¿De que democracia estamos hablando?
Veronica Fernandez
Durante estos días he participado en la reunión nacional de comunicadores que se realiza, cada año, auspiciada por el Ministerio de Cultura de Cuba. Esta actividad se hace muy necesaria, dado que participan todos los colegas de las instituciones, empresas, organismos y centros del país.
En la misma se nos actualiza de los disímiles temas que tienen que ver con la esfera, además del intercambio de criterios dados por los participantes de las provincias.
Es un espacio de aporte, de debate y reflexión ante políticas de estrategias comunicacionales que difieren de conceptos arcaicos y conservadores de directivos que aún no han sido capaces de valorar a las personas que laboramos en esta área.
Muchos planteamientos que se realizaron eran repetitivos de ocasiones anteriores y pensé que ya se habían solucionado, pero desgraciadamente, el mal no se aparta del camino, pues en entidades de carácter nacional, al trabajo del comunicador no se le tiene en cuenta y sigue siendo subvalorado.
Por otra parte, existen jefes que nos presionan porque piensan que solamente a través de la televisión es donde se pueden dar a conocer las actividades, no les importan los demás medios como la radio, la prensa escrita y menos, la digital.
Asimismo, exigen la realización de spots televisivos para promocionar cualquier tipo de actividad sin importarle las implicaciones que esto conlleva de gastos innecesarios y en ocasiones, dirigido a un público que no puede participar de la misma, ya sea porque es un evento local o por tener determinadas restricciones para su participación.
Es evidente que en estos eventos, además de polémicas, hay enseñanzas. Se siguen arrastrando situaciones a las que no se les ha dado respuesta y se siguen permitiendo líneas de trabajo por los jefes inmediatos que obstaculizan el desarrollo profesional de los comunicadores de las instituciones.
No existe una acertada selección de lo que se quiere promocionar y a qué público va dirigido. Y lo peor, es que se continúan permitiendo estas cuestiones, por mucho que se difiera y se analice.
Raúl Castro, en múltiples ocasiones, ha llamado a que tenemos que cambiar nuestra mentalidad, nuestra forma de pensar y actuar porque son tiempos en que no nos podemos permitir continuar cometiendo errores.
Y ahora, yo me pregunto: Si es tan difícil cambiar la mente de un directivo para promocionar las actividades a través de los medios masivos de comunicación, entonces, ¿cómo será posible el cambio para las cuestiones del sector económico, la salud, la educación, la gastronomía y otros sectores que inciden directamente en el desarrollo de nuestra sociedad?
De esta manera es totalmente desacertado lograr cambios o al menos, la esperanza de cambios mientras se vislumbren situaciones como esta, jefes de mentalidades estrechas y empecinados en que la palabra de ellos es la que vale y no son capaces de escuchar a verdaderos profesionales con experiencia y resultados de trabajo.
Entonces, ¿de que democracia estamos hablando si cuando intentamos enfrentarlos podemos caer en la lista negra de la no idoneidad?
Veronica lo mas facil es no cambiarle la mente al directivo y al senor presidente Raul
Sino cambiarlos a todos juntos por personas con las ideas correctas.
siiii «cambiar» mentes!,saludos!
coño julio no me des cuero acere; cuáles son las ideas correctas?
Luismi,
Esa es la pregunta mas facil que he visto en este foro. Claro que las ideas correctas para cada uno de nosotros es la que cada uno de nosotros tiene por si mismo.
Eso implica democracia. Vez que era sencillo :-)
Es cierto!!