Decisivas elecciones de medio termino en Estados Unidos

Ilustración: www.actionnewsnow.com/

Por Raúl K. Bautista

HAVANA TIMES – El martes 8 de noviembre se llevarán a cabo las elecciones de medio término -a mitad del período presidencial- en Estados Unidos. Se elegirán los 435 escaños para la Cámara de Representantes (controlada actualmente por los demócratas por sólo cinco escaños) y 35 de los 100 escaños del Senado (50 y 50 cada partido, dando el voto de la vicepresidenta Kamala Harris el control a los demócratas). Adicionalmente, se elegirán 36 de los 50 gobernadores y puestos para secretarios de Estado, que supervisan y certifican los resultados electorales a nivel estatal.

Los sondeos indican que los republicanos van a ganar el control de la Cámara de Representantes y que el control del Senado va a estar bien reñido, siendo clave los resultados en Pennsylvania, Georgia y Nevada. El partido que gane dos de esos estados se quedará con el control del Senado.

Tradicionalmente el partido en el poder pierde en las elecciones de medio término y eso afecta en mayor o menor grado la implementación de la agenda gubernamental del presidente en funciones. Influye, además, en la aprobación de candidatos para cargos judiciales y otras aprobaciones del Senado. Pero tienen poca relevancia en otros aspectos de la política doméstica e internacional.

Este año, sin embargo, si los demócratas pierden la Cámara de Representantes y el Senado, el futuro de la democracia estadounidense como la hemos conocido se verá afectado significativamente, se agudizaría la división interna, el odio y la violencia, y se debilitaría la posición de Estados Unidos a nivel internacional, principalmente en su rivalidad con Rusia y China.

En estas elecciones de medio término, dijo Obama recientemente, “el fundamento básico de la democracia está en peligro”. Y el propio Biden calificó a los seguidores de Trump, a los MAGA (Make America Great Again-Haz que América sea grande de nuevo) que dominan al partido republicano, como “semi fascistas”. Otros analistas los han calificado de neofascistas. Y no es para menos, casi 290 de los candidatos republicanos a la Cámara de Representantes son “election deniers” (negacionistas del triunfo electoral de Biden), ultraderechistas que promueven la violencia contra sus opositores políticos e impulsores de campañas de desinformación y de teorías conspirativas.

Trump espera la señal positiva para anunciar su campaña

Una victoria electoral republicana del Congreso de Estados Unidos no sólo prepararía el terreno para el lanzamiento de la candidatura de Trump a la presidencia en 2024, frenaría y entorpecería completamente la implementación de la agenda social y económica de Biden y su capacidad para gobernar en los próximos dos años. Los republicanos ya han afirmado que si ganan van a llevar a cabo una serie de investigaciones, desde la salida de Afganistán, la política contra el Covid, la relación de Hunter Biden (hijo del presidente) con los chinos y Ucrania, la política migratoria, el Departamento de Justicia y el FBI, hasta el “impeachment” (destitución) de Biden, independientemente de que haya cometido o no alguna acción que lo amerite.

Obviamente, con sólo ganar la Cámara de Representantes, los republicanos van a vengarse de los demócratas. Disolverán el Comité que investiga los eventos del 6 de enero (del 2021) y enviarán una citatoria para obtener todos sus archivos con el fin de acusar a Nancy Pelosi (a quien algunos republicanos responsabilizan de no haber garantizado la seguridad policial del Capitolio) y desacreditar sus hallazgos y conclusiones, que han hecho mucho daño a Trump y al partido republicano.

El excongresista republicano Newt Gingrich, aliado del actual líder de la minoría republicana en la Cámara de Representantes Kevin McCarthy, sugirió que los miembros del Comité del 6 de enero podrían terminar en prisión.

A principios de este año se consideraba que los republicanos iban a arrasar en las elecciones de medio término. Esto y la estrepitosa salida de Afganistán, llevó a Putin y a Xi Jinping a considerar que la principal potencia mundial estaba debilitada y en decadencia, con poca capacidad de forjar una respuesta unificada de la OTAN o para sostenerla en el tiempo. Putin invadió Ucrania pensando que en pocas semanas iba a tener el control total del país y podría presentar a Occidente un “fait accompli” que tendría que aceptar. Y Xi Jinping manifestó que las elecciones de medio término demostraran la ineficacia de la democracia estadounidense y que su modelo es inferior a la “democracia” china.

Algunos de los líderes republicanos de la Cámara de Representantes ya han expresado que a Ucrania no se le puede dar un cheque en blanco o que no aprobarán más ayuda a ese país. Una reducción del apoyo económico y militar de EEUU a Ucrania también debilitaría el apoyo de la Unión Europea. Putin estaría en mejores condiciones de ganar la guerra o de salir con una posición ventajosa. Xi Jinping también se beneficiaría del caos doméstico estadounidense en su aspiración por lograr la supremacía mundial y forjar un nuevo orden internacional.

En relación a Nicaragua, pase lo que pase en las elecciones, muy poco va a cambiar, porque existe un inusitado consenso bipartidista en el Congreso en contra de la dictadura orteguista. Es factible, incluso, que los republicanos presionen por mayores sanciones al régimen Ortega-Murillo. Un control republicano del Congreso sí afectará la implementación de la diplomacia estadounidense vis-a-vis regímenes autoritarios en El Salvador, Guatemala y otros países de la región, que contraargumentarían que EEUU no puede dar lecciones en democracia si no puede frenar el rumbo autoritario y semi fascista a lo interno de su propio país.

Refiriéndose a los candidatos republicanos que participan en este proceso electoral y que se niegan a aceptar los resultados de las elecciones si no son ellos los que ganan, el presidente Biden dijo que “ese es el rumbo al caos en América. No tiene precedentes. Es ilegal. Y es antiestadounidense”. Estados Unidos ya es un país profundamente dividido y es muy probable que después de estas elecciones pase a una mayor confrontación.

Una victoria de los republicanos en las elecciones de medio término cuando son la oposición no sería ninguna sorpresa, ni inusual. El partido en el poder ha perdido 36 de las 39 elecciones de medio término desde la Guerra Civil estadounidense.

Pero los demócratas perderían ante un grupo significativo de candidatos republicanos con pobres credenciales académicas y políticas, ciegos seguidores de Trump, con posiciones extremas y que consideran a los demócratas como el enemigo a destruir. Y es probable que esos candidatos no ganen solamente en estados considerados rojos, sino también en bastiones azules demócratas como Nueva York y Oregón.

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