Detrás de las acusaciones en Cuba contra el exministro Gil

El presidente cubano Miguel Díaz Canel y su ministro de Economía, Alejandro Gil, antes de que Gil fue despedido y después acusado de corrupción.

HAVANA TIMES – La destitución de Alejandro Gil como ministro de Economía y Planificación de Cuba hace alrededor de un mes parecía ser una más, dentro de la limpieza que a cada rato hace el Gobierno cubano, pero esta semana todo cambió cuando surgieron acusaciones de corrupción y se le abrió un proceso investigativo.

Recordemos que cuando fue cesado, el presidente Miguel Díaz-Canel le mandó un agradecimiento por las redes sociales y agregó que todavía le quedaban “tareas” por hacer, y el propio Gil respondió a este mensaje diciendo que fue un orgullo y un honor trabajar con Díaz-Canel. “Estoy a la orden”, le puso. Así que todo parecía indicar que las cosas habían quedado en buenos términos y solo era un lavado de cara, porque en realidad la economía cubana no hay quien la arregle.

Muchos pensamos que veríamos nuevamente la técnica del corcho, que siempre flota, y en este caso significa reinventarse como director de cualquier empresa, que luego de un par de años se iría a Miami a vivir la dulce vida como si nada hubiera pasado.

Sin embargo, fue detenido esta semana y acusado de corrupción.

El mandatario escribió en redes sociales que incluso Gil reconoció sus “graves errores”, renunció a sus cargos y a la militancia al Partido Comunista de Cuba (PCC), y advirtió que el enemigo desataría una gran campaña para hacer leña del árbol caído, pero el pueblo se mantendrá con la Revolución, “como nos tienen acostumbrados”. Nada del otro jueves.

De entrada, o Díaz-Canel no sabía nada al respecto (de hecho, lo felicitó por su cumpleaños días después de su destitución), o estaba siendo investigado también por si estaba en contubernio, porque luego de deshacerse en halagos sale todo lo contrario, y una investigación como esta no se construye en una semana.

En la práctica, esto es otra cortina de humo para separar al dignatario de su compinche, como ocurrió en 1989 con el general Arnaldo Ochoa, que junto a su séquito eran los únicos corruptos según la dictadura, sin importar que se movía en las altas esferas con dinero público.

Como explicamos anteriormente, el apellido del destronado es igual a un apelativo que se usa en Cuba para describir a los inocentes, los tontos, y de ahí el título de este artículo. Pero sí se puede ser más gil, y Alejandro lo acaba de demostrar.

Hay primero que precisar el monto de su desfalco, ¿cuántas calles se pudieran arreglar, cuántos medicamentos adquirir, cuántas ambulancias, cuántas toneladas de harina para hacer el pan que este mes solo ha llegado a La Habana?

Mientras defendió públicamente la propaganda, en contubernio con el régimen, este vocero de lo absurdo hacía sus negocios y pensó que nadie lo vigilaba por su guataconería, pero nada de eso, aquí todos son sospechosos.

De hecho, todo se desató después de una denuncia hecha en una televisora de Miami, y la familia del exfuncionario se enteró de su arresto por el Noticiero Nacional de Televisión de Cuba, porque solamente se les informó que se lo llevaban para aclarar algunas cosas tras el registro a su domicilio.

También por redes sociales se supo de una Mipyme en Ciego de Ávila cuyo dueño fue detenido, y al cual se le vincula con Gil, con varias naves de almacenamiento a su disposición y con contratos internacionales relacionados al procesamiento de frutas y vegetales frescos, jugos, néctares y productos derivados del tomate.

Por supuesto, todo esto hay que analizarlo bien a la luz de las pesquisas, pero casualmente luego que el lamebotas fue mandado a plan piyama, el dueño de la empresa fue arrestado inmediatamente, antes de que se destapara todo.

Otra hipótesis se refiere a una mula que trató de entrar cien mil dólares a Estados Unidos, una mujer cubanoamericana detenida en el aeropuerto de Tampa a inicios de febrero cuando regresaba de Cuba. Desde su detención, Mirtza Ocaña Lara cooperó con las autoridades estadounidenses y mencionó repetidamente a Gil.

La ciudadana estadounidense de 38 años realizó al menos 45 viajes a La Habana en un año, algo completamente inaudito, pero ya todo eso es trabajo para el Ministerio del Interior (MININT), las Fuerzas Armadas (FAR) o la Seguridad del Estado, a ver si se dedican a lo que les toca y no a reprimir al pueblo.

No se sabe si tendremos un juicio público como aquel al exministro de la Industria Alimenticia Alejando Roca en 2011, el último gran jefe que fue expuesto al escarnio popular, pero las cosas no pintan bien para el hermano de María Victoria Gil, la expresentadora de televisión que hace un mes lo defendía como un hombre íntegro.

Recordemos que desde que fue designado al cargo había denuncias en su contra por sospechosos vínculos con los negocios de su hermana en España y en Cuba, y se le atribuía la creación de Mipymes en las áreas de producción agroindustrial y los servicios al turismo, pero todo aquello fue silenciado y se olvidó…hasta ahora.

Ni el inefable programa Con Filo ni la Mesa Redonda han ido más allá de reproducir la nota oficial, a la espera de lo que dicten desde arriba para ver si le caen encima con toda su verborrea o lo dejan pasar, que también es una opción, aunque mucho menos probable, sobre todo luego del revuelo formado.

La única manera en que ocurra esto último es que sea imposible creerse que Gil actuaba a espaldas de la cúpula castrista, pero en este país puede pasar de todo, porque somos el escenario perfecto de lo real maravilloso.

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3 thoughts on “Detrás de las acusaciones en Cuba contra el exministro Gil

  • Lo primero que debe hacer quien escribió este artículo,esaprender gramática española. En la primera línea del segundo párrafo, la ausencia de una coma da a Díaz Canel como “cesado”… Parfavar!!!!

  • No somos perfectos. Gracias por la corrección.

  • Marusha Vian: a cualquier escribano se le va un borrón, estoy cansado de ver errores mucho peores en la prensa, incluyendo diarios prestigiosos. Al autor del artículo le faltó una coma, a usted un poquito de respeto, además, lea su comentario, le faltó un espacio en “es aprender”, y si queremos ser más pulcros debería de haber utilizado cuatro signos de admiración al inicio de Parfavar.

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