Fotografía documental cubana
Yanelys Nuñez Leyva
HAVANA TIMES, 30 abr — Como parte del Examen Estatal que estoy realizando para culminar la licenciatura en Historia del Arte, he tenido que aproximarme a la obra de muchos fotógrafos documentales cubanos que actúan en la contemporaneidad, aunque sus inicios se remonten a las décadas de 1980 y/o 1990.
Luego de realizar un breve bosquejo sobre el asunto me he podido percatar de la poca difusión que esta manifestación presenta dentro de la escena artística cubana, por lo menos si de acercamientos críticos se habla.
Las revistas especializadas mantienen casi en penumbras el devenir y desarrollo de una fotografía documental de indudables valores socioculturales.
Nombres como Pedro Abascal, Raúl Cañibano, Gonzo Gonzalez, Cristóbal Herrera, Lissette Solórzano, Humberto Mayol, entre otros, han construido parte importante de nuestra memoria histórica apoyándose en el lente de sus cámaras.
Sus fotografías buscan mostrar desde el lado más humano, instantes de una cotidianeidad social que se muestra problemática, intensa, polémica.
El hombre, centro de atención de estos artistas, aflora en sus más variados matices.
Hay en sus imágenes profundas metáforas que reflejan los sueños, las tradiciones y la idiosincrasia de un pueblo lacerado por persistentes infortunios.
Los agudos retratos fotográficos de Alejandro Gonzalez realizados en la playa Mi Cayito en el 2008 – espacio de reunión gay en Cuba – o las sugestivas imágenes de los devotos de San Lazaro captadas por Cañibano (2003-…); son algunos de los tantos ejemplos que dan fe del compromiso de estos realizadores con su contexto y con sus contemporáneos.
Aunque la fotografía nunca sea una copia mimética de la realidad, por estar altamente condicionada por su realizador, siempre hay en ella una dosis de veracidad que no se pierde por completo.
De ahí su valor para una nación como documento de una época.
La fotografía documental cubana a pesar de los múltiples derroteros que constantemente debe atravesar, por la recurrente carencia de recursos materiales, viene demostrando desde hace mucho tiempo su enorme importancia para la cultura cubana.
Sirva este pequeño texto como homenaje a ella.
Vaya, si la tradicion no data ni medianamente de los 90, tirate una sambullida a la historia de la fotografía en el continente y verás que aproximadamente aterrizó en los mismos años en Cuba y México, países que muestran datos de haber sido los primeros en desarrollar algunas técnicas traídas de Francia al continente por ahi de 1839-40 , de ahí bien pudo haberse desparramado para el resto de Latinoamérica, y eso fue un gran avance, aunque con los gringos esa vaina ya estaba enraizada del todo para entonces. Claro que la importancia de esta actividad hoy día pierde sentido y hasta validez dada la vulgaridad en la que se ha caído. Que ese invento de lo digital ha traído una popularización es verdad, y a la vez supondría una economización de los medios fotográficos pero en detrimento de la importancia y relevancia de la imagen y del carácter artístico que supone el proceso químico. Vaya, que contigo concuerdo en lo último, que se haga un reconocimiento real y a la medida de los grandes fotógrafos que ha dado Cuba… que ha dado Latinoamérica entera al mundo… y de los que exiliados llegaron de aquél lado del Atlántico a estos lares para retratar con una visión nueva lo de acá.