¿Hay razones para la unidad de Nuestra América?

Por Osmel Ramírez Álvarez

HAVANA TIMES — Por estos días se celebró en la Habana una importante evento de la Asociación de Estados del Caribe y muchos se preguntan: ¿Para qué sirven tantos mecanismos de integración?; ¿Son una ventaja estratégica o una carga financiera estéril para nuestras naciones?; ¿Será productivo en el contexto globalizador actual continuar aferrados al concepto martiano de “Nuestra América”?

Son cuestiones verdaderamente interesantes y se escuchan voces tanto para defender como para rechazar. No caben dudas de que en Nuestra América hay más mecanismos de integración que “unidad” misma. Y realmente sería más productiva la unidad en un solo mecanismo, que simularla creando a cada rato otros nuevos que no absorben a los anteriores.

Otro problema de la “unidad real” es el hecho de que se pretende ideologizar; no solo la izquierda, también la derecha. Históricamente la influencia de las potencias en defensa de sus intereses en la región, y la coexistencia de estos intereses con los de las burguesías nacionales, imposibilitaron el nacionalismo inicial que hubo en otras latitudes y ha vetado en gran medida el desarrollo autóctono. Luego también la URSS vino a exportarnos su proyecto extremista de justicia social, que resultó inviable y trajo todo lo que ya conocemos sobre la guerra fría.

En la post-guerra parecía que, con la OEA, América toda debía integrarse, con esas asimetrías abismales entre norte y sur, donde más que unión fraternal parecía subordinación a los EUA. Claro que en la medida en que ha cambiado el escenario la OEA ha cambiado; ya no es lo mismo, aunque en Cuba y Venezuela se siga diciendo que sí; porque quieren una comunidad regional cómplice de sus proyectos ya salidos del respeto a la soberanía popular.

Muchas organizaciones supranacionales fueron creándose poco a poco: Asociación de Estados del Caribe, Comunidad del Caribe, Organización de Estados del Caribe Oriental, Mercado Común del Sur, Comunidad Andina, Tratado de Cooperación Andino, Sistema de Integración Centroamericano, Mercado Común Centroamericano y la Comunidad Iberoamericana de Naciones, aún sin estatus jurídico pero con cinco organismos activos y 25 cumbres.

Luego llegó, fruto de muchas crisis, la ola izquierdista que comenzó con el chavismo a finales de los 90. La idea cobró más vuelo y aparecieron como colofón el ALBA, PETROCARIBE, UNASUR y la CELAC; que si bien las dos últimas han sido asumidas por todos sus integrantes naturales, fue desde la izquierda que se impulsó. No faltó entonces desde la derecha un nuevo mecanismo: la Alianza del Pacífico. No hay que ser adivino para saber que tantas organizaciones, para que den frutos visibles, deben adsorberse y no sumarse.

El propio Chávez, gran promotor de esa unidad, dijo una vez y repitió muchas, que los gobiernos iban de cumbre en cumbre mientras los pueblos iban de mal en peor. Tal vez no fueron sus palabras exactas pero si el mensaje. Lo paradójico es que bajo su influencia se incrementaron las cumbres y los resultados tangibles tienen un sustento más populista e ideológico que unitario.

Foto: telesurtv.net

Esas grandes reuniones son muy costosas y la percepción es que sirven más como viajes de distracción y socialización para nuestros líderes, que para resolver problemas de nuestros pueblos; sin negar que tienen sus saldos positivos, cabe preguntarse si valen la inversión.

Pero, ¿seguirá siendo válido el concepto de unidad de Nuestra América soñado por nuestros próceres?: -somos muchos los que creemos que sí. Está bien tener una organización hemisférica como la OEA, que una a las dos Américas: en vez de destruirla debemos fortalecerla. También es correcto tener una organización que nos vincule con la península ibérica, pues tenemos una herencia histórica, cultural y económica común.

Pero a nivel de Nuestra América debemos repensar nuestros mecanismos unitarios. Al concretarse la CELAC debió, si no anular, al menos integrar al resto de los mecanismos segmentarios como parte de un mismo mosaico. Ya con tantas organizaciones supranacionales nuestros líderes no tendrán tiempo de gobernar, andando de “cumbre en cumbre”.

No es para separarse del resto del mundo que existe Nuestra América, ni es para eso que necesita unirse; es para insertarse en este mundo de una manera más justa y constructiva sobre la base de intereses comunes. Independientemente de que tengamos diferencias étnicas, racismo, nacionalismos y asimetrías (como en todo el mundo), prevalecen elementos y razones para un trabajo común, que nos diferencian e identifican; incluso más que en otras regiones que han logrado mayor unidad. Y cada vez se forja mucho más esa identidad latinoamericana y caribeña.

Es como parte de ese sentimiento derrotista, propio de esta época de reacomodo y derivado del fin de la guerra fría; por el triunfalismo liberal; por el acentuado ritmo de la globalización; por el individualismo y la enajenación que fomentan las valiosísimas tecnologías de la información e internet, confundiéndolas muchas veces, ¡literalmente!, con la libertad o con la sensación de que no existen fronteras; por todo ello: muchas almas buenas han desistido de “lo propio”, y se renueva el desdén hacia lo autóctono; y desprecian el valor de la unidad; y se vuelven “aldeanos vanidosos” (1), como sentenció el Maestro.

Nuestra América: ¡claro que no es homogénea!, ¡ni predomina la fraternidad humana!, ¡ni el gozo de todos los derechos, por todos, en igualdad de condiciones!; pero esta realidad lejos de ser excusa para el odio o el desdén, es una razón inmensa para la unidad y el trabajo arduo por conquistar finalmente toda la justicia posible. Creo que ese es el camino.
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 (1)- Ensayo Nuestra América. José Martí, Obras Escogidas. T-2. Pp 480.

4 thoughts on “¿Hay razones para la unidad de Nuestra América?

  • ?Unidad latinoamericana? No me hagan reir. En todo caso, complot entre gobiernos autoritarios y ladrones de sus pueblos latinoamericanos. Todos se unen para caerle arriba a Costa Rica, a Honduras o a México; sistemas políticos no perfectos, pero que no se han plegado al seudo monopolio de miseria de los “Socialistas del siglo XXI” !!!!Hipócritas!!!!

  • Es cierto Osmel, la proliferación de cumbres molesta a los ciudadanos. Mujica también ha dicho lo mismo sobre las numerosas Cumbres que no resuelven los problemas de los pueblos.
    Si contabilizas la cantidad de cumbres que se celebran en la Habana anualmente y los temas y lo contrastas con la realidad de esos temas en el ámbito nacional, se nota que son cumbres de propaganda pero que no inciden en nada en mejorar el panorama de esos temas en el país. Los de pedagogía, los de salud, los jurídicos, la libertad cultural, etc. Menos cumbres y más resultados que además significan muchos gastos.

  • Osmel efectivamente latinoamerica esta unida pero solo en la lista de pago de sobornos de Odebrecht apoyado por Lula. Solo hay que ver como los paises latinoamericanos le han dado la espalda al pueblo cubano, y pasan el tiempo alabando a la unica dictadura del hemisferio occidental.

  • Osmel:

    El sueño de una Latinoamérica unida sigue siendo más que todo una utopía. Creo que nadie en sus cabales lo negará. Mas ojo, que por esa utopía se avanza con lentitud y a veces con tropiezos, pero teniendo como acompañamiento cierto sentido de futuro. Celac es prueba de ello. Se partió de acercar en su diversidad a los elementos constitutivos del sur eternamente eternamente preterido y en buena medida se logró.

    Las uniones regionales no son invento de los latinoamericanos ni mucho menos. Europa, el Sudeste Asiático y África han sentado buenos ejemplos en ese sentido. ¿Por qué no sostener sueños similares de este lado del mundo?

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