artículo pone de manifiesto las trabas estatales no solo para aprobar las cooperativas, sino para obstaculizar su funcionamiento en el seno de la sociedad, por todo el montón de trabas burocráticas a las empresas estatales. El modelo estatalista ha demostrado su ineficiencia en todas partes. La única explicación de su subsistencia, es el interés de la burocracia en mantenerlo.
La asociación libre de los trabajadores se está imponiendo, como la verdadera alternativa
socialista a la «Propiedad Estatal» que no es la «Propiedad de Todo el Pueblo» a cuyo amparo
funciona la llamada «Empresa Estatal Socialista» con más de 50 años de ineficiencia y enterrando
recursos que en definitiva, si bien no son de los trabajadores, sí lo son del Pueblo de Cuba quien
sufre en su miseria y espanto, la dilapidación de los menguados recursos con los que cuenta el país
y peor administrados, hasta casi agotar las esperanzas de un cambio económico tantas veces prometido
y nunca cumplido en medio del Caribe y de CentroAmérica y hasta de América del Sur, donde los indices
de crecimiento del PIB superan con mucho los de nuestro país, que a su vez, por la doble contabilidad
podrían ser falsos y hasta estar por debajo de lo informado.
Es cierto que las medidas impositivas privilegian la formación de las cooperativas. Pero hasta ahi las clases: No hay mercado mayorista y quien sabe cuánto tiempo tardarán en aparecer, la exportación e importación sólo es privilegio de las Empresas del MINCEX y otras excepciones de empresas o cadenas estatales (con las debilidades y peligros de los que están preñadas esas acciones por sobornos, regalos materiales, depósitos en cuentas bancarias en el exterior de familiares y amigos de los funcionarios gestores de compras, aseguramiento de plazas de trabajo en el exterior y plataforma de seguridad económica para la retaguardia cuando el escape, falta de licitaciones exprofeso,sin pliegos de concurrencia atribuidos al «Bloqueo» o facilidades de crédito, o bajos intereses (generalmente acompañados de muy baja calidad de la importación), etc. , la renuencia empresarial estatal en contratar a las cooperativas y Trabajadores por Cuenta Propia y en otros casos, sólo después de que la empresa estatal con el «objeto social» que interese, «certifique» que no puede asumir ese contrato y el certificado nunca llega porque no hay quien obligue a esa empresa a reconocer públicamente su incapacidad de cumplimiento de sus funciones o al menos, que no les resultan rentables los encargos de «poca monta». Esto sucede a pesar de contradecir los Lineamientos que tanto vocea Marino Murillo, pero nuestros empresarios, rinden más cuenta a sus jefes en los Ministerios y ahora en los Organos Superiores de Dirección Empresarial (OSDE) que son remedos de los viejos ministerios y traen la nueva camisa de fuerzas para las empresas para boicotear la autonomía empresarial a la que apuntan los lineamientos y por tanto, son los que destituyen o promueven a los directores de empresa, temerosos de que les pasen la cuenta y continúan en el inmovilismo de lema de la Diplomacia: «cuando no sabes qué hacer, lo mejor es no hacer nada» y otros males mayores o menores que 50 y tantos años de burocracia entronizada y generadora de ineficiencia, simulación y doble moral, han llevado al genoma del empresariado cubano.
Y aún así, con estos obstáculos, como el agua represada que puja por salir por cualquier resquicio, comienzan a aparecer las cooperativas «con papeles» o «sin papeles» a la espera de que nuestra legislación «sin prisa, pero con pausa» le otorgue el carácter no delictivo a esta forma de quehacer humano, que no es precisamente capitalista, o al menos, es menos capitalista que los eufemísticamente aquí defendidos y llamados «Trabajadores por Cuenta Propia con Trabajadores Asalariados».
Ah! Tampoco resulta al menos en mi opinión, recomendable la exención de impuestos a las cooperativas u otorgarle un periódo prolongado de gracia como a los nuevos inversionistas extranjeros, porque esos trabajadores desde el mismo inicio de su asociación están percibiendo las prestaciones sociales que el estado está obligado a dar, desde la salud o la educación, y hasta las inversiones en infraestructuras, viales, hidráulicas, silvícolas, etc. y por tanto, deben contribuir como en cualquier país a sufragar los cuantiosos gastos que el estado tiene que asumir.
Es cierto que la cooperativa, al igual que el pequeño agricultor, tiene en su ADN, la doble condición de propietario y trabajador, lo que hace que estas formas de propiedad sean ambivalentes en el sentido de que pueden ser capitalistas (como las cooperativas existentes en los países capitalistas) o socialistas. Pero la legislación cubana prohibe a las cooperativas (como no se lo prohiben a los pequeños agricultores) la contratación de mano de obra asalariada por períodos prolongados.
Esa medida, toda intencional, impide que esos trabajadores libremente asociados, se conviertan en «accionistas» que hasta sin trabajar en la propia cooperativa, reciban el resultado de la explotación de los asalariados en forma de dividendos, lo que perpetúa la reproducción mercantil capitalista, la acumulación de capital,la persecución del poder y finalmente, el cambio del régimen y sistema económico social.
La cooperativa en Cuba NO VIOLA nuestra Constitución, como sí lo hace la legalización de la Pequeña Y Mediana Empresa privada de los «Trabajadores por Cuenta Propia con Trabajadores Asalariados» Por eso, porque son genuinamente socialistas, porque son herederas de la ideología marxista-leninista, de la formación política y revolucionaria que la Revolución ha inculcado en nuestros jóvenes y niños desde la más tierna infancia, es que son capaces de practicar la solidaridad con la comunidad, las escuelas, los hogares de ancianos y maternos, los hospitales, policlinicos, consultorios,etc. sin atisbo de la caridad religiosa
que da lo que sobra y no comparte lo poco que se tenga con el necesitado. Esa es nuestra cooperativa y socialista. Por eso no es comprensible por qué tanta traba y tanta demora en darle, en la práctica, la luz verde que necesita y que tanto se ha anunciado.
Cualquier cosa que incremente más alla de cierto límite la independencia del pueblo del gobierno no va a ser estimulada, sea esta de base capitalista o socialista. El objetivo esencial del gobierno cubano es mantener a la élíte en el poder por tanto tiempo como se pueda, o al menos hasta que Raúl salga para el reparto bocarriba. no esperen nada de ellos.
Si de algo vivo convencido es de que la asociación libre terminará por imponerse…Aquí cabría la consigna de «Cuentapropismo o la pistola en la sien…»