Sí es el 1 o 5 de mayo, ¿qué más da?

La gente se reúne en el Malecón frente al mar para ver la celebración del Día Internacional de los Trabajadores en La Habana, Cuba, el 5 de mayo de 2023. Foto: REUTERS/Alexandre Meneghini

Por Francisco Acevedo

HAVANA TIMES – Celebrar el 1ro de mayo con una concentración masiva siempre me pareció una tontería, pero este año se rompieron todos los esquemas en Cuba.

La crisis de la gasolina ya obligaba a hacer un paripé con caminatas en los lugares cercanos, pero luego vino lo peor. El Instituto de Meteorología dijo que llovería el lunes 1 de mayo (algo que al final no ocurrió, como casi siempre cuando se le hace caso al pronóstico), y en vez de suspenderse la mascarada con la excusa perfecta se reprogramó para el viernes.

O sea, que ya en un país que necesita a gritos producir de todo, en vez de uno fueron dos días de vacaciones. Sí, porque nadie vaya a pensar que ya cuando se dio marcha atrás a lo del lunes la gente trabajó como debía, qué va, ya se había interiorizado que ese día era libre, y quienes fueron a trabajar no rindieron ni la mitad de lo habitual, que ya de por sí es poco, visto como estamos.

Y no quiero decir que entre las causas de no hacer un acto demasiado masivo estaba también el miedo a una revuelta popular. Supuestamente el objetivo era que se celebraran actos en todo el país, pero los cuatro gatos que se vieron en cada uno de ellos dan más risa que otra cosa.

Motivo de burla fueron también las Ferias organizadas este 5 de mayo en todos los municipios cubanos, con los mismos productos que siempre están, a los mismos precios. Para captar adeptos sirvieron las bolsas de refresco a 5.00 pesos (antes valían 0.40) y cerveza a granel a 50 pesos el vaso (antiguamente 6.00), pero todo lo demás era lo mismo de siempre al mismo precio, incluyendo las confituras inalcanzables para los asalariados del Estado, la cerveza y los refrescos enlatados a 160 pesos, etc.

El secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), Ulises Guilarte, con su rostro siempre desencajado cuando se dirige a súbditos y el pueblo en general, puso a “miles de millones de cubanos” en las calles, por solo citar su barbaridad más escandalosa en el Malecón habanero.

Claro que dijo que todo el que salió a las calles era para refrendar el apoyo “irrestricto” al proceso revolucionario y a los líderes históricos, pero vuelvo a repetir que la inmensa mayoría de quienes asisten a esas convocatorias lo hacen de manera forzada.

Lo reitero porque en cualquier país del mundo se preguntarán: ¿Qué necesidad tiene un cubano cualquiera de marchar el 1 de mayo, o el 5 como fue esta vez?

Pues toda la necesidad del mundo si trabaja para el Estado, como la inmensa mayoría del pueblo cubano, e incluso los que no lo hacen también reciben presiones, porque para que sus negocios particulares no se vayan a pique necesitan evitar problemas con el régimen porque si los “marcan” como que no apoyaron, sus días como cuentapropistas están contados.

A un costado del emblemático Hotel Nacional, Guilarte volvió a hacer hincapié en el feroz bloqueo, sin mencionar que tras la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca todo se ha reblandecido otra vez, con envíos de todo tipo a la mayor de las Antillas, que lejos de reducirse a medicinas, aseo o alimentos incluyen autos, como se ha conocido recientemente y también se restablecieron las remesas vía Western Union.

La historia de que trabajamos para estar mejor en el futuro parece que no tiene muerte, porque sigue escuchándose acto tras acto.

Sin embargo, la CTC no se pronuncia para nada sobre las protestas de médicos contratados en el extranjero por el propio Estado, que se quejan de deudas en los pagos y falta de vacaciones. Esos trabajadores y sus demandas no le interesan.

Pero bueno, qué decir de los colaboradores cubanos de la salud, si hace cuatro años están secuestrados dos en Kenia y lo único que jura y perjura el Gobierno es que están bien de salud. A nadie le importa lo que cobran, que no ven a sus seres queridos desde 2018, ni siquiera se dice a ciencia exacta donde están en la vecina Somalia, cuartel general del grupo terrorista Al Shabab.

Eso sin comentar la caótica situación del sistema de Salud en el país, donde no hay ambulancias en los hospitales y ni siquiera hilo para coser una herida en la cabeza a un niño. En fin.

La CTC también atiende a los jubilados, porque supuestamente en su vida laboral aseguraron su vejez, pero llegar a la Tercera Edad en Cuba es realmente una cruz.

Esos mismos que hoy y los años anteriores marcharon por la Plaza, el lugar habitual de concentración, probablemente mañana estén penando en las esquinas, sentados viendo pasar el tiempo, con suerte con un poco de ron que tomar, pero en definitiva en la miseria, porque ningún retiro en Cuba es lo suficientemente digno como para sobrevivir con lo básico, ni siquiera el de los militares, que es prácticamente el mismo salario que devengaron cuando estaban en edad laboral. Por cierto, vale recordar que eso lo pagamos usted y yo que jamás nos pusimos un uniforme militar.

Guilarte y quienes están en su mismo nivel de descaro no saben nada de escasez de gasolina, ni de apagones ni colas para comprar un paquete de salchichas. Nada de eso afecta si salen a la calle cuatro personas a protestar, porque enseguida aparece el combustible para los carros patrulleros y al momento les dan con todo.

Los cuatro escandalosos que pasan por las calles sonando tambores y trompetas de madrugada y perturban la tranquilidad ciudadana no son motivo de censura, esos están utilizando su derecho a expresarse con júbilo por el 1ro de mayo, el derecho que no tienen los demás al descanso y mucho menos a la libre expresión.

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