¿Y que reciben los emigrados?

Haroldo Dilla Alfonso*

Foto de emigrados cubanos por AIN.

HAVANA TIMES — El Nuevo Herald nos brinda un artículo despachado por AFP que vale la pena analizar. Se trata de una de esas piezas analíticas breves que da cuenta de un fenómeno tan complejo como es la emigración cubana.

El artículo se detiene especialmente en las opiniones vertidas por un conocido académico cubano y director del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana: Antonio Aja.

Creo que lo dicho por Aja es lo que más se ha dicho sobre el asunto hasta el momento en Cuba en el mundo oficial al que Aja pertenece en su calidad de director de un centro tan estratégico como el CEDEM.

Compárese, por ejemplo, con el discurso que el canciller Bruno Rodríguez le regaló a un grupo de migrantes “patriotas y respetuosos” en una reunión en New York hace solo par de años y en el que despreciaba olímpicamente cualquier contribución económica de los emigrados al desarrollo del país en la consideración de que Cuba necesitaba mucho más dinero del que los emigrados podían aportar.

Pero al mismo tiempo, lo dicho por Aja muestra con crudeza cual es el límite del discurso oficial cubano —y de la práctica consecuente— respecto al tema.

Según éste, Cuba es un país de migración (concepto que se aproxima más que nunca a lo que realmente es: una sociedad transnacional) y en consecuencia debe abrir espacios de acción a esta realidad.

Aja lo concibe, según El Nuevo Herald, capitalizando a esa emigración, como hacen numerosos países, lo que “significa que pasen un tiempo en Cuba, que trabajen para Cuba, que inviertan para Cuba, es decir que el proyecto (nacional) los tome en consideración. Cuba tiene que tomarlos en consideración” Es decir, que “intervengan en ese proyecto todos los (emigrados) que son capaces de hacerlo”.

En otras palabras, el director del CESDEM ofrece a los migrantes “que puedan”, es decir que tengan dinero para ser “capitalizados”, que participen en un supuesto proyecto nacional que la población nacional no conoce, y mucho menos los emigrados. Y estoy seguro que tampoco buena parte de los funcionarios. Y de paso afirma que todo esto es un paso de avance gracias a la reforma migratoria.

Estoy de acuerdo en que la reforma migratoria ha sido un paso de avance procedidito, pero deja las cosas como están —en el mal lugar en que están— en dos sentidos.

En primer lugar no crea derecho, sino solo alarga permisos, para la población residente en la Isla. En segundo lugar no modifica sustancialmente el status de desterrados de los emigrados, a los que solo se les permite estar más tiempo de visita, y regresar al país definitivamente si piden permiso y se les concede.

Es cierto, como dice Aja, que los migrantes se han convertido en pilares básicos de las economías nacionales. Pero omite algunas consideraciones vitales. Por ejemplo, que los países emisores tratan de utilizar todo el potencial de sus migrantes: capitales para invertir, conocimientos técnicos superiores, relaciones sociales e institucionales, etc. Y que para hacerlo dan a sus emigrados numerosos estímulos, que van desde exenciones fiscales a importaciones hasta aparatosas bienvenidas en los aeropuertos cuando regresan en masa en fechas festivas.

Y, sobre todo, que ponen en vigor medidas para integrar a los emigrados a la vida nacional mediante la extensión de los derechos políticos a sus ciudadanos de ultramar: votan y eligen representantes.

Desafortunadamente el gobierno cubano sigue viendo a sus emigrados como desprendimientos del cuerpo nacional a los que hay que sacar plusvalía mediante remesas y cobrándole los servicios consulares a precio de oro.

Ya no les considera bestias pardas contrarrevolucionarias, gusanos desertores del tren revolucionario. Ahora descubre en ellos un filón de dinero fácil (los dirigentes cubanos sienten pasión por el dinero fácil) y hasta reconoce bolsones de emigrados “respetuosos y patriotas” a los que se invita a reuniones donde, dicen, dialoga la nación con su emigración. Aunque en realidad solo cuchichea el gobierno con sus gavillas de adeptos.

Y al resto, a la gran masa de emigrados que sostienen el consumo popular con sus remesas, ahora les invita a ser amigos, solo que dando tan poco y pidiendo tanto, que uno puede asumir que se trata de una amistad muy asimétrica. Que con tales amigos los emigrados pueden prescindir de todas las enemistades.
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(*) Publicado originalmente por cubaencuentro.com.

4 thoughts on “¿Y que reciben los emigrados?

  • haroldo:

    Acertadisimo en casi todo menos en esto, segun mi humilde opinion:

    “:Ya no les considera bestias pardas contrarrevolucionarias, gusanos desertores del tren revolucionario.”

    Pues yo te digo que jamas se nos ha dejado de considerar de esa manera; lo que pasa, tu mismo lo dices de manera clarisima:

    “Ahora descubre en ellos un filón de dinero fácil”

    Ahi es donde diste en el clavo: Por eso el aparente cambio de discurso, pero, a la hora de la verdad, lo poco que tu mismo reconoces que se da a loe exiliados.

    No se nos quiere, pero se nos necesita. La vida es muy ironica.

  • Alla el emigrado cubano que vaya bajo esas condiciones, porque el que no conozca el pan-o es porque es bobo, a esos cubanos que el regimen los considera patriotas es porque aceptan las condiciones que les impone la “patria” y los respetuosos los que estan dispuestos a respetar las ordenes de la “patria”, los demas no son mas de lo que siempre han sido, unos gusanos, mafiosos intransigentes a los que el regimen ahora mastica pero no los traga, porque los necesita para que les lleve el dinero facil que tanto les gusta a ellos, en fin que veo muy mal al emigrado que espere obtener algun beneficio haciendo negocios con el tirano.

  • Pienso, que lo que dices es muy acertado; solo que, teniendo en cuenta que lo que rige a un país, es la constitución, se debería, y pienso que es un deber de cada cubano consiente de la realidad que vivimos los que estamos fuera y los de adentro, por decirlo de algún modo; que las cosas seguirán como están y aun peor, si no se hace hincapié, en hacer de la constitución cubana, una constitución, (y perdonen lo reiterativo de mi parte sobre la constitución) actualizada, y pensada conscientemente, en devolvernos los derechos, que poco a poco hemos perdido; pues si la leemos detenidamente, nos daremos cuenta que como derechos, tenemos casi ninguno, que de esa manera, tod@s estamos restringidos a cumplir leyes que no nos protegen, y que solo estamos, para hacer el bulto a la hora de decir que “sí” a decisiones ya tomadas por un pequeño grupo de personas.

  • El emigrado cubano recibe a mas emigrados cubanos, nada mas.

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