Costear los spike

Yenisel Rodríguez

Todo tipo de zapato deportivo son vendidos a un alto precio en pesos convertibles.

En los últimos juegos del equipo de Industriales, uno de los que representa a la capital en la serie nacional de baseball, reconocí a uno que fuera mi cuñado hace algunos años.

Entraba como pitcher relevista en un juego dónde Industriales perdía. No le fue nada bien, pero a mi me lleno de alegría verlo cumplir su sueño de pertenecer al equipo azul de la capital.

Verlo en el juego me hizo recordar las anécdotas que me contaba su hermana sobre lo difícil que se le hacía a la familia costear la formación beisbolística del muchacho.

-Mi padrastro tiene que comprarle un par de spike todos los años. Cada par le cuesta cerca de 60 dólares. Con todo mi hermano llega a finales de temporada con los zapatos ripiados.

-Pero al final se los pueden comprar- recuerdo que le respondía.

Ella comprendía la observación. Lo sé porque a los pocos días de hacerle el señalamiento me contaba sobre las carencias que afectaban a otros compañeros de su hermano. Su familia es de clase media, lo cual ella sabía de alguna manera, por eso comenzó a interesarse sobre las dificultades de otros deportistas de familias en desventaja.

Los comentarios comenzaron siendo aislados para luego imbuirme en un mar de informaciones muy reveladoras de las desigualdades sociales en Cuba.

Conocí sobre un muchacho de Holguín con gran talento que no tenía ropa para viajar a la selectiva que se desarrollaría en la capital con vista a un torneo internacional. Por una colecta realizada voluntariamente entre los padres de sus compañeros holguineros logró a realizar el viaje.

Se destacó en la selectiva, por lo que fue seleccionado para viajar a la copa que se celebraría en Canadá. Nuevamente el niño vio frustradas sus esperanzas, no tenía como afrontar materialmente dicho viaje. Sin embargo nuevamente una colecta entre los padres de algunos de sus compañeros. Talento, solidaridad y suerte confluyeron a un mismo tiempo para que las desventajas económicas no fueran determinantes en ese momento.

No obstante, dónde se encuentra el peloterito holguinero en la actualidad. Con calidad y con la necesidad de talentos que tiene el equipo del Holguín, no creo que sea falta de oportunidades la razón de su ausencia. Tampoco es posible que su talento haya desaparecido de la noche a la mañana. Lo que sucede es que las ayudas solidarias no podían llevarlo hasta el equipo provincial de adultos.

Hacerse pelotero exige grandes sacrificios económicos para las familias de los muchachos cubanos. Sólo unas pocas de estas familias logran respaldar económicamente más de 10 años de formación deportiva de alto rendimiento. El talento ya no es suficiente para llegar a ser un buen pelotero.

Tonito, mi excuñado, ha podido aderezar su talento y su empeño con los recursos de que dispone su padre. Su amiguito quizás lo observe sentado en casa con algo de envidia, recordando ese difícil momento en el que su madre no pudo continuar costeando sus uniformes, y donde la voluntad solidaria de los amigos cercanos pasó de ser una contribución materia real para terminar siendo un voluntarismo irrealizable.

Siempre que observo equipos de pequeños peloteros entrenando en espacios públicos, recuerdo lo costoso que es asegurar un uniforme completo. Más de una vez me he fijado en los zapatos y en los guantes de los peloteritos. Inmediatamente se hacen visibles las diferencias.

Spikes de 120 dólares, de 60 dólares como los de mi excuñado, y algunos que parecen copias chinas supereconómicas. Pero siempre veo uno que otro muchacho que se diferencia enormemente de la mayoría, que está fuera de contexto. Sus zapatos no son los requeridos y su guante se encuentra más que remendado.

Me pregunto si su destino será semejante al del holguinerito. Por eso siempre fijo bien su rostro con la ingenua esperanza de poder reconocerlo en los equipos provinciales de la liga estelar cubana. Me aferro quizás a la esperanza de que los uniformes integrales y de buena calidad no sean en definitiva un criterio absoluto de promoción deportiva en el béisbol.

Yenisel Rodriguez

Yenisel Rodriguez Perez: He vivido siempre en Cuba, con la excepción de varios meses del 2013 cuando estuve con mi padre en Miami. A pesar de las noventa millas que separan a una ciudad de otra, en ambos sitios encuentro motivos profundos para asumir una militancia política y popular. Mi encuentro con la Antropología Sociocultural hace 8 años atrás, me ha alistado en el compromiso de amor a la diversidad cultural.

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