Se necesita más valor para quedarse en Cuba que para irse

¿Alguien sabe lo que van a vender? Foto: Juan Suárez

Por Osmel Ramírez Álvarez

HAVANA TIMES – Vivir en Cuba es un calvario, ¡literalmente! Por donde quiera que miras es escasez y problemas, trabas y callejones sin salida. No hay nada fácil, todo es difícil y a veces imposible. El cerebro siempre a mil, generando estrés porque nada fluye de manera natural, todo es muy complicado.

Por ejemplo, nimiedades como que llevo una semana buscando un litro de aceite de cocina, dispuesto a pagar lo que pida el vendedor, y no lo consigo todavía. Y todo el mundo anda en lo mismo. Mi hija, que es un poco melindrosa, y para que se coma toda la comida solo es posible con frituras de plátano maduro, en estos días está a dieta forzosa. Ya imaginan.

Dicen que está entre 400 y 500 pesos el litro, por aquí. Y en la Habana oigo que entre 500 y 700 pesos*. Pero a las familias que tienen a alguien trabajando en tierras del ‘enemigo’, hay un comercio a domicilio ‘informal’ que acapara la poca oferta, pues desde fuera lo pagan a 10 dólares depositados fuera y con agentes aquí que lo distribuyen.

Mi carne preferida es la de cerdo, y desde fin de año no la he probado más. Ahora mismo no hay arroz en ningún lado y en este mes solo vendieron dos libras por persona, por la libreta, y el resto llegó después. Una señal de la escasez y la imposibilidad de venta fuera de la cuota. La gente está desesperada.

¿En qué creen que piensan, en cómo repetir el 11 de julio y caer presos por 15 años o en venderlo todo y emigrar por Nicaragua? La respuesta es obvia, aunque muchos desde fuera no lo comprendan ya, porque hayan dejado de entender a Cuba con objetividad. Basados en su nueva realidad, no en la de adentro, claro que no consiguen entender.

Mi madre, que tiene insuficiencia renal, por suerte casi dos años controlada, casi nunca tiene los medicamentos completos y eso me inquieta, por el peligro de una recaída irreversible. Y los que esporádicamente le conseguimos son resueltos, donados por amigos o comprados en el mercado subterráneo, porque en las farmacias es raro que saquen y que uno llegue a enterarse o alcanzar, aún más difícil.

En casa somos alérgicos y tenemos que sufrir corizas, moquera, ardor en los ojos e insomnios relacionados, en fin molestias terribles por largos periodos, porque no hay antihistamínicos. Un día alguien te resuelve o te vende un blíster, pero dura poco. En semejantes condiciones tener buena calidad de vida es una quimera.

Pasamos, como la mayoría por acá, la escabiosis complicada con estafilococos, casi siete meses del año pasado por falta de medicamentos. Y solo siete meses porque es el periodo que, con buena higiene, ella misma desaparece. Fue mucho sufrimiento, especialmente con los niños. Ahora anda otro brote resurgiendo y estamos en pánico. Cualquiera que te visita te deja en el asiento los huevos, te los pasa y para librarse no es fácil.

La lista de vicisitudes es inmensa: el cemento al precio tal que una bolsa de 43 kg se equipara a la pensión de un jubilado; para comprar un par de zapatos de mala calidad para un niño ir a la escuela, necesitas dos salarios mínimos; y así por el estilo. Mejor ni seguir contando.

Entiendo a los que emigran porque ¿cuántas veces he valorado separarme de las personas que amo y sacrificar ese tesoro, por aliviarles el día a día con remesas y compras de alimentos online? Hasta ahora he flaqueado, poniendo por encima de la economía el estar juntos, pero ni estoy seguro de si soy un héroe por ello o un tonto.

No quiero que nadie se centre en mi caso, es solo un ejemplo para explicar lo que digo. Diría que más de la mitad de las familias está peor que la mía y un porcentaje significativo la está pasando muchísimo más duro todavía, en la extrema miseria. Es lastimoso. Gente que ni siquiera comprenden lo que viven o qué cosa es verdad entre las diversas y contradictorias narrativas de su realidad.

Es fácil ‘hallarlo fácil’ para solucionarlo, simplemente láncense a las calles, como incitan desde fuera o desde dentro con un estado mental más arrojado por años de curtida lucha aquí dentro, pero el totalitarismo presiona y coacciona, y eso funciona. Considero que el que se mete en política debe hacerlo para comprender y tratar de ayudar, no para juzgar y calumniar. Es como veo la política.

Por eso comprendo la reacción espontánea de nuestro pueblo a emigrar en vez de luchar. Tal vez emigrar sea la forma más natural y espontánea de luchar contra el totalitarismo. Y el 11J, el 15N y las consecuencias que hubo para los que tuvieron el arrojo, terminaron de convencer.

Pero por suerte, también son parte de la solución. El valor del pueblo que salió a las calles y enfrentó el sistema tiene y tendrá un efecto positivo nada despreciable; las represalias con brutalidad policial y persecución judicial, más todavía; como también lo está teniendo y lo tendrá la migración masiva.

Desesperarse y culpar al pueblo es estéril, además de una muestra de mediocridad política. Es un hecho que los cambios sociales tienen que madurar en un proceso que puede ser más o menos, pero el momento fecundo de ruptura y reacomodo llega ineludiblemente, y esa es la esperanza de una Cuba Mejor. No está ya mismo o más cerca por la falta de esa madurez política de la oposición y cívica del pueblo, más que por la fortaleza del sistema. Pero ¡ojalá no tarde!

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*1 USD = 24 pesos al cambio oficial y 100 x 1 en la calle.  El salario mínimo en Cuba es de 2,100 pesos al mes.

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Osmel Ramirez

Soy de Mayarí, un pueblecito de Holguín. Nací el mismo día en que finalizó la guerra de Viet Nam, el 30 de abril de 1975. Un buen augurio, ya que me identifico como pacifista. Soy biólogo pero me apasionan la política, la historia y la filosofía política. Escribiendo sobre estos temas me inicié en las letras y llegué al periodismo, precisamente aquí en Havana Times. Me considero un socialista demócrata y mi única motivación comunicacional es tratar de ser útil al cambio positivo que Cuba necesita.

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One thought on “Se necesita más valor para quedarse en Cuba que para irse

  • Felicidades, su artículo en un futuro debe formar parte de los libros de textos. Usted no es un tonto por haberse quedado en Cuba, emigrar es duro, el termómetro de lo que pasa en Cuba es ver que tanta gente emigra o quiere emigrar, dispuestos a atravesar selvas para huir de ese infierno.

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