Brasil: Coronel admite haber torturado unos 500 presos en dictadura

HAVANA TIMES (dpa) — El coronel retirado de la policía militarizada de Río de Janeiro Riscala Corbaje admitió haber torturado a unos 500 presos políticos durante la dictadura militar que gobernó Brasil entre 1964 y 1985, según informó hoy el diario “O Globo”.

Corbaje, quien entre 1970 y 1972 se desempeñó como jefe del equipo de interrogadores del Destacamento de Operaciones de Informaciones del Ejército en Río de Janeiro (DOI-I), dijo que durante las sesiones de interrogatorios se llegaban a movilizar hasta 20 torturadores por preso.

Esto garantizaba celeridad en la obtención de las informaciones requeridas. La idea era que el preso torturado delatara a sus compañeros en un máximo de 48 horas.

“Era una masacre”, dijo el coronel retirado, en declaraciones ante el grupo de trabajo Justicia de Transición del Ministerio Público Federal (Fiscalía). El grupo fue creado en 2012 con el objetivo de investigar las violaciones a los derechos humanos perpetradas durante el régimen militar.

Según Corbaje, quien usaba el apodo de “Nagib” mientras estuvo al frente de los interrogatorios, en cuanto eran capturados los presos eran llevados a la llamada “sala de punto”, un lugar tan terrible, aseguró, que “si el propio diablo entrara allí saldría en pánico”.

Nagib explicó que el método más eficaz de tortura es el llamado “pau de arara”, que consiste en que el preso es atado por detrás de las rodillas, con las piernas flexionadas, al tiempo que sus muñecas atadas también son sujetadas al palo. Esto hace que quede colegado en posición fetal.

“No hay necesidad de aplicar ningún otro sufrimiento, choque (eléctrico) ni nada. Los otros (torturadores) daban bofetadas, puñetazos. Cada uno trabajaba a su modo (…) Usted agarra a un estudiante, lo pone con el peso del cuerpo en una barra de hierro y lo deja 15 minutos colgado en el ‘pau de arara’. No se necesita dar un choque (eléctrico). El tipo aúlla de dolor ¿Sabe por qué? (Porque el peso del cuerpo) afecta los nervios de la pierna. El tipo quiere bajar de cualquier manera”, detalló.

El coronel dijo que resolvió hablar para librarse del problema de tener que acudir a declarar una y otra vez.

“Solo quiero que ustedes (fiscales), por el amor de dios, me dejen en paz. Yo soy enfermo cardíaco, (estoy) lleno de problemas, tengo un nieto discapacitado, cada vez que vengo acá toda mi familia se queda nerviosa. Ya le dije a mi mujer: no voy a dejar de declarar, estoy cansando a mi abogado. No tengo nada que esconder”.

Tras lamentar que el régimen haya enviado a trabajar a los centros de tortura a agentes sin experiencia, lo que atentaba contra la “productividad” de esos centros, afirmó: “No tengo el más mínimo cargo de conciencia”.