La Casa de la Trova de Santiago de Cuba

Fotoreportaje por Dariela Aquique

HAVANA TIMES, 10 nov. — Santiago de Cuba es la madre de un peculiar estilo: La Trova, acá nació esta forma musical de hombres y mujeres músicos, que acompañados de su guitarra interpretan canciones.

Desde exquisitas letras concebidas hasta el más improvisado estribillo bajo los tensados y percutidos hilos, han hecho famoso a nivel internacional el repertorio trovadoresco tradicional cubano y el santiaguero como el más distintivo de ellos.

En el emporio, por supuesto no puede faltar el lugar donde hallar tan reputado género ya sea por los músicos foráneos, los visitantes curiosos o los excursionistas que hacen turismo de ciudad.

Allí al arpegio de cuerdas y al entono de un clásico tema del cancionero popular tradicional, a sorbos de Mojitos, Cuba Libres o espumosa cervezas para mitigar el calor oriental, La Casa de la Trova abre sus puertas coloniales.

Oriundos de esta zona, los bardos canturreadores de tonadas, tan insignes como José (Pepe) Sánchez, el genial Sindo Garay, los singulares Hermanos Matamoros o Hermanos Hierrezuelo, el celerísimo Francisco Repilado (Compay Segundo) y otros muchos, parecen permanecer allí, en la casona de Heredia, esquina San Félix.

En principio era un pequeñito café en la calle Heredia, entre una cafetería y el Centro La luz de Oriente, devenida Casa del Estudiante después del 59. El cafetucho con una barra, pocas mesas y una victrola, era el lugar de confluencia de los juglares. Desde entonces comenzó a nombrarse La Trovita.

Por allá por finales de los 80, decidió hacerse su ampliación y la antigua cafetería y los fondos habitacionales de la planta alta, pasaron a ser un solo edificio, la actual Casa de la Trova de Santiago de Cuba.

Grandes personalidades de todas partes del mundo vienen a conocer el sitio donde nació la trova tradicional. Pero ninguna de estas visitas ha tenido seguro más repercusión que la llegada sorpresiva una tarde de un domingo de junio del 2000, cuando la gente corría de un lado a otro, diciéndoles a todos los que encontraban a su paso: “En la Trova está Paul McCartney”.

El ex Beatles, que nunca había visitado Cuba, pidió autorización en el aeropuerto internacional -José Martí-, para aterrizar su avión personal, una vez en suelo santiaguero visitó el Castillo del Morro San Pedro de la Roca y luego pidió ser llevado a la Casa de la Trova, allí sentado en un taburete de cueros, tarareó junto a los trovadores, firmó autógrafos y dijo haber admirado siempre este género de cuya sonoridad hasta los Beatles se apropiaron en algunos de sus arreglos musicales.

Dejó rubricado su a los trovadores y en la hoja de papel es conservada bajo un cristal en un cuadrito en alguna de las paredes de la Casa entre tantas firmas y grafitis.

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