Vilma Núñez: El grito de Alvarito Conrado no se va a callar
Presidenta del Cenidh llama a los nicaragüenses a no dejar solas a las madres de abril y demás víctimas de la represión orteguista
HAVANA TIMES – La muerte de Álvaro Conrado Avendaño, papá de Álvaro Conrado Dávila —asesinado en las protestas cívicas de 2018—, ha impactado emocionalmente a Vilma Núñez, presidenta del Cenidh, quien considera que el opositor falleció bajo “una tortura permanente”, por la falta de justicia en el caso de la ejecución de su hijo de 15 años.
Para la fundadora y presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), el recuerdo de Conrado Avendaño será “un elemento más de lucha” en la demanda por justicia, verdad, justicia, reparación y no repetición, que es impulsada por la Asociación Madres de Abril (AMA), institución que era presidida por Conrado.
En una entrevista en el programa Esta Semana, Núñez destaca que la represión y hostigamiento del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, no podrá detener la demanda de justicia. “A las madres, estoy segura, que no las van a silenciar, a los familiares no los van a silenciar (…) Una madre jámas va a estar tranquila, mientras sepa que el asesinato de su hijo quede en impunidad. Ese grito de Alvarito (Conrado) jamás se va a callar”.
La defensora de derechos humanos habla también sobre el silencio de jerarquía de la Iglesia católica ante el encarcelamiento de once sacerdotes, entre ellos, monseñor Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa.
El fallecimiento de don Álvaro Conrado este viernes, cuatro años y nueve meses después del asesinato de su hijo Alvarito Conrado en abril de 2018, ¿cómo ve usted esta tragedia como defensora de derechos humanos?
Ha sido un golpe emocional muy fuerte porque se te unen una serie de elementos y situaciones. Es una persona que muere, prácticamente, bajo tortura permanente, por la falta de justicia y otros hostigamientos, que han sido víctimas los familiares (de los asesinados en abril).
Es un elemento más de lucha. (Álvaro Conrado) encabezaba la más emblemática de las organizaciones, que todavía seguimos impulsando y que no nos vamos a cansar y que debemos seguir luchando. Se te revuelven todos esos sentimientos, y es verdaderamente grave.
Además de don Álvaro han fallecido otros dos padres y madres de asesinados en 2018, sin ver justicia; don Ángel Gaona, en 2021, y doña Josefa Narváez, madre de Wendel Narváez, en 2022, ¿cuánto puede tardar la justicia bajo una dictadura como Nicaragua?
No es para bajarle la magnitud de la tragedia y de la crueldad que se vive aquí, pero estas luchas en toda la historia y en todas partes del mundo han sido bien largas. La lucha que han librado, por ejemplo, las Madres de la Plaza de Mayo (en Argentina) sigue y empezó esto en 1976; ya ven el caso de (José Efraín) Río Montt (en Guatemala), fueron treinta y tantos años de lucha de organizaciones de derechos humanos que al fin dieron justicia, y muchas veces no ven justicia en su propio país.
La muerte de don Ángel y la señora Narváez tiene que hacernos pensar en que tenemos que prepararnos emocionalmente para luchar por largo tiempo. En la lucha por los derechos humanos, las soluciones no se dan en un día, lamentablemente.
Algunos de los familiares de las víctimas se han visto obligados a refugiarse, unos en Costa Rica, en Estados Unidos, en Europa, incluso la madre de Alvarito Conrado, doña Lizeth Dávila, se encuentra refugiada en Suiza, ¿quién protege a los familiares de las víctimas en Nicaragua?
Por suerte, para decirlo de alguna manera, existe el asilo, el refugio, países democráticos que acogen y, de alguna manera, pueden tener allí a las personas y buscar como proporcionarles los medios de supervivencia, los medios para que sigan luchando.
Una de las demandas es, precisamente, verdad, justicia, reparación y no repetición. Los Estados represores y estas dictaduras crueles son los que tienen la obligación de reparar económicamente. Sin embargo, el daño que le causa a un familiar, el asesinato de un ser querido, es irreparable.
Silencio de la jerarquía de la Iglesia católica
El Cenidh ha reclamado a la jerarquía de la Iglesia católica y al Vaticano, por su silencio ante la persecución contra monseñor Rolando Álvarez y otros religiosos que están siendo condenados en juicios políticos fabricados, ¿puede el régimen silenciar el reclamo de verdad y justicia de las víctimas, de los familiares de las víctimas de la represión?
No, creo que esta es la lucha más genuina, más auténtica y más persistente, podrán definitivamente detener momentáneamente las movilizaciones, podrán hacer cualquier cosa al extremo del ejemplo que me estás mencionando que es completamente inexplicable.
Aprovecho para reiterarle a la alta jerarquía que tiene que manifestar cuál es su posición, tiene que contribuir, precisamente, a que esa represión en contra de la Iglesia, en contra de monseñor Álvarez, en contra de todos los sacerdotes que están presos y perseguidos no continúe. Que con su silencio no los lleve a ser de alguna manera cómplices, dura la palabra, pero sí, el silencio definitivamente a eso conduce.
A las madres, estoy segura, que no las van a silenciar, a los familiares no los van a silenciar. Creo que ese es el reto que tenemos las organizaciones de derechos humanos, los defensores de derechos humanos, la sociedad en general, seguir acompañando esas luchas de las madres, no hacerse oídos sordos, no verla pasar y decir: “ya se le olvido, o ya está tranquila”. No, considero que una madre jámas va a estar tranquila, mientras sepa que el asesinato de su hijo quede en impunidad. Ese grito de Alvarito (Conrado) jamás se va a callar.
La Asociación Madres de Abril, que presidía don Álvaro Conrado, ha dicho que van a seguir demandando, verdad y justicia, pero qué pasa con el resto de la sociedad que tiene miedo, ¿esta es una causa que recae exclusivamente en los familiares de las víctimas de la represión o si le concierne a toda la sociedad?
Esta es una lucha de todos y todas, en el sentido más amplio de la palabra. No puede ser que un hecho tan cruel y perverso como es el asesinato de un inocente, de una inocente, sea objeto de reclamo únicamente de su pariente cercano, de su madre en primera instancia. Esta es una responsabilidad y un deber que nos corresponde a todos los nicaragüenses, que queremos una Nicaragua libre, que queremos que no siga muriendo nuestra juventud, que queremos que no sigan hostigando y haciendo más dolorosa la vida a los ancianos, a las personas que definitivamente están viviendo sus últimos días, todos tienen el derecho a vivir tranquilos. Esta lucha la debemos de impulsar todos.
No dejemos solas a las madres con su dolor. Quiero, no ilusamente, dar un mensaje de esperanza, es verdad que nadie quiere arriesgarse a una malmatada en la calle, a un hostigamiento en su casa, a que le destruyan las cosas o se las roben, pero definitivamente no bajemos nuestra decisión, no bajemos nuestro pensamiento y busquemos cómo seguir impulsando y trasladar ese sentimiento de lucha, que creo que mantenemos vivo.
Comisión de Derechos Humanos de la ONU
¿Qué expectativa tiene sobre la incidencia que puede tener, en las instancias internacionales, la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, que en marzo próximo presentará su informe?
Muchas organizaciones, sobre todo a nivel nacional, hemos estado en permanente relación con los expertos o con los técnicos que están recopilando toda la información que va a contener este informe, que esperamos sea contundente. Este informe se presenta con qué objeto, no solamente con una situación más, sino con que el Consejo de Derechos Humanos prorrogue el mandato (de la Comisión), que estamos pensando que sea por dos años más.
Ya teniendo información más recopilada y verificada puedan rendir un informe que mueva al Consejo de Derechos Humanos (de la ONU) a las posibilidades de impulsar una solución al problema de Nicaragua, acciones más concretas.
En el ámbito internacional siempre estamos pensando que ya nos están dejando de lado, que ya salimos de la agenda, pero la verdad es que las instancias de Naciones Unidas —el Consejo y la oficina del Alta Comisionada— y todas las instancias del Sistema Interamericano — la Comisión y la Corte Interamericana— han puesto frente a la barbarie, frente a la dictadura de Nicaragua, todas las instrumentos de que dispone el sistema.
Esta comisión tiene el mandato de identificar las responsabilidades individuales en la cadena de mando de la represión, ¿tiene capacidad de llegar a ese nivel de identificación cuando no ha tenido la oportunidad de entrar a Nicaragua?
El que entró fue el GIEI y después también entró al principio la Oficina de la Alta Comisionada, pero este grupo de expertos, como instancia organizada, no tuvo la oportunidad de entrar. Desde que se iba a crear, el Gobierno (de Ortega y Murillo) la rechazó, la desconoció y dijo que jamás los iba a dejar entrar, que jamás iba a reconocer tu trabajo. Por eso es que muchas instancias nos hemos abocado a tratar de cumplir ese vacío, por la falta de presencia, por la falta de respuesta, por la falta de atención del Gobierno a los requerimientos del grupo. Ellos podrán contar con mayores elementos para hacer todas las recomendaciones.