De reportajes y desayunos con milordo

Foto: Juan Suárez

Por Pedro Pablo Morejón

HAVANA TIMES – Por estos días vi un pequeño reportaje de ADN, uno de los medios digitales independientes que informa sobre la situación en Cuba.

Uno de sus periodistas abordaba a cubanos en la calle. Después de introducirlos en que el desayuno es considerado la comida más importante del día, les hacía la pregunta: ¿Qué desayunaste hoy? La mayoría respondió sin temor ni pudor.

Las respuestas, no por predecibles, dejan de resultar reveladoras. Casi todos admitieron que nada. Otros un pan, algunos pan y agua con azúcar, o café. Muy pocos respondieron que leche u otra cosa.

Por lo general explicaban que no había nada de comer, que todo estaba escaso y demasiado caro para el bolsillo, que solo aquellos que reciben remesas pueden, que tenían que renunciar a desayunar porque era la única manera de garantizar que sus hijos tuviesen algo que llevarse al estómago antes de ir a la escuela.

A mí me dolía el corazón, pero un caso me produjo una mezcla de compasión y desprecio. Un señor, jubilado del MININT (Ministerio del Interior), admitió que a pesar de no haber desayunado seguía apoyando a la Revolución.

Si es bochornoso que algunos sinvergüenzas defiendan un sistema totalitario solo por migajas o privilegios, todavía lo es más ver a personas creyendo en algo que los tiene así, en las peores condiciones. 

Al terminar el reportaje me miré y me sentí privilegiado, porque a pesar de ser pobre siempre tengo para desayunar, a veces leche en polvo que consigo gracias a una amiga, a veces otra cosa. Tampoco he tenido que preocuparme por mi pequeña hija, porque le traen la leche del campo.

Entonces me dirigí al pasado, a esa época aciaga del servicio militar obligatorio, coincidente con lo que se ha denominado “Período Especial”.

Estaba en una granja agropecuaria militar y trabajábamos de sol a sol como unos esclavos. Un horario de 7:30 am a 7:30 PM, casi 12 horas con un descanso de una para el almuerzo. ¿Desayuno? Agua con azúcar. Y no quiero detenerme para escribir sobre la bazofia a la que llamaban almuerzo y comida.

Éramos un grupo de jovencitos escuálidos, que apenas teníamos fuerzas para levantar el azadón.

El agua con azúcar prieta se cotizaba como oro bajo la marca comercial “milordo”.

En Cuba, todos los de mi generación saben lo que es el milordo, y entre ellos nadie mejor que los presos, los soldados y los estudiantes de las famosas escuelas al campo.

Presumo que los jovencitos de ahora estén enterados, aunque el azúcar prieta está más escasa que nunca, al menos en Pinar del Río ya se cotiza a 30 pesos la libra.

Lo asombroso de todo radica en que un país otrora llamado la azucarera del mundo ha pasado con los años a convertirse en otro que la tiene que importar. Ni siquiera la exigua canasta que el Estado mal provee a través de una libreta de racionamiento garantiza la demanda de azúcar por la población.

Supongo que la ración de pan malo que venden por esa libreta y algo de agua con azúcar sea el primer alimento de muchos antes de emprender el día, pero ni siquiera de todos, como nos muestra el reportaje.

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Pedro Morejón

Soy un hombre que lucha por sus metas, que asume las consecuencias de sus actos, que no se detiene ante los obstáculos. Podría decir que la adversidad siempre ha sido una compañera inseparable, nunca he tenido nada fácil, pero en algún sentido ha beneficiado mi carácter. Valoro aquello que está en desuso, como la honestidad, la justicia, el honor. Durante mucho tiempo estuve atado a ideas y falsos paradigmas que me sofocaban, pero poco a poco logré liberarme y crecer por mí mismo. Hoy soy el que dicta mi moral, y defiendo mi libertad contra viento y marea. Y esa libertad también la construyo escribiendo, porque ser escritor me define.

One thought on “De reportajes y desayunos con milordo

  • No hay azúcar y tampoco habrá pan, la harina ha duplicado su precio en el mercado internacional, a partir de ahora importarán la mitad.

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