Recordar es volver a sufrir

Nonardo Perea

La heladería Coppelia. Foto: Caridad

HAVANA TIMES — Hay cosas que aunque uno quisiera borrar de la memoria, son imposibles. Recuerdo que en el lejano año de 1988, apenas tenía quince años, la edad de la inocencia.

Para entonces, comenzaba a insertarme en el mundillo gay, que tenía gran fuerza en lo que yo llamaría el corazón de La Habana: El Vedado.

Como si fuese ayer, recuerdo que la heladería Coppelia cerraba sus puertas al público a las 2 de la madrugada, y que por entonces los helados tenían una calidad muy lejana a la de hoy día, pero no voy a referirme los helados, sino al ambiente que existía dentro del propio recinto, donde lo mismo se reunían homosexuales, frikis, roqueros e intelectuales, y cuanta gente extraña apareciese.

Luego de llegado el momento del cierre de la catedral del helado, muchos iban a la casa del té, o para el parque de G, a hacer tertulias, o buscar pareja para una noche, otros pernoctaban en el parque del Quijote, y así, todo tipo de personas escogía el sitio que más le convenía, sin ningún problema.

Éramos un grupito de amigos muy jóvenes, que por lo general nos escapábamos de casa para pasar parte de la noche, caminando rampa arriba, y rampa abajo, sin ninguna maldad.

Muchas veces nos divertíamos, y otras veces la pasábamos muy mal, porque con frecuencia la policía aparecía con camiones, y cargaba con todo el que en ese momento estuviese por los contornos.

Sin ton, ni son, te guardaban en un calabozo hasta que les diera la gana.

Alguna que otra vez fui victima de esas redadas donde una vez detenidos, los policías ofendían y golpeaban a los homosexuales como si fuesen animales, alguna vez presencié como les pasaban un pañito por la cara para ver si estaban maquillados.

Pobre de aquel que tuviese en la carita un poco de polvo, que enseguida te ganabas un tiempito guardado.

Conocí a muchos gay que comenzaban a incursionar en el travestismo, y no les fue nada bien por aquellos años, en la que todos nos la pasábamos corriendo de una punta a otra del vedado, tratando de evitar ser capturados, por nuestra policía revolucionaria, y brutal.

De esos tiempos antiguos, pero aún frescos en la memoria, tengo varias anécdotas que en otro post les haré saber, porque sin duda alguna, recordar a veces es doloroso, pero querámoslo o no, es volver a vivir.

Nonardo Perea

Nonardo Perea: Me defino como una persona observadora, me gusta escribir con sinceridad lo que pienso y vivo en carne propia. Para mí resulta un tanto difícil el dialogo, soy tímido y de pocas palabras, es por ello que considero que mi mejor medio de comunicación es la escritura. Vivo en Marianao y tengo 40 años.

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6 thoughts on “Recordar es volver a sufrir

  • ¿Y entonces?
    Ahora que Mariela les organiza las conguitas y que pueden tener locales seudogay ¿es mejor?

    Que triste conformarse con los cambios de fachada, que sí, dan respiro y algo es mejor que nada pero la esencia sigue siendo la misma. Ni el gay ni el hetero ni el trans, ni el glbtxyz ( como dijo alguien en un post anterior) se podrá considerar libre y pleno mientras continúe a vivir en una dictadura que le roba su derecho inalienable a ser como se es y punto.

    Y si se trata de recordar, imagina los recuerdos de los prisioneros de la UMAP, que sufrieron por culpa de esos dictadores a los que tantas veces defiendes.

    Y basta con el lloriqueo y la lamentadera constante, que ya es bastante con la “teatralidad” de la foto del perfil. Te aconsejo irte a un concierto de las “Krudas Cubensis” para que levantes el ánimo y la autoestima.

  • dhaniel:

    “Que sigan de rumba y cogiendo palos, que “sarna con gusto no pica”. Y a llorar al parque.

  • Y esos mismo a los que malltrataron humillaron golpearon hasta metieron en pricion por ser homesexuales ahora son los que sale a bailar conga con mariela … nada nada cada pueblo tiene lo que se merece

  • Ojo, Warhol, que los tiempos cambian. Si bien es cierto que la policía sigue acosando de un modo u otro a algunos homosexuales (ahora no a todos) y que tiene sofocados en particular a los travestis, no es menos cierto que se está disipando la época “romántica” de la comunidad gay (o LBGT, etc) en Cuba. ¿No estás al tanto de la vinculación cada vez más evidente entre “pingueros” y travestis con las pandillas que se reúnen en ciertas zonas de La Habana para robar e incluso asaltar a ciertos incautos? Y eso lo supe de boca de los propios involucrados…

  • Hay quién sufre tres veces y quién disfruta tres veces. Uno elige.

    Si quieres sufrir tres veces tienes que sufrir primero pensando en que vas a sufrir, después sufriendo cuando te toque y finalmente recordado lo que sufriste.

    Si quieres disfrutar tres veces tienes que disfrutar primero pensando en que vas a disfrutar, después disfrutando cuando te toque y finalmente recordado lo que disfrutaste.

    Cada cual elige su filosofía de vida.

    Pero quienes quieren sufrir mucho lo tienen fácil: pueden sufrir miles de veces. Solo tienen que recordar continuamente el sufrimiento.

    Por mi parte, dejadme disfrutar pensando en los maravillosos momentos que me tocaron vivir y en los que todavía no he vivido.

  • Fresa y Chocolate.

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