Homenaje a José Martí o a Pastorita Núñez

Regina Cano

HAVANA TIMES — Los pasajeros, mayoría adultos, miraban por la venanilla de la guagua a los niños (pioneros*) vestidos con sus uniformes de primaria que avanzaban hacia la Rotonda -vial por el que se accede al reparto Camilo Cienfuegos o Habana del Este, como más bien se le conoce -llevando flores a un busto de José Martí, emplazado en el lugar.

Pues me encontraba en el P 11, transporte urbano habitual para mí, los pasajeros miraban por las ventanillas -sin expresión aparente-, cómo estos pequeños eran conducidos, en esa disposición de hacer presencia obligada por la memoria que la escuela les deja de quien fue un gran pensador cubano.

Yo sí tenía dudas sobre a quién homenajeaban, pues justo en esa Rotonda, se esparciron hace unos años los restos de quien fue en vida Pastora Núñez. Pastorita, como la recuerdan las personas más antiguas en esta localidad, es considerada benefactora de Habana del Este.

Y aunque ella, dentro de la estructura desplegada al triunfo de la Revolución cubana, presidió el Instituto de la Vivienda y, por lo tanto, hizo la distribución de muchos de los apartamentos que conforman el reparto Camilo Cienfuegos -pues ya estaba construido, al parecer en su totalidad-, personas del lugar la mencionan y consideran como la mano dadora de ese beneficio, tanto como se le reconoce en otros espacios habitacionales de la capital.

Me refieren que fue una ferviente Martiana y aunque por muchos años no se le mencionó, casi al final de su vida alguien le dedicó un audiovisual que fue televisado en Cuba, filmado desde el asilo para ancianos Santovenia -uno de los mejores en La Habana-, donde pasó sus últimos años.

Es más, me relata un habitante de ese barrio, que cuentan que al intentar cambiar el busto de Martí ubicado en la Rotonda, por el de Lenin (Vladimir Ilich Lenin, personalidad rusa muy venerada en aquellos años), ella se opuso, expresando que ”si intentaban hacer el cambio les caía a tiros”.

En el momento de su fallecimiento, dicha Rotonda recibió un gran beneficio, pues fue remozada a todo esplendor, mientras algunas personalidades la visitaban y hacían guardia de honor.

Hace unos días fue el 28 de enero, un día marcado en Cuba por el recordatorio al natalicio de José Martí, y ya ustedes saben o sabrán por las redes sociales la algarabía que se arma en el país: los niños son llevados por sus maestros a los lugares donde se encuentran los bustos de Martí, que además están emplazados en variados y disímiles espacios por toda la Isla. Todos llevan flores y hasta pequeñas bandas de música, integradas por pioneros que esparcen sus sonidos, mientras por los micrófonos se dice lo necesario y no, a propósito de Martí.

Pero gentes, espero que en el futuro, cuando se vaya a homenajear a José Martí en esa Rotonda que da la bienvenida a quien entra a Habana del Este en cuatro ruedas, alguien recuerde que ahora allí –y desde hace algunos años- se encuentra, por un lado, un símbolo vacío como en todos los bustos de Martí esparcidos por la nación cubana y, por el otro, el espacio fundamentado por las cenizas de Pastorita Núñez, cuyo espíritu -según dirán algunos- debe estar rondando y tal vez no tan contento con el equívoco.

Nota: Se llaman “Pioneros” a los niños que asisten a la escuela primaria y secundaria en Cuba, quienes usan uniforme.