Sequía extrema en Cuba, mucha gente ni se entera

Rosa Martínez

HAVANA TIMES — El 22 de marzo el mundo entero debió celebrar el Día del Agua, pero con un planeta cada vez más seco y con un medio ambiente extremadamente destruido, la mayoría pensará que no hay mucho que vitorear.

Cuba, por su lado, llegó a esta fecha sufriendo una las sequías más intensas de los últimos 100 años, con afectaciones serias en más del 80 por ciento de la población.  De los  168 municipios que existen en el país, 141 están afectados, 53 declarados en sequedad extrema.

El Estado ha implementado medidas a lo largo y ancho del archipiélago para paliar la difícil situación que, aunque no es nueva, pues durante los tres últimos años se ha mantenido casi igual, cada vez es peor.

Entre las maniobras gubernamentales están la construcción de una desalinizadora en la provincia de Santiago de Cuba, con planes futuros para otras; estrategias en la distribución del líquido en todas las ciudades y poblados; perforación de pozos de infiltración para evitar que se dañen la tierra y los cultivos; reparación y construcción de nuevas redes hidráulicas, como en el sur de la ciudad de Guantánamo, entre otras, pero parece que nada de eso resolverá la crisis  a corto plazo.

Aunque todavía se pierden miles de litros por salideros que se mantienen en las obsoletas redes de distribución nacional,  la población está llamada a ahorrar al máximo.

La realidad es que a pesar de que se ha hablado mucho del tema en los medios de comunicación, y es evidente la sequedad de la tierra, el estado deplorable de los embalses (Ciego de Ávila y Santi Spíritus con la situación más crítica) todavía muchas personas no son conscientes de la gravedad del asunto.

En Guantánamo, por ejemplo, los ciclos de distribución se mantienen todavía cada 3 o 4 días, pero en Santiago de Cuba, es cada 15 y en algunos lugares  cada 20. Aquí mucha gente deja pilas derramando agua potable innecesariamente o tienen salideros en las viviendas que no se preocupan por sellar, sin mencionar cómo se desperdicia dentro de los hogares.

Hay que seguir llamando a la conciencia, pues por lo menos en Guantánamo hay quienes creen que las lluvias de los últimos días son el presagio de buenos tiempos por llegar.

Ojalá los buenos augurios sean ciertos, pero  mientras eso llega hay que cuidar la poca agua que tenemos, porque somos un archipiélago rodeado de mar, pero esa no sirve para beber ni para uso doméstivo, tampoco para regar los cultivos, y aunque la tecnología de la desalinización ya comienza a dar sus primeros pasos en Cuba, todavía falta mucho para que sea puesta en práctica, sin mencionar que somos un país muy pobre y siempre estamos atrás con la mayoría de los avances tecnológicos.

El Estado cubano está llamado a aceptar la ayuda financiera que han ofrecido varios socios internacionales e invertir en la construcción de nuevas redes hidráulicas para evitar salideros, así como nuevos canales y embalses para la acumulación y distribución del preciado líquido, porque cada vez son más evidentes los desastres que están por llegar debido al cambio climático que hemos provocado nosotros mismos: la especie humana.

Nosotros, por ahora, no nos queda más remedio que ahorrar y ahorrar.