¿Qué pasó con el equipo independiente cubano de béisbol?
Por Ronal Quiñones
HAVANA TIMES – La semana pasada cerrábamos nuestro comentario diciendo que desde el Comité Central de Cuba se moverían todas las brujerías posibles para que el elenco de la Federación Profesional Cubana de Béisbol (Fepcube) fuera vapuleado en la Serie Intercontinental de 2024, que se celebraría del 26 de enero al 1 de febrero en Barranquilla, Colombia.
Sin embargo, tanta fue la presión del Gobierno de Cuba que ni siquiera se cantará la voz de play ball porque se suspendió el torneo.
Desde que se anunció la participación del equipo independiente se iniciaron las presiones sobre las autoridades colombianas y los organizadores, la Fundación Team Rentería USA, liderada por el exMLB Edgar Rentaría.
La oficial Federación Cubana de Béisbol (FCB) inició la ofensiva apenas esbozarse la idea con comunicados oficiales en los que acusaba a la Fepcube de usurpar sus funciones, etc., pero luego se fue un poco más allá y llegó a convertirse en cuestión de Estado, sobre todo luego que Colombia quedó en posición muy frágil cuando le fue retirada la sede de los Juegos Panamericanos de 2027.
El Gobierno de Gustavo Petro no cumplió con los plazos de pago correspondientes e intentaba recuperar los derechos por todas las vías, y para eso era invaluable el apoyo de uno de los principales animadores de las citas continentales a través de la historia.
En una declaración oficial, el Gobierno de Colombia consideró que el uso de los símbolos patrios por parte del elenco de Fepcube se interpretaría como ”una clara infracción a los derechos constitucionales y deportivos de la República de Cuba”, y en definitiva, para no perder la oportunidad de debutar oficialmente, los peloteros decidieron prescindir de ellos.
Aunque según explicaron personas ligadas al plantel tenían intenciones de cantar el himno nacional de Cuba aunque fuera a capella, lo más importante era llegar allí y decir presente por el significado cívico y social que entrañaba.
Las autoridades cubanas pensaron que al tocar algo tan sensible como la bandera el proyecto daría marcha atrás por una cuestión de honor, pero aguantaron la provocación y aceptaron esas condiciones, pese a que en su fuero interno no pensaban acatarlas, a sabiendas de que era mejor ser expulsados de ese evento, que es por invitación, recordemos, que no llegar a pisar el terreno.
Por eso también decidieron cambiar el nombre del equipo, para no darle el gusto al Gobierno cubano de decir que renunciaron antes de tiempo.
No bastó con esto y siguieron las coerciones, al punto de que la dictadura tuvo que quitarse la careta y quedar al descubierto en su afán de ir hasta donde fuera, hasta destrozar la organización de un torneo deportivo, simplemente para evitar la presencia de un equipo del exilio, que este caso particular incluye no solo peloteros interesados y que no estén vinculados a ninguna otra Federación, sino incluso a descendiente de cubanos que quieran ser parte del proyecto.
Team Rentería USA explicó en su comunicado que la suspensión fue por motivos ajenos a ellos, simplemente porque el Ministerio de Deportes y el Comité Olímpico de Colombia no les dio el aval necesario, pero aclararon que los involucrados estaban en disposición de jugar, incluidos los otros equipos convocados: Colombia, Curazao, Corea del Sur, Estados Unidos y Japón.
No importa que no exista pollo para la población o harina para el pan, sí hay presupuesto para boicotear un evento deportivo, en otra muestra más de que en este país todo pasa por el matiz político, y ganar una batalla en ese terreno es más importante que darle comida al pueblo.
También se le quiso quitar hierro al asunto desde la Florida, pues el gerente general de Fepcube, el estelar lanzador retirado Orlando ‘Duque’ Hernández, dijo en conferencia de prensa que era una iniciativa de libertad, no de política, algo totalmente sin sentido.
También dijo que respetaría a su par oficialista si un día se encuentran en un terreno de pelota, lo cual también encendió las alarmas de los exiliados, pero supongo que lo dijo en el sentido estrictamente deportivo, y a sabiendas, porque él mismo estuvo en el monstruo y le conoce las entrañas, que los peloteros que siguen viviendo en la isla son una especie de rehenes que no pueden decir y hacer lo que piensan cuando se ponen el uniforme de las cuatro letras. Que estén allí por decisión personal porque pueden renunciar a la selección es otro debate, porque hay que entender que no todo el mundo está dispuesto a sacrificar su vida por una causa.
Aunque el debate en la emigración es el menor de los problemas de esta idea, no es nada despreciable, porque son ellos los que pueden apoyarla con todo, tanto económica como emocionalmente, y las supuestas concesiones hechas para lograr la participación en la lid no sentaron nada bien en Miami, donde también existe desconfianza en el sentido de que económicamente los hayan timado, aunque los involucrados aseguran que los costos corren de su bolsillo, y personalmente les creo, porque varios son millonarios y no necesitan esto para enriquecerse.
Supongo que de alguna manera las declaraciones de que pensaban cantar el himno de todas maneras tranquilice a la comunidad miamense, porque lo más importante es hacer acto de presencia, y el hecho de haber movilizado a la maquinaria represiva para ejercer las presiones es una muestra clara de lo que duele este proyecto.
El dolor personal entendible de muchos exiliados no debe ser un obstáculo para llevar a vías de hecho este propósito, que también es un derecho que de momento se les niega a estos peloteros que no quieren representar al oficialismo y es su manera de sentirse cubanos.
De momento todo queda en el aire, y esto debe aprovecharse para limar las asperezas porque lo peor sería no presentar la batalla.