La Era del Plástico en Cuba

¿No intimida su uso o se desconoce el riesgo de su reciclar?

Regina Cano

HAVANA TIMES — El plástico no fue creado en esta Isla, pero en ella el plástico es uno de esos productos indispensables para vivir, como en muchos otros países pobres del mundo.

Supongo que coincidirán conmigo en lo importante que ha sido para nuestra civilización el descubrimiento del plástico –supuestos útiles que suplen todo-, y también los daños que conlleva su uso, como han develado el fruto de muchas investigaciones. Aunque hasta donde conozco las propuestas de cómo desecharlos o re utilizarlos no resuelven totalmente los problemas que provocan, porque no desaparecen.

Y gentes, el reuso del plástico en este país ha tenido diferentes momentos, pero según recuerdo –y ustedes dirán que somos reiterativos- llegó a su punto protagónico en el llamado Período de Crisis, siendo un remedio para asuntos domésticos y aún ahora, en ocasiones, sigue aportando soluciones sobre la experiencia que esta práctica nos ha dejado, así como se instala el mal hábito en quien no dispone de muchos recursos.

Y realmente, se convirtió en un sucedáneo a mano para socorrernos por las carencias, siendo su utilización muy variada:

-Una de las más comunes es el uso de botellas plásticas (polipropileno) –llamados pepinos o balas- en la conservación o traslado de líquidos para ingestión mediata e inmediata como refrescos, jugos, agua, yogurt, leche, batidos, prú oriental (bebida fermentada) y rones. Además, en la conservación de vinagres, vino seco, pasta de tomates, de ajo y cebollas o para almacenar grasa de cerdo en su estado más líquido. También así se reenvasan químicos para la limpieza doméstica y corporal, y la menos usual es la preservación de cereales crudos o gramíneas del ataque de insectos o ácaros.

-Otra de ellas, pero más sorprendente -para algunos normal-, ha sido el uso de jabas de nylon (polietileno) sustituyendo la ausencia de tapes para proteger los empates de cables eléctricos o para lograr mejor sujeción en las juntas viejas de ollas de presión y cafeteras, e incluso para asegurar algún salidero en redes hidráulicas en el interior de las viviendas.

Para los cubanos estos dos tipos de plásticos son tan y hasta más preciados que los envases destinados para muchos de estos usos que son vendidos en las tiendas y pienso que comprenderán este actuar, pues obviamente su precio es en Pesos Convertibles (CUC) a un costo que no parece equiparar su valor real.

Aunque los ahora cuentapropistas han vendido por años sustitutos de estos recipientes, algunos se caracterizan por ser antihigiénicos y de corta vida, pues sus variadas aleaciones -derretidos y vueltos a armar- terminan siendo mezclas dudosas que a veces se deshilachan sin poder uno afirmar si las tragó o no.

En los días de playa, no faltan los líquidos envasados en pepinos o en los viajes diarios por la ciudad, porque algunas personas llevan agua para beber por tanto calor y previendo las epidemias que el verano desata.

También en ellos se almacenan lo mismo alimentos fríos, que calientes, pero se acostumbra más a congelar y descongelar, momento este –según me cuentan- en el que desprenden mejor sus toxinas.

De igual manera te pueden vender una mercancía en un envase que fue lo mismo usado en líquidos que ya tuvieron emulsión o fermentación -que erosionaron el envase- en una cadena interminable.

Siendo usados y vueltos a usar hasta que ya no dan más, los plásticos no intimidan a la gente por aquí, pues la inconsciencia del peligroso impacto sobre la salud gana por más, que el riesgo que estos representan.

Y gentes, es el perenne sin fin de la pobreza, que me justifica a parafrasear una canción del grupo “Porno para Ricardo”: “…A mí no me gusta el plástico, pero, yo le gusto a él compañero”*, lo que supone que aquí seguiremos conviviendo y siendo víctimas del envenenamiento por los plásticos, de los que el drama nacional no nos salva y que más bien lo seguirá favoreciendo.

Regina Cano

Regina Cano:Nací y he vivido durante toda mi vida en La Habana, Cuba, la isla de la que no he salido aún y a la cual amo. Vine a esta realidad un 9 de Septiembre. Mis padres escogieron mi nombre por superstición, pero mi madre me crió fuera de la religión que profesaba su familia. Estudié Contabilidad y Finanzas en La Universidad de La Habana, profesión que no desempeño por ahora y que decidí cambiar por hacer artesanías, algo de cerámica y estudiar un poco sobre pintura e Inglés. Ah! Sobre la foto; me identifico con los preceptos Rastafari, pero no soy una de ellos, solo tengo este gorro que uso de vez en cuando, pero les aseguro que no tenía una foto mejor.

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7 thoughts on “La Era del Plástico en Cuba

  • Lo del plástico es horrible. Recientemente he leído que u grupo de investigadores descubrió como hacer plástico a partir de camarones!!!! Como si sobraran los camarones y escaseara el plástico

  • Yo no soporto el plástico sobre todo, si es en recipientes para beber o comer. Aquí venden unos platos y vasos plásticos que son una belleza, hay que reconocerlo, y que imitan muy bien el cristal y la loza o la porcelana. No obstante eso, yo acostumbro a beber solo en cristal, y no tengo un solo vaso plástico para uso diario., porque el plástico guarda los olores a la larga; y eso no me gusta. Los únicos vasos plásticos que tengo son unos vasos largos para cerveza que solo uso en la playa. Hasta los envases para guardar alimentos en el refrigerador los tengo de cristal.

  • Jaja,…querida Regina, me has hecho revivir en la memoria la era cubana del plástico…¡en los pies!….Corría 1969 cuando a alguien en Cuba se le ocurrió que la escasez crónica de calzado de piel se resolvería con zapatos ¡plásticos! Y así comenzó la Odisea de los “Kikos plásticos” (se les dio ese nombre por una marca homónima de peines que entonces se usaban en Cuba). Primero los distribuían a mujeres trabajadoras, a razón de un par al año, o algo así. Nunca olvidaré que el día que le llegó su par de sandalitas plásticas a mi maestra de sexto grado, los alumnos casi convertimos la ocasión en una efeméride. Luego los vendieron por los cupones de la libreta de productos industriales y, finalmente, quedaron liberados en las tiendas y devinieron calzado oficial de los becados en las Escuelas en el Campo e instituciones educativas especializadas como la Vocacional Lenin.

    Aquellos instrumentos de tortura en los pies hicieron época, sobre todo en medio del verano insular, cuando dejaban la piel saturada de hoyitos y rebosantes de sudor. Eran veraderos microondas cuando nadie soñaba con esos aparatos.

    Pero mira lo que es la vida. Hoy el calzado de plástico está de moda en medio mundo, gracias a los Crocs.

    Bueno, allá el que no conozca los kikos. Conmigo que no cuenten…

  • En mi escuela había una loma de Kikos plásticos, y cuando alguien decía que no tenía zapatos para ir al campo lo mandaban a escoger allí.

  • Jaja…ése era el castigo….

    Cuando estuve becado en los 70 en el Instituto apareció una orden de que no se podía ir a clases “con tenis”, so pena de recibir un reporte, que se supone que iba al expediente. Yo tenía un par de los que por entonces se utilizaban para ir al campo y decidí arriesgarme con ellos. Pero la “inspectora” me sorprendió a la entrada del aula y me preguntó si yo no estaba al tanto de la nueva ordenanza. “Sí,” le respondí “pero es que yo no uso tenis”. “Ah, ¿no?, y esos que son?” “Zapatos textiles”, le dije. Y ahí mismo escribió: “Reporte por no saber qué son los tenis”. En algún documento por ahí debe andar registrada mi ignorancia de entonces…

  • Recuerdo que en mi escuela nos percatamos que los kikos eran bien calientes y en lugar de usarlos para las clases usábamos las botas de ir al campo que eran de piel y los kikos para ir al campo pero enseguida se rompían . Y con el calor eran insoportables. Esta es una de las peores decisiones que alguna vez se tomó en la larga lista de malas decisiones

  • Regina, gracias por usar el término santacruceño “bala” ;)

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