Urge respetar en Cuba el derecho a informar

Por Vicente Morín Aguado

Henry Constantin de Camaguey es uno de los periodistas desaparecidos desde el 11 de julio.

HAVANA TIMES – El derecho al ejercicio profesional de los periodistas libres en Cuba, nacionales y de la prensa extranjera acreditada por el gobierno, está siendo violado flagrante y de forma salvaje por la turba de hienas que responden al binomio mal gobernante Partido Comunista (PCC)/Seguridad del Estado (SE) en el gran archipiélago del Caribe.

Las multitudinarias manifestaciones antigubernamentales en Cuba sorprendieron al mundo, y también a buena parte de los cubanos, dada la masividad y espontaneidad de estos reclamos pacíficos, cuya expresión más significativa, tratándose de una dictadura, es la frase coreada por miles de compatriotas en las calles de varias decenas de ciudades del país: ¡No tenemos miedo!

Una breve e incompleta recopilación de casos relacionados directamente con los informadores dispuestos a contarle a los propios cubanos y al resto del mundo la verdad, comienza por la golpeadura en pleno rostro, hasta hacerle sangrar profusamente, del fotorreportero de la AP Ramón Espinosa, de nacionalidad española.

Los periodistas independientes cubanos ni siquiera pueden salir a la calle, sitiados por la policía política. La valiente reportera de ABC, Camila Acosta, una joven cubana, está desaparecida; el informador Henry Constantin fue detenido en la ciudad de Camagüey la tarde del domingo, su madre ha denunciado que allanaron la vivienda de Henry en esta urbe del centro oriente y lo mantienen prisionero sin causa formal en su contra. El padre de Camila acaba de denunciar similares procedimientos para con su hija.

Son solo casos connotados de un indigno e ilegal protocolo diseñado contra la libertad.

A falta de los profesionales independientes, bajo coacción, el pueblo se ha convertido en una multitud de reporteros aficionados, que fueron la principal forma de darle a conocer al mundo la magnitud y carácter de lo que es una auténtica rebelión contra el sistema socialista implantado por Fidel Castro. No pocos de estos arriesgados reporteros sufrieron agresiones por dejar constancia gráfica de los abusos policiales.

Conociendo de como la internet libre está retando a la censura, el régimen de La Habana ha llegado al colmo de bloquear servicios básicos de las redes sociales, así lo ha reportado NetBlocks, plataforma especializada que acaba de dar cuenta de la interrupción en Cuba de WhatsApp, Facebook, Instagram y Telegram.

La mayor y más influyente parte de los medios informativos internacionales no pueden ser vistos por los residentes en la Isla.

Una cifra indeterminada de detenidos ronda entre 150 y 200 personas según Amnistía internacional, en correspondencia con informaciones independientes desde La Habana, aunque los datos crecerán gradualmente, similares al colapso repentino de un viejo edificio, porque en Cuba no existe un estado de derecho.  La prueba más evidente son filas de familiares a la espera de noticias sobre sus seres queridos, reclamando desesperados algún detalle que ofrezca fe de vida, frente a varias estaciones de policía en la capital cubana.

Es de esperar más represión y más censura, según el discurso último del presidente designado por el PCC, Miguel Diaz-Canel, quien llamó “¡al combate!”  a todas las fuerzas bajo su mando.

Si los cubanos han vencido el miedo a ser desaparecidos, el mundo debe corresponderles exigiendo al gobierno escuchar el reclamo multitudinario del pueblo.

Es inaceptable que la dictadura pueda ocultar la verdad de la masacre en ciernes sobre miles de personas, reclamando en los espacios públicos que durante 60 años les han negado, los derechos que son parte inalienable de la cultura occidental.

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