Una tarde a lo cubano, pollo por piscina

Por Luis Enrique González Muñoz

Esperando comprar pollo en el super de 3era y 70 en Playa, La Habana.

HAVANA TIMES – Lo que les voy a contar es una de las tantas epopeyas que recorremos los cubanos a diario para buscar los alimentos que escasean cada día más.

Iba hacia un centro recreativo con mi pareja, pensando en relajarnos, tomar un baño en la piscina. De repente, ella divisa desde lejos varias personas con paquetes de pollo, los privilegiados vienen del supermercado de 3ra y 70. En primer instante consideramos que está lejos de nuestra ruta a la piscina y no vamos a desviarnos.

Pero, el sabor de una que otra cerveza fría continuaba en nuestro imaginario paladar como algo que ya habíamos logrado. Sucede que la guagua pasa cerca del mercado, y sin más ya estamos parados en puerta para bajarnos ir y tratar de comprar un paquete, al menos, del añorado alimento.

La cola para comprar pollo.

Como siempre, una cola sea cual sea, tiene identidad, vida y hasta sus propios sentimientos. Hay quien que se cree más vivo y se quiere colar. Están los que sienten que llevan una eternidad aguardando que saquen los paquetes de pollo de cincuenta en cincuenta y a dos por persona. Esos no permitirán que nadie se meta por delante o se cuele y entre unos y otros dicharachos: es que llevan tres horas parados.

Pero bueno, qué son tres horas comparadas con la satisfacción de comprar lo que nos va a alimentar en los próximos días y nos dará fuerzas para seguir teniendo otro de estos cubanísimos relatos y, sobre todo, después de una cola de tanto tiempo y otra de las más largas que jamás había hecho para regresar en una ruta 179, que desde lejos augura un viaje más que placentero, también a lo cubano.

One thought on “Una tarde a lo cubano, pollo por piscina

  • Las colas y los cambios de planes repentinos son vida común de los cubanos de a pie. Se pudiera considerar como parte de la fuerza innata de los cubanos de no ser porque la verdad es que hemos bajado la cabeza cuando había que protestar y luchar y nos hemos acostumbrado con el tiempo y en silencio a aceptar este estilo de vida tan mediocre y desgastante.

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