Proceso de paz en Colombia: Entre la pausa y la suspensión indefinida
Por Tatiana Rodríguez
HAVANA TIMES (dpa) — El proceso de paz entre las FARC y el gobierno colombiano que completa nueve meses en Cuba tuvo este viernes su día más crítico, luego de que la guerrilla anunciara una «pausa» en las negociaciones y el presidente Juan Manuel Santos respondiera con una suspensión indefinida del diálogo. El país quedó en vilo.
La reanudación de las conversaciones aún no tiene fecha y las partes están analizando, por el lado de las FARC, la propuesta de Santos de convocar a un referendo el eventual acuerdo con ese grupo y, por el del gobierno, la reacción de la guerrilla de levantarse temporalmente de la mesa de negociaciones.
Inesperadamente, hasta para los mismos negociadores, el mandatario de los colombianos ordenó el regreso «inmediato» a Colombia de su equipo en La Habana para analizar la situación de los diálogos y dijo enfáticamente que «en este proceso el que decreta las pausas y pone las condiciones no son las FARC».
Aunque previamente Santos se había mostrado comprensivo frente a la decisión de las FARC y hasta la calificó como «legítima y válida», tras una reunión con varios de sus ministros en Bogotá se retractó y precisó que las conversaciones se reanudarán sólo cuando su gobierno lo considere «conveniente».
El mandatario desestimó así el anuncio que el grupo ilegal hizo de volver al diálogo el próximo lunes, que había apaciguado la alerta que la aparente suspensión de los diálogos había generado.
El proceso de paz, que busca la desmovilización de cerca de 9.000 miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), cumplía esta semana su decimotercera ronda en La Habana, concentrada en la participación política de la guerrilla, el segundo de cinco puntos de la agenda pactada por las partes.
Como era de esperarse, las FARC reaccionaron ante la propuesta hecha por Santos y afirmaron que la «pausa era para centrarse exclusivamente en el análisis del referendo». Además recordaron que su objetivo es la asamblea nacional constituyente como una forma «de participación del pueblo en la construcción de un acuerdo».
A simple vista, la razón por la que el proceso de paz quedó en suspenso fue el proyecto de ley presentado por el gobierno de Santos ante el Senado para que el referendo sobre un eventual proceso de paz coincida con las elecciones que el país celebrará en marzo y mayo próximos, cuando se realizarán los comicios legislativos y presidenciales, respectivamente.
Mientras que algunos políticos como el senador Armando Benedetti consideran que la crisis «no es nada y se resolverá la próxima semana», analistas como el director del semanario de izquierda «Voz», Carlos Lozano, calificaron como «extraño» el cambio de parecer de Santos y pidieron a los países garantes (Cuba y Noruega) tratar de intervenir en la situación.
Para el senador y precandidato presidencial del Centro Democrático, Juan Carlos Vélez, a Santos se le está «agotando la paciencia» porque, según él, el mandatario necesita firmar la paz a más tardar en noviembre de este año para anunciar su candidatura a la reelección presidencial.
El ex jefe guerrillero y ahora político izquierdista Antonio Navarro Wolff cree de otra parte que el referendo permitiría más participación, pero asegura que la decisión unilateral del gobierno de proponerlo fue el error que generó la situación de desorden que ahora tiene comprometidas las conversaciones.
Navarro Wolff estima además que la suspensión de los diálogos es «una cortina de humo para desviar la atención centrada en los paros (huelgas)» que se han presentado en las últimas semana en el país, en los que «el pueblo está reclamando sus derechos».
La cuerda del proceso está tensada. Las partes han demostrado que no dejarán de lado sus objetivos propios para lograr la paz que el país clama desde hace casi más de medio siglo. Temas como la participación política, la eventual reelección de Santos, la aplicación de la justicia y la reparación de víctimas, entre otros, hacen parte del eventual postconflicto que de momento les resulta más trascendental que el mismo fin de la guerra.