Los canales correspondientes en Cuba

Fernando Ravsberg

HAVANA TIMES, Jan. 27 — Como si se tratara de una ley de tránsito veneciana, en Cuba las críticas políticas deben circular siempre por “los canales correspondientes”, de lo contrario pueden ser tomadas como malintencionadas e incluso contrarrevolucionarias.

Eso sí, canales no faltan, desde los Comités de Defensa de la Revolución, la rendición de cuentas del delegado, las reuniones del Partido y la Juventud, de la Federación de Mujeres, de los sindicatos, de la asociación de estudiantes, asambleas de producción, etc.

Todos los cubanos tienen por lo menos un “canal correspondiente” a través del cual opinar sobre los temas más diversos. Las cosas se complican cuando la critica hay que hacerla a través del funcionario criticado o de algún amigo suyo.

Y es difícil porque los canales siempre terminan uniéndose. En un centro de trabajo, por ejemplo, da igual usar el canal partidario, el sindical o el administrativo, porque al final todos terminan tomando café en la dirección de la empresa.

Una cofradía cerrada de complicidad

Tengo una amiga, profesional, que planteó sin avisar una crítica muy sencilla en una asamblea de producción del centro de trabajo. Su jefe inmediato y el líder sindical la recriminaron, “fíjate como nos has dejado frente al director”.

Es que todos ellos -directivos, sindicalistas y militantes- al final terminan siendo una cofradía y “solidarizándose” unos con otros porque si de algo están claros es de que “una mano lava la otra y las dos la cara”.

Así, aunque haya más canales que en Ámsterdam, el problema es que quien los controla, termina siendo dueño absoluto del tráfico de ideas, con la posibilidad de permitir la circulación de las que estime conveniente.

Un amigo me dice que el robo del pollo en su barrio será crónico porque hablar con el delegado del Poder Popular solo sirve para que regañe al carnicero y este después “nos corte el agua y la luz” por chivatones (delatores).

Le pregunté por qué no lo denunciaban a la policía, si a alguien le roban parece lo más lógico. Sin embargo, no es así, el “canal correspondiente” es otro y a nadie se les ocurre usar uno diferente, aunque este sea institucional.

Es que la vida en Cuba es más política que legal. Un buen ejemplo de ello es que durante 17 años se prohibió la entrada de los cubanos a los hoteles, sin que nadie acudiera a los tribunales a denunciar esa violación de la Constitución de la República.

Lo que pretende Raúl Castro

Raúl Castro quiere cambiar este orden de cosas y propone tres pasos: institucionalizar el país, dar poder a los municipios y reorientar a los militantes del PCC a tareas político-ideológicas, dejando las actividades del gobierno y la administración.

La idea es revolucionaria en una sociedad que funciona de forma vertical. Nunca desde que llegué a Cuba vi una iniciativa horizontal de las organizaciones de masas, ni siquiera para una simple limpieza barrial, una fiesta o un mitin en favor de la Revolución.

Todo viene orientado desde “arriba”, a tal grado que la prensa cubana es capaz de predecir con 2 días de antelación y con total exactitud la cifra de cubanos que desfilará un 1 de Mayo.

Si vamos a cualquier pueblito probablemente nos encontraremos con que los dirigentes municipales son graduados universitarios y hasta poseen algún master. Sin embargo, tienen muy poco poder operativo real.

Necesitan el visto bueno si quieren firmar un acuerdo con municipios de otros países, para enviar una delegación al extranjero para abrir una cuenta en un banco cubano. ¡Hasta para recibir una donación necesitan permiso de arriba!.

Las instituciones no cumplen su rol

Las instituciones no cumplen su rol. El parlamento no interpeló al ministro de Salud el pasado año cuando murieron los enfermos mentales. Pero los diputados no son los únicos responsables, tampoco los ciudadanos exigieron que lo hicieran.

Es más, los familiares de las victimas pasaron 12 meses sin recibir explicaciones y ninguno de los que hablé había realizado demanda judicial alguna contra los responsables del hospital psiquiátrico, institución que debía protegerlos.

Es evidentemente que los “canales correspondientes” no funcionaron mientras les robaban la comida a los enfermos. A lo mejor es hora de activar los “canales institucionales”, los de toda la vida: la policía, los tribunales, la fiscalía, la Contraloría, los municipios, el Parlamento, etc, etc.

La Constitución da a los cubanos el derecho a acudir a esas instituciones en busca de soluciones a sus problemas y obliga a estas a dar respuesta satisfactoria a la ciudadanía. Paradójicamente son los disidentes quienes más utilizan estos espacios legales.

Y Cuba, igual que otros países, puede lograr institucionalizarse, pero para eso necesita sumar la voluntad del liderazgo político, la independencia de las instituciones y la determinación ciudadana de defender los derechos que les otorga la ley.

Publicado con la autorización de BBC Mundo