Todo Parecía Premeditado
Esteban Diaz
El viernes 20 de noviembre pasaba por G y 23, y para sorpresa mía, me encontré con varias actividades —venta de libros, música y baile tradicionales, espacio para que canten trovadores y música a todo volumen, separada una de otras por mas menos 40 metros— cerrando la semana por la conmemoración del día del estudiante, 17 de noviembre, y en espera del IX Congreso de la UJC.
Se divisaban carteles inmensos con las consignas: “Estudio, trabajo y fusil,” “Patria es humanidad” y “Todo por la revolución,” allí donde muchas veces uno no logra conciliar que en Cuba existen organismos políticos serios que se vinculen con jóvenes estudiantes y trabajadores luchando de manera orgánica al frente de sus intereses.
Cuando quise arrimarme al espacio de la trova, escuche un tumulto que a primera vista era una conga bien adornada, pero al ver detenidamente, se estaba produciendo algo inusual. Un grupo aproximadamente de 60 personas de un promedio de 35 a 50 años comenzaron aprisionar en ronda a un grupo de alrededor de 3 a 4 personas con gritos de “que se vayan, que se vayan” “esta calle es de Fidel.”
De esta forma fueron acumulando gente a su alrededor que sorprendida por lo que acontecía no sabia si manifestarse en contra o favor del rechazo ferviente que se suscitaba contra el pequeño grupo.
Mientras se trasladaban hacia el micrófono de la trova la muchedumbre comenzó a mezclarse con la conga (25), pre-universitarios (25) que seguían los gritos como un juego, adultos (25) que en su mayoría solo estaban expectantes y camarógrafos (10) que salieron como debajo de la tierra todos ellos sumando un numero de mas menos 160 personas.
Aunque este hecho me haya tomado de imprevisto, y no logrando informare hasta ahora con exactitud que fue “la gota que derramo el vaso,” pude darme cuenta que el grupo mayoritario estaba organizado, para nada daba muestras de ser un episodio espontáneo.
Todo parecía premeditado, como que se esperaba el ataque aquellas personas; y los gritos continuaron: “Cuba si, yankis no” “pin pon fuera, abajo la gusanera” “Viva Fidel y Raúl” “Esta calle es de Fidel” “Cuba socialista”; entre empujones, nerviosismo, guapearía la gente los seguía para observar el espectáculo, vaya, y chismear que pasaba.
El recorrido se focalizo al termino de cien metros donde los gritos y las acciones se hicieron más feroces. Veo como alguien se acerca a preguntar que es lo que pasaba al grupo organizado y uno le contesta que son de la derecha, que gritara: “Viva Cuba, viva Fidel,” el se queda mirando sin entenderlo y aquel responde agarrándole del cuello y obligándole a que gritara las consignas.
En la esquina cierran la calle con una barrera de hombres empujando al que quisiera pasar; trasladan a los abucheados a un carro, la prensa extranjera quiere pasar, advierto como empujan a un camarógrafo, atentan con pegarle en la cara y quitarle la cámara si insistía, luego muy autoritariamente lo inducen a que filme donde están ellos cantando y vociferando.
Así se da a término a una “encarnizada lucha política.”
Aunque no estoy empapado de los detalles que desarrollaron lo acontecido me he llevado una impresión política bastante fea.
Mediante “radio bemba” me informado que se previa este hecho, se organizaron a las “brigadas de respuesta rápida,” militantes del partido que se presentan haciéndole frente a las provocaciones de la derecha. Siendo todo previsto, armaron un escenario reaccionario, violentaron a prensa extranjera como a trabajadores cubanos, hicieron un llamado al “inconsciente colectivo” a seguirlos, aunque fueron muy pocos los que los siguieron.
Hasta donde se, lo que pretendían los abucheados era pronunciar su posición política mediante algún micrófono presente en la actividad.
Creo que mientras no se produzcan atentados violentos, los grandes medios de producción estén en manos de los trabajadores y haya milicias proletarias armadas, se debe mantener debates con cualquier posición política, y que mejor manera que en un espacio abierto a todo público que pueda interactuar y dar opinión sin ningún miedo a que se nos maltrate.
Ahora o nunca debemos construir una democracia proletaria que de una verdadera libertad de expresión a todos los grupos sociales.
Derrocar la burocracia imperante, construir consejos de proletarios que controlen, es decir, decidan y ejecuten sobre que rumbos debe tomar el país, desvanecerán los miedos absurdos que puedan provocar pequeños grupos aislados.
Solo los burócratas que no cuentan con la participación consciente de las masas trabajadoras, caen en el error de reprimir a los “gusanos” y a cualquier trabajador o estudiante que no los obedezca sin chistar.