Leonardo, otro cubano que subsiste 

Por Laura Gómez

HAVANA TIMES – En Cuba el deterioro físico y sicológico ha ido en aumento. La lucha por sobrevivir se ha convertido en un problema social acumulativo. A esta profunda crisis de inflación disparada, escasez de alimentos y de combustibles, una gran parte de la población ha llegado con un nivel de vida ya precario. Leonardo, de 40 años, es uno de esas personas que no tiene descanso.

HT:  Se dice que en Cuba se puede vivir sin trabajar ¿es cierto?

Leonardo Prado: No lo creo, por lo menos en mi caso nunca he dejado de hacerlo. Es la única manera de resistir. Trabajo de ayudante en un establecimiento que pertenece a Transporte. Allí tengo que hacer de todo: limpiar el piso, chapear la hierba de los alrededores, llenar los tanques de agua del baño y la cocina y todo lo que aparezca. Antes traían almuerzo para los choferes y empleados, eso me sostenía durante las horas que estaba, inclusive cuando quedaba algo lo llevaba para la casa y hasta lo compartía con los perritos callejeros que deambulan por aquí.

¿Aparte de ese trabajo tienes otro?

LP: Si, la vida del cubano es dura, por lo menos del cubano de a pie. Pienso que me he convertido en un animal. Lo mismo chapeo los patios de los vecinos, hago mandados y últimamente estoy llevando las balitas de gas como mensajero clandestino. Son trabajos que pagan poco, ya 500 pesos no es mucho, pero es algo para poder llevar a la casa. Estas labores las hago cuando tengo la posibilidad, no siempre me avisan, hay muchos como yo que se buscan la vida con un machete en mano y hasta han construido una chapeadora para no deteriorarse tanto bajo el sol. El carrito para trasladar las balitas de gas se me rompió y tengo que llevarlas en el hombro. No puedo darme el lujo de rechazar una oportunidad, después no cuentan conmigo. Todo se ha puesto difícil, incluso cuando he estado enfermo no dejo de trabajar.

¿Con quién vives?

LP: Vivo con mi madre y mi hermana. La chequera de mi madre es de solo 1528 pesos al mes y mi hermana nunca ha podido trabajar, padece de esquizofrenia y la mayoría de las veces está en crisis. Por ellas es que trato de no perder las fuerzas y de sobrellevar la situación cuando algo en el apartamento se rompe. Vivir cerca de la costa tiene su lado malo, se han deteriorado mucho las puertas y las ventanas de madera. Mientras más tiempo pase más problemas caerán sobre nosotros y sin soluciones. Como nadie va a ayudarnos trato de cuando viene algún mal tiempo colocar tablas en las ventanas y asegurar la puerta con alambres. Por eso vivo el día a día, si pienso en el futuro me vuelvo loco.

¿Has pensando en buscar otra oportunidad de trabajar, por ejemplo en un negocio privado?

LP: Claro que sí, ojalá se me diera, pero he bajado mucho de peso y he perdido hasta los dientes, tampoco tengo ropa adecuada ni zapatos para ir bien vestido a esos lugares. La gente se fija mucho en eso. Además, no me considero una persona inteligente, tengo mis problemitas, en la escuela era muy lento, pero sí creo que he adquirido una inteligencia callejera. La misma situación me ha llevado a conocer quién es un estafador y quién quiere burlarse de mí. Cerca de aquí hay una mipyme y veo a los empleados afeitados, con ropas nuevas y un aspecto agradable. Sería una buena opción, mejoraría económicamente, aunque tenga que trabajar hasta de madrugada. Tengo un vecino que me comentó que gana 4000 pesos a la semana y que muchas veces no le alcanza para vivir. Y entonces pensé en los que sobreviven con una chequera como mi madre y los 2200 pesos que me pagan en el trabajo.

¿Tienes familia en el extranjero?

LP: No, quizás si la tuviera viviríamos un poco mejor. Solo somos nosotros y mi sobrino, que decidió irse a vivir con una mujer. Viene muy poco por aquí. Cuando mi familia ya no exista quizás pueda ir a conocer otros lugares. Veo por la televisión el desarrollo de muchos países de otros continentes y creo que nos merecemos algo parecido, aun cuando digan que allá hay que trabajar muy duro, pero se ve el fruto, por lo menos hay alimentos, que es una de las necesidades del ser humano. Hace unos meses una vecina vino de Estados Unidos y me regaló 3000 pesos cubanos y comencé a llorar. No sabía como agradecerle ese gesto y le dije que cualquier mensajería que le hiciera falta contara conmigo. No tengo otra cosa que ofrecer que mi trabajo y mi buena voluntad.

¿Qué haces los fines de semana?

Para mí todos los días son iguales y no estoy exagerando. Los sábados ayudo a un vecino a vender bolsas de pan y galletas, y los domingos limpio el local donde hay una peluquería. No salgo a divertirme, eso es imposible en estos tiempos, tampoco he pensando en buscar pareja. ¿A dónde la voy a llevar? Los precios están cada vez más elevados, por eso prefiero quedarme solo. Mi única diversión es ver en las noches las novelas y las películas en el televisor.

¿Piensas que el cubano de a pie, como tú, merece una vida mejor?

LP: Claro que sí. Cuando miro una foto mía de 2019 no me reconozco y de verdad que me entristece. ¡Cómo me he deteriorado tanto en tan poco tiempo! Y no solo yo, también los vecinos, las escuelas, los centros deportivos, las calles, los edificios. Cuando pienso en la solución de mi problema no la veo y eso me da pánico. Mi familia merece ser feliz, alimentarse, gozar de un buen café, no temer que se acabe el arroz y el picadillo. Es muy triste que la vida se te vaya en esto. Hace unos años no vivíamos bien, porque siempre ha entrado poco dinero en mi casa, pero nada comparado con esta situación de ahora. Actualmente, la sobra de unos, llenas de gusanos, es comida para otros en los escombros de la basura. Hay más personas dementes y viviendo en la calle, aquí cerca de mi casa hay viejitos abandonados que me parten el corazón, pero no tengo qué darles, lo poco que tengo lo reparto con mi familia. El que no tenga mecanismos para sobrevivir no creo que pueda soportar esta situación sin enfermarse.

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