Cuba: La caída de Alejandro Gil no será en solitario

Resulta poco creíble que una trama de corrupción tan jerarquizada pueda ser llevada a cabo sin que lo noten o lo sepan otros / Tribuna de La Habana

Por Reinaldo Escobar

HAVANA TIMES – Una inusual «nota oficial» hizo pública la profundidad de la caída de Alejandro Gil Fernández. Los lectores de la prensa controlada por el Partido Comunista ya saben que con esta forma de titular se dan a conocer las informaciones más trascendentes, pero esta nota no vino firmada por un ministerio o por alguna entidad estatal, sino por la máxima instancia del Gobierno y del PCC.

Miguel Díaz-Canel lo había felicitado un mes antes por su 60 cumpleaños y en otro tuit, donde el presidente se mostraba delicado con ministros defenestrados, Gil incluido, les decía: «Entregaron sus energías en años muy duros para el país. Tareas tendrán para seguir haciendo por Cuba».

La nota de este 7 de marzo es oscura e imprecisa. No revela a cargo de quién estuvo la «rigurosa investigación» que determinó los «graves errores» cometidos por Gil en el desempeño de sus funciones. Más adelante añade que, dado «el nivel de verificación de los hechos, y a propuesta de la Fiscalía General de la República», el Buró Político y el Consejo de Estado aprobaron que el Ministerio del Interior iniciara «las actuaciones correspondientes para el esclarecimiento de estas conductas». Por cierto, los errores que se cometen en el ejercicio de un cargo no son conductas, ni delitos.

Aquí hay que preguntarse no solo quién llevó a cabo la rigurosa investigación sino quién la aprobó. Los rumores apuntan a un tocayo de Alejandro que, según parece, tiene poder para investigar sin esperar los permisos.

Aunque sean casos diferentes, hoy se vuelven a abrir las mismas interrogantes que rodearon la llamada Causa número 1 de 1989

La imprecisión se hace más evidente cuando se intenta identificar la naturaleza de los hechos con la mención de tres generalidades sacadas de un código de moralidad: «la corrupción, la simulación y la insensibilidad», pero son mencionadas como parte de la ética de la Revolución que «nunca [las] ha permitido, ni permitirá jamás». Le faltó «firmeza revolucionaria» al presidente al limitarse a estas insinuaciones.

Lo que más se escucha ahora mismo en las calles de Cuba son preguntas y la más frecuente se refiere a si rodarán otras cabezas por debajo o incluso por encima del nivel del imputado ex ministro. Resulta poco creíble que una trama de corrupción tan jerarquizada pueda ser llevada a cabo sin que lo noten o lo sepan otros.

Aunque sean casos diferentes, hoy se vuelven a abrir las mismas interrogantes que rodearon la llamada Causa número 1 de 1989, que se inició el 14 de junio con una nota informativa del periódico Granma y terminó el 13 de julio con el fusilamiento de los principales implicados.

Si bajo la acusación de romper la vidriera de un establecimiento comercial en medio de una protesta ciudadana han condenado a varías personas a penas de prisión de 12 o 15 años, ¿cuál será la petición de la Fiscalía para Alejandro Gil y sus cómplices? ¿Habrá un juicio público?¿Quién va a firmar la próxima «nota oficial»?

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