Saña de represores contra las mujeres en Cuba
Por Vicente Morín Aguado
HAVANA TIMES – Por lo general, los registros represivos de las dictaduras muestran menos víctimas, incluso un nivel más bajo de elevadas condenas para las mujeres. Las noticias de Cuba contradicen la anterior apreciación.
El pasado 18 de abril en la autopista La Habana-Matanzas, la doctora en ciencias filosóficas Alina Bárbara López Hernández, 58 años, fue detenida sin cargos o explicación alguna. Al preguntar el porqué de tal proceder ilegal, del cual ella tenía amargas experiencias previas, la respuesta fue proyectarla al pavimento con el empleo de artes marciales por parte de una mujer policía.
La propia profesora universitaria cuenta: «Yo soy una persona muy alta y me di un golpe muy fuerte. O sea, caí de espaldas, por un momento se me nubló la vista y sentí como un gusto a sangre en la garganta”.
Según ha contado la agredida, entre tres agentes la arrastraron y de manera violenta intentaron introducirla en la patrulla. En el forcejeo, desesperada, la intelectual se aferró a la charretera de la policía: «eso es uno de los elementos que dan ahora para el caso de atentado, porque le arranqué su insignia”.
Es decir, la víctima se ha convertido en criminal, fabricándole un cargo delictivo de atentado.
¿Por qué este salvaje proceder contra una mujer indefensa? Porque se trata de una persona apegada a la ley, educada en los buenos modales del claustro docente, cuyo actuar expresa públicamente un rechazo al despotismo.
El delito de atentado es uno de los más empleados por los represores, aplicó igualmente para Lizandra Góngora Espinosa, perseguida durante 18 días después de su participación en las multitudinarias manifestaciones del 11 de julio de 2021. Un Mayor del MININT se prestó para declarar, sin otra prueba que su propia palabra, que la joven madre de cinco hijos, 35 años al ser encarcelada, le había lanzado una piedra.
La actitud No violenta es contestada fabricando un delito violento. La No violencia molesta a los represores y debe ser desacreditada porque es un arma eficaz contra las dictaduras, sin importar si son de derechas o de izquierdas, como está probado por la historia contemporánea.
Lizandra fue condenada a 14 años por los delitos sumados de desorden público (Manifestarse en las calles), desacato (nombrar a un gobernante o institución de gobierno al protestar) y ya se ha dicho, atentado. Juzgada por un tribunal militar, la sentencia fue ratificada por la sala correspondiente del Tribunal Supremo.
Una foto de esta valiente mujer, militante de la organización opositora Partido Republicano de Cuba -ilegal porque el Estado desconoce a la oposición-, muestra su rostro ofendido, con la frase “No es No”, escrita en la palma de su mano derecha.
La vida de Lizandra corre grave peligro, recluida en una penitenciaría para presas comunes ubicada en la Isla de Pinos, de hecho ha sido deportada al viejo estilo de la Siberia zarista. Única convicta de conciencia en el lugar, padece sangramiento vaginal abundante, debido a un fibroma de inmediata operación.
El esposo, Ángel Delgado, nos cuenta que la llevaron de urgencia al hospital local, donde una doctora le advirtió: “no tenemos aquí un especialista, tampoco insumos para practicar la intervención. Además, hay mil 300 personas esperando igual que tú por una operación”.
Aplicar las prácticas médicas como forma represiva, agravando la salud del paciente, incluso hasta provocarle la muerte, es un tema del cual hay testimonios válidos a lo largo de estos 65 años de dictadura. Laura Pollán, líder fundadora de la organización Las Damas de Blanco, murió el 14 de octubre de 2011 en un hospital, bajo sospechoso diagnóstico, después de una agonía provocada por indebidos procedimientos médicos.
Laura era maestra. Las Damas de Blanco desfilaban por las calles con una flor entre las manos, exigiendo libertad para los presos políticos. Ahora ni siquiera les permiten ir el domingo a Misa. La flores parecen ser un arma letal para los dictadores.
Una última noticia ha conmovido a la opinión pública, se trata de la jovencita Mayelín Rodríguez Prado, 22 años, madre de una niña, condenada a 15 años de cárcel, acusada de “propaganda enemiga continuada” y “sedición”. Un juicio sumario, cual si el país se encontrara en estado de sitio, repartió en una jornada 134 años de encarcelamiento a 13 jóvenes, entre ellos había otra muchacha, que recibió ocho años de condena.
El ensañamiento contra la jovencita se explica porque grabó con su teléfono y publicó en Facebook las manifestaciones ocurridas en el barrio Pastelillo de la ciudad camagüeyana de Nuevitas, el 22 de agosto de 2022. El video contenía imágenes de la violencia policial, incluyendo el maltrato físico a tres menores de edad.
Los truenos en medio de la tormenta permiten suponer la condena que espera a la profesora universitaria Alina Bárbara Hernández, sobre todo porque ha declarado que “la Seguridad del Estado no puede decidir un día en mi vida”.
Según sus razones: “Hay que defender los pocos espacios que tenemos porque nos van a aplastar a todos. En Cuba no existe la menor posibilidad de diálogo social, el problema dejó de ser ideológico. No se trata de izquierda contra derecha, no se trata de conservadores contra liberales, capitalistas contra socialistas. Es un problema cívico».
Estando en Cuba no me alcanzó el valor ni siquiera para escribirlo, pero hace un buen tiempo me convencí que la vía violenta es el recurso más efectivo contra esa dictadura asesina y totalitaria. Con esos matones la lucha pacífica y el diálogo no son suficientes . De lo contrario habrá que esperar que un reformador valiente salga de las filas del PCC e inicie reformas hacia la democracia y eso no se vislumbra en el corto o mediano plazo.