Edificios de nadie en mal estado

Osmel Almaguer

Edificios de Alamar

HAVANA TIMES — A doscientos metros de mi casa, en la zona once de Alamar, hay un grupo de edificios que, aunque de reciente terminación, ya claman por un arreglo urgente. Sin embargo, por cuestiones burocráticas, solo respuestas negativas han recibido las demandas de sus vecinos.

Los mayores problemas radican en los techos de los apartamentos, los que presentan, en la mayoría de los casos, filtraciones abundantes.

Según Dolores, ama de casa de cincuenta y siete años de edad cuyo departamento es uno de los más afectados (por encontrarse en el piso más alto), algunos vecinos han realizado gestiones en la Dirección Municipal de la Vivienda, pero allí fueron informados que se trata de un problema concerniente a las FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias), organismo que construyó ese grupo de edificios.

Pero el absurdo ha terminado de cebarse al acudir entonces a las FAR y recibir la negativa, debido a que la mayoría de los antiguos propietarios, militares efectivamente, permutaron dejando las viviendas a civiles. Ahora esos edificios no pertenecen a las FAR; por lo que no habrá quien los restaure. Quedan en terreno de nadie.

Tales obras de reparación resultan increíblemente caras para el cubano de a pié, por lo que la variante de reunir entre todos queda descartada.

Cabe la posibilidad de que los desperfectos de estos inmuebles hayan sido causados por la mala calidad de los materiales utilizados en las obras, ya que quienes los construyeron vendían a diario gran cantidad de dichos recursos (arena, cemento). Eso me consta.

Este tipo de malversación es usual en las construcciones “modernas” cubanas. Y se supone sean causadas por la escasez en la oferta de materiales de construcción al pueblo, que los compra por a esos mismos constructores, a su vez apurados por la falta de dinero.

El grupo de edificios a los que me refiero, fue construido en un solar situado por detrás del otrora atractivo mercado El Mirador que, triste en su estructura y en la oferta de productos, parece observarlo sin envidia. Para terminarlo se demoraron más de una década, que es el mismo tiempo transcurrido desde su edificación.

 

 

osmel

Osmel Almaguer: Hace poco solía identificarme como poeta, promotor cultural y estudiante universitario. Ahora que mis nociones sobre la poesía se han modificado un poco, que cambié de labor y que he culminado mis estudios ¿soy otra persona? Es usual acudir al status social en nuestras presentaciones, en lugar de buscar en nosotros mismos las características que nos hacen únicos y especiales. Que le temo a los arácnidos, que nunca he podido aprender a bailar, que me ponen nervioso las cosas más simples y me excitan los momentos cumbres, que soy perfeccionista, flemático pero impulsivo, infantil y anticuado, son pistas para llegar a quien verdaderamente soy.

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