Consejos a los turistas en el paraíso cubano

Turistas pasean por la calle 23 en La Habana. (14ymedio)

Por Natalia López Moya (14ymedio)

HAVANA TIMES – Me gusta la complicidad de mi terraza, sobre todo a esa hora en que no sé si es de día o de noche, y la ciudad despierta oliendo a mar y a café recién colado. Enfrente de mí se proyecta el Capitolio con su cúpula dorada y su monumental arquitectura, que no solo empequeñece al hombre, sino también oculta una ciudad que padece a causa de la desidia, el desamor y de la incompetencia de un Gobierno más interesado en las apariencias que en las realidades.

A su llegada, señores turistas, encontrarán edificios roídos por 60 años de indolencias. Con sus grietas y aceros expuestos descendiendo hasta sus cimientos, debilitando sus estructuras y haciéndolos colapsar en algunos casos sin previo aviso. Derrumbes que condenan familias humildes y trabajadoras a vivir en albergues, que más parecen guetos que hogares temporales.

Ustedes pueden buscar, indagar, encontrar a esas familias que viven en condiciones deplorables en barrios marginales que ni siquiera se imaginan que puedan existir en el “paraíso cubano” que les describieron en la agencia de viajes. Si lo hacen, descubrirán personas cuya esperanza muere en los archivos del olvido o en el ya gastado cliché de la falta de recursos producida por un bloqueo que solo parece existir para el sector más humilde de la sociedad.

Deben saber con anterioridad, que la ultra gastada excusa de la falta de recursos quedó desmentida cuando en 1991 derrocharon millones para satisfacer el orgullo de un dictador egocéntrico, hipócrita y mentiroso. Y es una mentira fácilmente desmontable si echamos cálculos de la cantidad de hoteles de lujo que se construyen en pocos meses. Desde esas mismas terrazas, podrán apreciar con sus propios ojos la cruda realidad que los medios bajo el control de la dictadura tratan de ocultar al mundo.

Ustedes, al igual que observo yo desde mi amada terraza, serán testigos de cómo el cáncer del abandono y la indolencia devora a una ciudad dejada a su suerte y donde los pocos recursos que existen se venden en la moneda del enemigo estadounidense.

Sus cámaras mostrarán al mundo la gran estafa de este sistema fallido y caduco, diseñado para limitar el progreso del hombre con el fin de someterlo y hacerlo dependiente. Así que los invito a todos, cámara en mano, a buscar y mostrar al mundo la falacia.

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