Cubans varados en el mismo punto
Por Safie M. González

HAVANA TIMES – Una frase muy típica, que acostumbramos a decir los cubanos ante determinadas situaciones es: “Por eso estamos como estamos”, que viene a ser algo así como: estamos estancados, no avanzamos.
Esta frase se ha hecho popular. Y es que ante situaciones tan normales como trámites, compras, ya sea vía online o física, siempre aparece una traba que entorpece cualquier gestión.
Las colas son un tema recurrente desde hace varios meses, debido a la pandemia. Todo cubano ha hecho un máster en colas kilométricas, bajo el sol y con interminables horas de estancia para comprar cualquier producto.
Por lo mismo, distamos mucho aún de una gestión organizada y complaciente. Por cuestiones de salud, últimamente no he hecho colas, pero, hace algunos días, mi vecina me llama al celular bien temprano en la mañana y me dice que en una tienda próxima a mi casa había entrado pollo. Así que, no lo pensé dos veces y partí a hacer mi respectiva cola.

Llegué poco antes de las 8 am, y ya había justo 100 personas. Escanearon mi Carnet de identidad (que es lo que se estila hacer en las tiendas en estos tiempos de COVID).
A las 9 am, se supone, debe abrir el mercado, pero el reloj seguía avanzando y las puertas seguían cerradas. Escucho las quejas y me dirijo al compañero de Seguridad para preguntar la razón de la demora, a lo que él contesta que “el almacenero no había llegado”. Como era de suponer, las protestas no se hicieron esperar.
Había gente desde muy temprano esperando. A ratos llovía, y no había donde guarecerse. Parecíamos perros callejeros en espera de un hueso.
El malestar de los 300 usuarios que ya había era mucho. Y la frase se repetía de boca en boca: “Por eso estamos como estamos”. ¿Cómo es posible que un solo trabajador tenga la llave del almacén? ¿Cómo es posible que esa persona no llegue a tiempo a su puesto para sacar la mercancía tan esperada?
Cuando el susodicho llegó, comenzaron a pesar la mercancía, para luego venderla. Al final, la tienda abrió casi a las 11 de la mañana, y finalmente pude comprar un paquete de pollo casi a la una de la tarde.
Situaciones como esta se dan con bastante frecuencia en nuestro país. Se han perdido valores. La disciplina y el sentido del deber están anuladas. Actuando así, no puede haber desarrollo. Por eso, estamos y seguiremos varados en el mismo punto.