Una operación delicada

Alfredo Fernandez Rodriguez

El Hospital Miguel Enriquez de la Habana.  Photo: Caridad
El Hospital Miguel Enriquez de la Habana. Photo: Caridad

María del Carmen, que ha trabajado desde hace casi 20 años en un almacén del ministerio de educación, en algún que otro momento ha tenido que alzarse con un peso superior a lo que le permiten sus fuerzas, trayéndole esto fatales consecuencias para su columna: una hernia discal y una espina bífida, que además de producirle un horrible dolor de espalda, también encorvan su físico haciéndole aparentar una edad mayor a la que realmente responde.

El equipo médico del hospital habanero “General Calixto García Iñiguez” es sencillamente el ideal para resolver tan delicado problema, médicos expertos en este tipo de cirugía en una mañana cualquiera dejaran a María del Carmen totalmente fuera de peligro, sin cobrar absolutamente nada por tan delicada operación.

Son las 12 m del miércoles 30 de septiembre y el doctor a cargo de la intervención quirúrgica de María del Carmen le ha comunicado que mañana jueves a primera hora será operada junto a otros pacientes.

Automáticamente sus nervios se disparan, tal cual es normal en cualquiera que vaya a entrar a un salón de cirugía por los riesgos que siempre corre la vida en estos espacios.  A esto si le sumáramos la sempiterna ayuna del día anterior a cada operación, más dos inyecciones imprescindibles, tendremos un cuadro preparatorio bastante tenso de la paciente, así la mujer de 40 años se levantó y en ayunas y se dirigió al salón de operaciones.

Transcurrido cierto tiempo sucedió lo increíble cuando sus familiares y los acompañantes de los otros enfermos que comparten la misma sala la vieron entrar por sus propios pies en las mismas condiciones que había partido. ¡No me digan nada,  el anestesista no vino!  Esa fue la primera expresión de la mujer.

El anestesista con su ausencia no solo afectaba a María del Carmen, sino también a su familia que se  había preparado a fin de afrontar el problema que siempre conlleva un recién operado en Cuba, pues su tía y prima infructuosamente habían pedido un día de sus vacaciones para cuidarla.

María del Carmen continúo.  Dicen que seguro mañana me operan.  La preparación se repitió  por otro día, así la María entró al salón con casi dos días de ayuno y con cuatro inyecciones de preparación las cuales le provocaron un profundo sueño.

De nuevo se le vio entrar a su sala de ingreso por sus propios pies tal cual había partido en la mañana.

Al entrar expresó.

– Operaron al primero, pero cuando me tocaba el médico dijo que no podía intervenirme, pues el aire acondicionado del salón no alcanzaba para la mía. Continuó: Dicen que lo harán el lunes sin falta.

Estas palabras se le oyeron a María del Carmen de nuevo, ante una sala completa de personas perplejas que no atinaban a entender lo que pasaba con tan delicada operación.

El lunes se cumplió la palabra de los médicos y exitosamente se realizó la operación, terminado así el “vía Crucis” de María del Carmen. Y como dice Reinaldo Taladrid el presentador de programas de la televisión cubana: Saque usted sus propias conclusiones.