Venezuela: una democracia tensionada

Entrevista por Armando Chaguaceda

Leonardo Bracamonte y Armando Chaguaceda.

HAVANA TIMES, 10 julio — Leonardo Bracamonte es un académico y militante (de larga data) de la izquierda venezolana, que se desempeña como Coordinador de Estrategia del prestigioso Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg).  Juntos organizamos varias actividades en mi reciente estancia en Venezuela, entre ellas sendas conferencias en el CELARG y la Escuela de Historia de la Universidad Central de Venezuela (UCV).

Mesurado y reflexivo, Leonardo contrasta con las simplezas y el oportunismo de algunos que se hacen llamar “intelectuales de la Revolución Bolivariana.” pues cree que la crítica y el compromiso no pueden sino ir de la mano.  Hoy compartimos sus opiniones en HT.

HT: Este 2011 se cumplen doce años de la asunción de la presidencia de Venezuela por Hugo Rafael Chavez Frías, con un discurso preñado de promesas refundacionales.  ¿Cuáles son a su juicio las causas que explican el ascenso y mantenimiento en el poder de dicha figura por más de una década?

LEONARDO BRACAMONTE: Esa pregunta es pertinente.  Y quiero detenerme en tu afirmación adicional….  “discurso preñado de promesas refundacionales.” En realidad, los tres candidatos que más se mostraban favorecidos por el apoyo popular, la reina de belleza Irene Sáez, el señor Henrique Salas Romer, y claro, también Hugo Chavez, producían discursos “preñados de promesas refundacionales.”

Hay que aclarar algo para que tengas una idea sobre el escenario en que se desarrolló la campaña de diciembre de 1998.  Existía, creo que ese es el dato más fuerte, un completo desamparo institucional.  Los partidos dominantes, AD y COPEI,  y en realidad, la misma figura del partido político, mostraban un profundo rechazo popular.  Ese rechazo, está de más decirlo, no era tanto el producto de alguna campaña perversa.   Los recurrentes errores acumulados, y la falta de voluntad de asumir la responsabilidad, terminó por afectarlos de manera irremediable.

Sobre Venezuela se ha construido una opinión, elaborada desde los propios espacios académicos dentro y fuera del país, según la cual la democracia en Venezuela era un sistema modelo para el continente.  Con partidos fuertes e institucionalizados, lideres centristas, que habían olvidado sus empeños voluntaristas e ideológicos, y una actitud de apertura hacia terceras fuerzas e individualidades que estuvieran dispuestos a dejar los extremos.

Esta percepción empezó a venirse abajo en 1989, cuando Carlos Andrés Pérez implemento un radical programa de ajustes, propicio levantamientos populares, el Estado reprimió con exceso a las poblaciones alzadas, luego presenciamos dos golpes de estado, la salida del poder a través de formas legales de Carlos Andrés Pérez, una desestabilización permanente, protestas populares, crisis general, en los años noventa llegaba al poder Rafael Caldera, quien no pertenecía a ninguno de los partidos del establecimiento, aunque en los años cuarentas fue uno de los principales fundadores de COPEI.

Calle de Caracas. Foto: Caridad

En Venezuela, en realidad, los partidos siempre estuvieron, al menos durante el régimen de Punto Fijo, muy cerca del Estado.  Estaban estrechamente involucrados.  De modo que cuando los partidos perdieron el favor popular, también a las instituciones les ocurrió lo mismo.  Probablemente, dentro del conjunto de la sociedad venezolana, fue sorprendente ver a sus partidos hegemónicos, que siempre habían sido partidarios de la intervención en la economía, y en parte llevaron a cabo esos principios, trocarse relativamente rápido en neoliberales.  El único candidato que se planteó como anti-neoliberal en la campaña de 1998, fue Hugo Chavez.

Pero el punto a que quiero llamar la atención es aquel según el cual, en 1998, había una grave crisis institucional.  El Estado no podía vehiculizar ya las demandas populares.  Y la sociedad asistía a un descalabro en la economía que ya llevaba más de quince años.  En aquellas circunstancias, los discursos fueron todos muy centrados en salidas prontas.  Bueno, creo que en parte siempre han sido así, recuerda que tenemos un estado petrolero, capaz de hacer, de la noche a la mañana, grandes cosas.

De igual modo, todos esos candidatos eran también personalistas, recuerda la debilidad de los partidos, de las instituciones, de la política, esto ofrece salidas comprensibles al fortalecimiento de líderes fuertes y carismáticos.   Sólo que Chavez tenía un manejo del discurso, vinculando el presente con el pasado de independencia, llamando la atención del pueblo sobre sus fuerzas, el carácter heroico de su pasado.  Y llamó, como propuesta concreta para encarar la crisis, a una Asamblea Nacional Constituyente.

Luego, habría que hablar del desempeño del gobierno, de la oposición, y del escenario internacional.  Estos factores pueden explicar la permanencia de Chavez en el poder.  No creo que nadie pueda dudar de que el gobierno bolivariano efectivamente haya hecho esfuerzos por dotar a los sectores populares de políticas que lo benefician.  Esto, a pesar de los errores.  La oposición, en realidad, sacó conclusiones apresuradas.  Sostuvo que el proyecto chavista era la continuación del castrismo comunismo, y calificativos de ese tipo.

Con esas condiciones creadas por la oposición, se lanzaron a los planes insurreccionales, dejaron la política, y se estrellaron muchas veces.  Ahora es que, a partir del 2006, hay esfuerzos por confrontar políticamente al chavismo, y han tenido algunos buenos resultados.  También las campañas internacionales (EEUU) han tenido resultados diversos, pero dotaron al proceso de un sentido antiimperialista.

En estos años, independientemente de lo que pueda ocurrir en el 2012, se ha visto la formación de una nueva institucionalidad, se ha avanzado notablemente en empoderar a los sectores populares, la caída económica se detuvo hasta 2009, el gobierno ha dado muestras, en tiempos preelectorales, de aperturas con algunos sectores vistos como de oposición; sectores del movimiento estudiantil, profesores universitarios.

Uno de los cerros. Foto: Caridad

Internacionalmente, el gobierno se ha visto sin mucho protagonismo, más bien se han saldado alianzas Santos-Chavez, que eran impensables hasta hace poco.  Hay todo un esfuerzo, luego de los resultados de las últimas elecciones parlamentarias, de trasladarse hasta un centro que incluso ha generado varias molestias entre los sectores más partidarios en poner a prueba una especie de aceleración hacia el socialismo.

El gobierno está haciendo grandes esfuerzos por tratar de atraer a los sectores de la población que han dejado de votar por el chavismo.  Creo que Chavez ha mantenido, sin embargo, una poderosa vinculación afectiva con los sectores populares.  Que no es ya sólo vinculación afectiva, los programas sociales, y la experiencia de participación y organización política, ha dotado a la gente más humilde de un sentido para su vida.

HT: ¿En qué medida la actual gestión de Gobierno corresponde a las críticas y expectativas que la población venezolana tenía respecto a la llamada IV Republica (1958-1998)?

LEONARDO BRACAMONTE: No se puede tomar el periodo 1958-1998, como si fuera una línea recta, que mostró un solo proyecto, sin sobre-saltos.  Hay que afirmar aquí que las orientaciones fundamentales del modelo político de Punto Fijo,  se basaban en la intervención de la economía, partidos que en su momento incluso fueron de masas, y esfuerzos que se materializaron relativamente, por distribuir la renta petrolera.  La debilidad de un modelo fundado en la economía de extracción mineral, hizo que las elites de los partidos hegemónicos entre la década de los ochentas y noventas, giraran sus políticas hacia formas con contenidos neoliberales.  Sin embargo, estas nuevas reorientaciones no se hicieron sin resistencias desde los propios partidos.

En 1999, las expectativas populares iban por reclamos hacia más participación política, más igualdad, castigo a la corrupción,  más acompañamiento entre el pueblo y los liderazgos.  Lo que ocurre es que de pronto las aspiraciones populares han cambiado, y también las orientaciones, el contenido de las políticas del gobierno.  Digamos que, hay sectores en el chavismo, un número nada desdeñable, que en verdad quiere organizar la sociedad a través de formas distintas a las que está organizada.  Además, hay sectores populares que se han constituido, al calor de la polarización, como antiimperialistas.  Digamos que hay porciones de la sociedad que se han politizado y tienes más aspiraciones ideológicas y políticas.

Si uno examina el proceso a lo largo de los años, se muestra un proyecto cuyo contenido se ha concretado con el tiempo.  Sin embargo han surgido nuevas contradicciones, la mentalidad y la cultura vertical de Chavez y de las principales figuras del chavismo que ocupan altos cargos en el Estado, han colisionado con unas prácticas de participación y organización popular fortalecida en estos años.

Leonardo Bracamonte (c).

Los movimientos sociales se han mostrado en desacuerdo con algunas decisiones, como la entrega del jefe de la agencia de noticias Anncol, acusado por el gobierno de Colombia por ser miembro de las Farc-EP.

Este es un episodio que ha creado un precedente grave, y un distanciamiento que en todo caso ya se venía produciendo entre los sectores que dirigen el Estado, y parte de los movimientos populares organizados.

Este movimiento del gobierno por moderarse, hace parte de todo un esfuerzo del gobierno venezolano que ha trastocado la política interna y la política internacional.  También la izquierda internacional ha mostrado molestias con relación a algunas conductas del gobierno.

HT: Ideología bolivariana, socialismo del siglo XXI, populismo militarista y autoritario son términos utilizados indistintamente para definir al régimen y proceso venezolanos.  ¿Cuáles serían los elementos centrales que caracterizan el proyecto político que llega a Miraflores en 1999 y qué continuidades o contradicciones posee respecto a los gobiernos demo liberales de la región y a su propia evolución histórica?

LEONARDO BRACAMONTE: Es, hasta ahora, la pregunta más difícil.  Más allá de lo que afirman algunos autores, creo que hay una búsqueda de un modelo de sociedad que está aún en proceso de definiciones.  Esto no lo veo como un defecto.  El socialismo que se constituyó como modelo, el socialismo de economía estatal, partido único, burocratización de la vida, etc, constituye un modelo superado.

La pérdida del referendo por la reforma de la constitución, implicó, entre otras cosas positivas, que ya Chavez no cuenta con el monopolio sobre lo que debe ser y no debe ser socialismo.  Se trata de un debate que se escenifica en Venezuela todos los días, y desde distintas perspectivas.  En Venezuela, en general, hay respeto por la libertad de expresión.

Con todo y la saludable ambigüedad del socialismo venezolano, es claro que se ha venido modificando la propiedad de la tierra, la actividad económica fundamental y estratégica del país está en manos del Estado, las formas de participación social y política se han ampliado, la sociedad está más organizada en movimientos sociales diversos, (también la oposición).

Aunque seguimos siendo una sociedad dependiente de la economía petrolera.  Lo específico del sistema político que se edifica, es la amplia participación política (existen mecanismos institucionales que se ejercen), el creciente control del Estado de la economía, la puesta en práctica de formas de propiedad distintas a la estatal y a la privada, la ampliación de derechos sociales, un enorme liderazgo presidencial que a veces contraviene las formas de participación, una preocupación desde el poder por transformar los esquemas de pensamiento “tradicionales.” etc.

HT: El venidero 2012 tendremos elecciones presidenciales, donde la oposición tratará de alcanzar la Primera Magistratura de la nación y el Presidente reelegirse en el poder para continuar con su proceso de cambios.  ¿Cómo vislumbras los escenarios de cara a dichos comicios y qué consecuencias se generarían a partir del triunfo de ambas tendencias? ¿Habrá espacio para una tercera opción que reduzca la polarización vigente e incluya al enorme sector de los llamados Ni-Ni?

LEONARDO BRACAMONTE: Aun la dinámica social y política está fuertemente polarizada.  Un espacio para una tercera fuerza con expresión electoral es difícil que pueda desarrollarse en estas condiciones.  Sin embargo, otras alternativas han venido creándose socialmente, pero sin expresión electoral.  Los sectores populares, los movimientos sociales, son expresión de alternativas no sólo políticas, sino sistémicas.

Foto: Caridad

Uno de los legados que podría dejar el chavismo, es haber contribuido a formar una sociedad más organizada, y también, la persistencia de unos grupos más a la izquierda del chavismo.  Y claro, el espejismo que se había creado, según el cual somos una sociedad distinta al resto de Latinoamérica, ahora está bastante cuestionada.

Muchos académicos en los años de cierta estabilidad política, llegaron a pensar que el sistema político en Venezuela representaba un modelo para nuestro continente.  Que éramos “más iguales” que el resto de nuestras sociedades latinoamericanas.  Estas ideas tuvieron sin duda proyección social, y existió por un momento la creencia en una especie de “sueño venezolano.” Los años recientes de la Venezuela bolivariana, polarizada, enfrentada, dividida socialmente, ha golpeado esa versión de un país excepcional.

Hay desgaste por los años de gobierno.  Hay saboteos frecuentes de parte de los sectores de oposición y probablemente con participación de fuerzas provenientes de otros gobiernos.  Hay ineficiencias grandes, soberbia dentro de la nomenclatura chavista, frente a los cuestionamientos que surgen de la sociedad y del propio chavismo.  Hay una gestión que ha producido resultados, en áreas sociales, culturales, hay un sentido de dignidad que se expresa en la defensa de la nación frente a las amenazas externas.  Hay democracia, con grandes tensiones.

Hasta ahora el gobierno mantiene una lógica en sus procedimientos puramente electoral.  Esto ha generado que se olviden, en algunos casos, varios principios éticos que como tú sabes, son caros al imaginario de izquierdas.  Las elecciones, en todo caso, serán bastante reñidas.  Aun la oposición no tiene un discurso que logre equipararse con la fuerza mesiánica del discurso chavista.  Son demasiado liberales aun.